El regreso explosivo de Bigelow: veinte minutos al borde del desastre nuclear

El festival de Cine

La directora ganadora del Óscar presenta en Venecia House of Dynamite: “La amenaza atómica ha vuelto”

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Idris Elba, la directora Kathryn Bigelow, Rebecca Ferguson y Anthony Ramos en el photocall de A House of Dynamite, presentada en la 82ª edición del Festival de Cine de Venecia 

Scott A Garfitt / Ap-LaPresse

Vivimos en una habitación con dinamita en las paredes y ni siquiera sabemos de dónde viene la amenaza. La potente metáfora la utiliza el presidente de Estados Unidos (Idris Elba) —“la escuché en un pódcast”— y también le gustó a Kathryn Bigelow, la primera mujer en ganar un Óscar a la mejor dirección, por En tierra hostil en 2010. Ahora, tras ocho años de silencio, vuelve con un thriller político de alta tensión, House of Dynamite, en concurso en la Mostra de Venecia.

La película narra los veinte minutos que preceden al impacto en suelo estadounidense de un misil nuclear, detectado por los especialistas de la “situation room” de la Casa Blanca, bajo la coordinación de una joven oficial (Rebecca Ferguson), sin lograr detener su trayectoria. En poquísimo tiempo, las estructuras se ponen en marcha, decenas de expertos son convocados al trabajo, pero nadie consigue identificar al responsable de esta amenaza que, con cada segundo que pasa, se vuelve más concreta. La historia se cuenta desde tres puntos de vista distintos, cada uno con su propio episodio: los funcionarios, el jefe del Pentágono y el presidente de Estados Unidos.

Bigelow y su guionista Noah Oppenheim conducen al espectador con gran maestría al interior de esas salas. “Y le preguntamos: ¿tú qué harías en esa situación?”, explica ella, visiblemente satisfecha por la gran acogida de la prensa hacia su película. “Este es un problema global, el lugar en el que estamos con las armas nucleares. La esperanza, contra toda esperanza, es reducir los arsenales algún día. Pero, mientras tanto, realmente vivimos en una casa de dinamita. Mi respuesta es clara: los arsenales nucleares deben desaparecer. ¿Cómo puede ser la destrucción global un método de defensa?”. El tema, por desgracia, es de plena actualidad, con la nueva carrera armamentística. “Tras años en los que parecía que todo mejoraba, la amenaza ha vuelto —añade—, la situación es peligrosa. Cualquier ataque tendría consecuencias para todos, los países no viven en una burbuja”.

El presidente estadounidense del filme no es Donald Trump, sino al contrario un hombre sereno, moderado y responsable, un afroamericano del que no se conoce la biografía, pero sí que, antes de tomar una decisión fundamental, habla con su esposa, que se encuentra en un safari en África. Aun así, el país está en peligro, y con él todo el mundo.

El guionista Oppenheim explica por qué se evitó personalizar: “El tema de la película no es la geopolítica, lo que queríamos contar es un sistema en el que, al final, una sola persona decide”. También lo confirma Idris Elba: “No me inspiré en ningún presidente en particular”. La habitación hoy tiene más dinamita que nunca.

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