Hace tres años, el director francés Éric Besnard estrenaba Delicioso, una película donde narraba el origen del primer restaurante galo justo antes de la Revolución francesa. Una historia cuya continuación sigue ahora con La primera escuela, seleccionada a competición en el pasado BCN Film Fest, que premió las actuaciones de los protagonistas Alexandra Lamy y Grégory Gadebois. El filme sigue a Louise Violet (magnífica Lamy), una profesora de París que en 1889 es enviada a trabajar a la campiña francesa, en un lugar donde la vida cotidiana está ligada a las estaciones, la tierra y los cultivos y donde deberá convencer a los padres de los niños para que vayan a su escuela.
Pese a que el sistema educativo era entonces obligatorio, gratuito y laico, la maestra halla muchas reticencias porque los menores se dedican a trabajar la tierra para ayudar en la maltrecha economía familiar. Louise Violet no existió, pero al realizador le interesaba “hacer una película sobre la III República y la educación pública e indagar en cómo una mujer de ciudad y de izquierdas era enviada a un mundo de hombres de derechas en el campo”.
Alexandra Lamy está magnífica en el papel de una mujer con valores que lucha contra las injusticias sociales
Y cuando Louise llega allí es ignorada por todos. Es una extranjera y se la castiga. Tiene que dormir en un establo húmedo, lugar donde hace muchos años estuvo el último maestro del pueblo, hasta que poco a poco cuenta con la ayuda del alcalde (Gadebois) para construir una nueva escuela de madera. Sin embargo, esa ayuda está ligada a un interés afectivo. “Es la reproducción de un modelo fijo pero ella no forma parte de él. Ella es una mujer que está en movimiento y está sola”, asegura Besnard.
Después de un pasado muy trágico, y de haber estado en prisión por su participación en la Comuna de París, ella necesita reconciliarse con el mundo y volver a admirarlo. Enseñar a esos niños la ayudará a sanar su alma e insiste en que la educación es la clave de la libertad. Aunque, ese pasado que la persigue volverá a colocarla en la cuerda floja ante los habitantes del campo, la mayoría de los cuales están cargados de prejuicios. Podría decirse que la historia de Louise, una mujer con valores que lucha contra las injusticias sociales, es un relato de superación. “Lo que me gustaba de este personaje es que aunque sea progresista y positiva, llega prácticamente muerta al principio de la película. Le cuesta maravillarse y tiene que volver a aprender”.
