La fascinación por la utopía

HISTORIA

El ensayista y novelista Emilio Lara traza un ameno y brillante cuadro de los sucesivos intentos por establecer sociedades ideales a lo largo de la historia humana

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Una imagen de la película ‘La misión’, sobre los jesuitas en Paraguay 

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Profesor de Geografía e Historia de Enseñanza Secundaria, doctor en Antropología, premio Edhasa de novela histórica por Tiempos de esperanza , Emilio Lara (Jaén, 1968) ofrece en este ensayo un magnífico cuadro de diversos intentos de establecer sociedades ideales, con su contexto histórico. La función de prometer paraísos inmutables en la Tierra, a partir de un discurso que no admite fisuras ni matices, conduce a perseguir a quien disienta y provoca serios desengaños.

Lara declara, en cambio, “una irremediable simpatía por los heterodoxos que, de forma pacífica, se atrevieron a nadar a contracorriente, a decir lo que pensaban y actuar según dictaban su mente y corazón, sobre todo si ello acarreaba la pérdida de libertad, o incluso la vida”. Su estilo literario es ameno, brillante y transmite naturalidad y llaneza. Una comunicación vital que da cabida a confidencias personales. Y para deleite del lector, se hace mención no sólo de libros, sino de películas y melodías integradas en nuestro imaginario colectivo.

/El capítulo más desarrollado es el dedicado al trabajo de los jesuitas en el Nuevo Mundo

En estas páginas se analizan una docena de utopías, con detalle y ofreciendo observaciones relevantes y curiosas. El término utopía lo introdujo Tomás Moro en un libro de 1516. Fue un hombre con sentido del humor y “poseía un riquísimo mundo interior que le hacía estar ensimismado con frecuencia”. Su utopía era incruenta como la de los hippies, los kibutz, los jesuitas de Hispanoamérica o los cátaros. Pero otras eran paranoides y saqueadoras como la de los anabaptistas, Robespierre, los bolcheviques o los nazis, llenas de odio y delirio por la sangre.

Este viaje por las utopías se inicia cinco siglos antes de Cristo, con Aristocles (conocido como Platón, que significa el de ancha espalda), y ya iniciada la guerra del Peloponeso. El autor de la República y fundador de la Academia hizo tres viajes a Siracusa y llegó a ser vendido como esclavo. Ya en el siglo XII, los cristianos cátaros (puros) o albigenses sólo aceptaban el Nuevo Testamento, apoyaban a los prestamistas y denunciaban el diezmo a la Iglesia, exhortando a no pagarlo. 

Un conflicto que se ‘resolvió’ por las armas, a pesar de la mediación de santo Domingo de Guzmán. En la Florencia del siglo XV irrumpió la figura carismática y radical del dominico Savonarola, confesor de Lorenzo de Médici. Al siglo siguiente, Hoffman se escindió del luteranismo y, convertido en apóstol de la violencia, propuso hacer de Münster una segunda Jerusalén.

El capítulo más desarrollado es el dedicado a la inculturación de los jesuitas en el Nuevo Mundo. Un cuerpo de élite imbuido del sentido del deber y dispuesto a cualquier labor en pro de establecer una recta conciencia personal. En el siglo XVII, con conocimientos de medicina, ingeniería y ciencias, agruparon a los guaraníes en pueblos para hacer cumplir las Leyes de Indias y protegerlos de las bandas portuguesas y holandesas que querían capturarlos y venderlos como esclavos en Brasil. 

/ La URSS es la utopía que más ha durado. El movimiento hippie de los años 60 fue breve e intenso

Las misiones tenían orquestas de cámara con instrumentos elaborados por ellos mismos; imprentas y bibliotecas; servicios comunitarios de limpieza de viviendas y calles; abastecimiento de agua potable para impedir enfermedades por el consumo de agua en mal estado; cabildos mini para inculcar a niños y niñas nociones de gobernanza política para cuando fueran adultos. Para la continuidad de su dignidad, los guaraníes lucharon por su españolidad.

Los diez meses que duró el reino del Terror (1793), que estableció Robespierre, produjeron 40.000 guillotinados y un cuarto de millón de muertos en La Vendée. A los socialistas utópicos les siguieron los bolcheviques. La URSS es la utopía que más ha durado; el Tercer Reich, la más filmada; el fascismo “convirtió a los italianos en figurantes de una superproducción imperial”. El movimiento hippie de los años 60 fue breve e intenso.

Contra la prisa e impaciencia por construir un mundo ideal, resuena el valor de las reformas sólidas y graduales, junto a la conciencia de percibir que “la brisa del verano traía olores a higos y tomillo”.

Emilio Lara Los colmillos del cielo Ariel 448 páginas 21,75 euros

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