Nicolas Cage contra la IA

ANTIVIRALES

La actualidad cultural deja detalles que nunca se contagiarán en las redes, compartirlos mejora la conversación

Nicolas Cage

Nicolas Cage

Getty

Brady Corbet utilizó IA para afinar los acentos de Adrien Brody y de Felicity Jones en The Brutalist porque no quería que ningún húngaroparlante detectase titubeos en los diálogos de los intérpretes, la IA trabajó más que nadie en Aquí de Robert Zemeckis para hacer creíbles a Tom Hanks y Robin Wright a lo largo de varias décadas y se utilizó para devolver a la Vida a un actor fallecido, Ian Holm, para Alien: Romulus con resultados no solo éticamente dudosos, también bastante cutres. Ante todo esto, el debate es incesante y polarizado y alguien ha emergido como improbable capitán del bando anti-IA en el cine. Nicolas Cage lleva un año aprovechando cada entrevista, cada acto público, cada vez que le ponen un micro delante para implorar “que no dejen a los robots soñar por nosotros”. En un discurso dirigido a intérpretes jóvenes el año pasado, el protagonista de Leaving Las Vegas dijo: “Los estudios lo quieren para cambiar tu cara después de grabar. Quieren cambiar tu cara, cambiar tu voz, cambiar cómo pronuncias tus líneas de diálogo, cambiar tu lenguaje corporal, cambiar tu interpretación”. Cage también ha dejado muy claro que no quiere que se utilice su cara y su voz después de muerto.

'Sonrisas y lágrimas'

'Sonrisas y lágrimas' 

Filmaffinity

DIDION, KAEL, SONRISAS Y LÁGRIMAS

Se acaban de cumplir esta semana 60 años del estreno de Sonrisas y lágrimas en Estados Unidos. A España no llegó hasta diciembre de 1965, con múltiples y chapucerísimos cortes de la censura, entre ellos la canción entera How do you solve a problem like Maria, porque a las autoridades franquistas no debió parecerles bien que cantaran las monjas. La película batió récords de recaudación en todos los países en los que se estrenó, con taquillas que no se veían desde Lo que el viento se llevó. La crítica, en cambio, fue casi unánimemente despiadada con ella. Dos mujeres muy relevantes que empezaban por entonces a construir sus respectivas leyendas escribieron textos masacrando el musical, Joan Didino para Vogue y Pauline Kael, la crítica que acabaría marcando escuela desde el New Yorker, para la revista McCall’s. La de Kael era aún más dura que la de Didion, llamando a la película “narcótico para las masas” y denunciando su manipulación emocional. Las dos perdieron sus trabajos como críticas en esas revistas poco después y a ambas –que se detestaban– les gustó sostener siempre que su fiera posición en torno a Fraulein Maria les había costado el puesto, aunque algunos implicados lo hayan negado.

Portada de 'Condenados a escribir'

Portada de 'Condenados a escribir' 

Impedimenta

ENTRE REJAS Y LA BRECHA DE GÉNERO

De Cervantes a Dostoyevski y de Oscar Wilde a Miguel Hernández, son muchos los escritores que pasaron por la cárcel y casi todos dejaron huellas, explícitas o implícitas en su obra. La escritora y profesora italiana Daria Galateria ha recogido la experiencia de 43 autores que fueron también reos en el libro Condenados a escribir (Impedimenta), con traducción de Francisco Campillo. De entrada, se observan importantes diferencias de género. Como señala la autora, para las escritoras que pisaron la cárcel, ese tiempo fue casi liberador, puesto que no tuvieron que servir a padres ni maridos y lo dedicaron a escribir. Fue el caso de la revolucionaria francesa Louise Michel, que pasó por varias prisiones, entre otros lugares en Nueva Caledonia, una isla del Pacífico Sur donde alentó las revueltas indígenas, o el de la actriz y autora italiana Goliarda Sapienza, que solo pasó cinco días entre rejas por robar las joyas de una amiga, pero contó la experiencia en dos libros, uno sobre su propia estancia y otro sobre las mujeres que conoció allí. Entre los hombres, Galateria destaca el alto número de autores que asesinaron a sus parejas o lo intentaron. William Burroughs pasó solo 13 días en la cárcel por dispararle un tiro entre ceja y ceja a su mujer, Joan Wollmer, que tenía entonces 27 años.

Maria Juame y Fades

Maria Jaume y Fades 

Archivo

MON CHÉRI, VETE A CASA

Si el verano pasado la cantante Maria Jaume compuso con su álbum temático de pop electrónico, Nostàlgia Airlines, la banda sonora del desarraigo y la turistificación, este año se ha unido a los también mallorquines FADES para hacer algo un poco más gamberro. En la ultrapegadiza Mon Chérie Go Home le cantan a un amor de verano que podría ser legendario –“som iconique, Marie Curie, per Valldemossa te dic oui oui”; “Som en Chopin y na George Sand, tota Mallorca esta flipant”– pero que no sale a cuenta, porque es mucho lío y se gastan muchos datos con una relación a distancia. El estribillo que dice “tourist go home” llega que ni pintado, listo para sonar en todas las fiestas de los pueblos afectados por la masificación. Además, la canción tiene córeo fácil, que se puede aprender en el vídeo.

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