Un Alberti inédito y enamorado

EL POEMA QUE DEDICÓ A MARÍA ASUNCIÓN MATEO

El volumen ‘Y sobre el ancla una estrella’ recoge el primer y el último libro que publicó Rafael Alberti, con una composición inédita. El editor de la obra lo explica en este artículo

Rafael Alberti, poet The poet calls on a pigeon (Photo by Paco Elvira/Cover/Getty Images)

El poeta Rafael Alberti, en una imagen de 1980 

Paco Elvira / Getty

Es Rafael Alberti (El Puerto de Santa María, 1902-1999), dentro de la prodigiosa edad de plata de la poesía española, una de las voces más singulares y distinguibles. Clásico contemporáneo que confunde su autoría con el anonimato ansiado por los grandes poetas, cantado en las voces de cantautores como Paco Ibáñez o Serrat. Los escolares recitan “si mi voz muriera en tierra” como cosa suya, como repiten los mayores “ande yo caliente y ríase la gente” pensando que es un refrán, y son versos de don Luis de Góngora, figura fundacional de lo que fue la generación del 27, a la que pertenece Alberti. “Hasta que el pueblo las canta,/ las coplas, coplas no son”, diría el maestro Manuel Machado, y Alberti consiguió encauzar su voz en la corriente de la tradición culta y popular hispanoamericana.

Una edición a punto de salir, con el título Y sobre el ancla una estrella , en Espasa, recoge, por primera vez, el libro iniciático de poemas de Alberti, Marinero en tierra , y el último, Canciones para Altair , conectados por los temas fundamentales del escritor: el amor, el mar y las estrellas. El volumen incluye un poema inédito que se publica aquí en primicia, no incluido en la primera edición de Canciones para Altair , además de varios dibujos también inéditos de ese mismo ciclo y motivo amoroso. Fue durante el año 2021, cuando la profesora y escritora María Asunción Mateo, segunda esposa del poeta, encontró, entre la documentación manejada para la escritura de sus memorias ( Mi vida con Alberti , publicadas en la editorial Berenice en el 2023), estas joyas manuscritas entre las carpetas guardadas.

Alberti con María Asunción Mateo en 1993

Alberti con María Asunción Mateo en 1993

EFE

⁄María Asunción Mateo encontró estas joyas manuscritas entre las carpetas guardadas por el poeta

Ya andábamos dándole vueltas al inminente centenario de las conmemoraciones del centenario de la escritura de Marinero en tierra , en el 2024, cuando me di cuenta de las conexiones, del cierre de ciclo entre este su primer poemario y el último, y se pergeñó la idea de un disco que aunara ambos, a punto de ver la luz también, a cargo de la cantante y compositora Clara Montes, y de un libro, con estudio preliminar de la catedrática Re­medios Sánchez. Además de clarificar las relaciones entre ambos volúmenes, evidentísimas, se devolvía al último poemario de Alberti dos piezas que quedaron fuera en su primera edición no por descarte, sino por traspapele.

Alberti fue un autor, hasta el final de sus días, de una profusa y abundante producción, al que la vida, e incluso la muerte, siempre le sorprendió trabajando y, a veces, pues seguía escribiendo a mano, algunos de estos textos quedaban a buen recaudo en una carpeta, en un cuaderno, o en una nota.

Marinero en tierra es el libro iniciático de este escritor universal. Aunque ya había publicado poemas sueltos en revistas y suplementos, es este el primero con plena conciencia de libro, es decir de artefacto literario unitario. Una cuestión biográfica –el traslado de su familia a Madrid, y luego una afección pulmonar, que le obliga a un retiro en la Sierra de Guadarrama– es lo que inspiran una serie de poemas que él llama “radiográficos” e inician esta serie. También el hecho dramático de la pérdida de su padre, muy joven, a lo que se suma la añoranza del mar gaditano, son el punto de partida del poemario. El título provisional de Mar y tierra , con el que lo presentaría, se haría merecedor del premio Nacional de Literatura del año 1925, con un jurado compuesto por Ramón Menéndez Pidal, Carlos Arniches, Antonio Machado, Gabriel Miró, José Moreno Villa y Gabriel Maura.

Está ya aquí todo el grueso de su mundo poético, sus claves, de las que irradiarían, como de las varillas de una rueda, todos los temas y motivos sobre los que gira su obra al completo y que reconectan, con el amor como médula, con su último poemario, Canciones para Altair. En la presente edición se toma como referencia la edición de las Obras completas , que estuvieron a cargo del catedrático y poeta Jaime Siles, publicadas por Seix Barral, con motivo de la conmemoración del centenario del nacimiento de Alberti, con dirección de Pere Gimferrer, de la Real Academia de la Lengua, y coordinación del catedrático Gonzalo Santonja. Esta edición toma a su vez como referencia la edición del hispanista francés Robert Marrast de 1972 que, en su reimpresión de 1990 fija, con la supervisión del propio autor, la versión última y definitiva que quiso Rafael Alberti, considerándose canónica. Fieles a su voluntad, es la que se reproduce en este volumen, incluyendo la carta del Nobel Juan Ramón Jiménez, que habla elogiosamente del libro del joven Alberti.

Cubierta de 'Y sobre el ancla una estrella'

Cubierta de 'Y sobre el ancla una estrella'

Canciones para Altair, último poemario, cronológicamente hablando, de la producción poética de Rafael Alberti, se escribe entre los años 1983 y 1988. Asegura el catedrático José María Balcells que los veinticinco poemas que compusieron el corpus inicial fueron publicados casi simultáneamente, con menos de un mes de diferencia tanto en la edición de la obra completa en tres tomos –en el tercero de estos– de la editorial Aguilar, y fechada el 16 de diciembre de 1988, como en la edición de Hiperión que saldría de imprenta en enero de 1989. Ninguna de estas ediciones está completa, ya que faltaba un texto que él incluye al final de la colección de altaires , y cuyo primer verso comienza diciendo “Se volaron las tan jóvenes piernas de Altair”. Quedaba, sin embargo, uno más, inédito, aparecido manuscrito por Alberti en una de las carpetas de dibujos de su autor, en la casa portuense que compartió con la destinataria de dichos poemas, la profesora y escritora María Asunción Mateo. Hoy podemos ofrecer en primicia el corpus completo de dicho libro, compuesto en realidad por veintisiete poemas, número emblemático para Alberti, y organizarlos en el orden que su destinataria, y una de las máximas conocedoras de la obra de la que hablamos, sabe que debían estar.

El poema inédito de Rafael Alberti

El poema inédito de Rafael Alberti

Poema inédito

Aquella madrugada, ya sin brillo de estrella,
Altair descendió hasta el horizonte,
y con su humana forma, toda abierta y desnuda,
quiso saber de cuanto sucedía.
Luego, cerró sus piernas,
y con su golondrina en penumbra voló
de nuevo a sus espacios.

El libro Canciones para Altair se estructura según el precepto de la Poética aristotélica, en tres partes. Hay muchas referencias al mundo clásico, sutiles, en este poemario, como lo había también en su libro iniciático, Marinero en tierra. Alusiones al mundo grecolatino numerosas en toda la producción albertiana, sobre todo relacionadas con el ámbito marino, como en su libro Ora marítima , inspirado en el texto del latino Avieno. También aparecen las constantes referencias al mar, al amor y a las estrellas. La astronomía, como en las gentes del mar, fue siempre una de las fascinaciones del Alberti; de hecho, desde el título, Altair, seudónimo de la amada, María Asunción Mateo, a la que simboliza el poeta como metáfora encarnada, con la personificación de un cuerpo celeste.

Balcells explica sobre este motivo: “Perteneciente a la constelación del Águila, la estrella Altair, de nombre arábigo, es una de las más brillantes del firmamento, y fue una de las predilectas de Alberti, quién llegó a declarar en sus memorias, La arboleda perdida, que se hallaba entre los astros ‘qué más amo’”. En su virtud, en el título del libro se cifra, a través de Altair, la alusión a la amada. Se incluyen como apéndices unos poemas que, sin pertenecer estrictamente al corpus de los altaires , sí son de su ciclo y lo adelantan, especialmente el maravilloso soneto en alejandrinos “ Sabes tanto de mí, que yo mismo quisiera/ repetir con tus labios mi propia poesía”.

Este poemario último, Canciones para Altair, escrito por un poeta ya maduro y con una obra casi cerrada, culmina, en conexión con Marinero en tierra, el círculo de toda su trayectoria lírica y sorprende con el mismo ímpetu juvenil y apasionado de un poeta que empieza. Este libro, de una altísima intensidad amorosa y erótica, de no conocerse la edad de quién lo firmaba, ochenta años, podría haber pasado como un magnífico primer libro de un joven poeta enamorado, como, en efecto, lo era: joven –siempre– y enamorado. Como el propio Alberti le escribe a su amada: “ Tú sabes bien que en mí no muere la esperanza,/ que los años en mí no son hojas, son flores,/ que nunca soy pasado sino siempre futuro ”.

Rafael Alberti Y sobre el ancla una estrella Estudio de Remedios Sánchez Notas de Manuel Francisco Reina

Espasa 264 páginas 16,90 euros

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