En 1971, Francisco Umbral solicitó una beca a la Fundación Juan March para poder escribir una novela y, en ese trámite, tan conocido para cualquiera que pretenda vivir de escribir, operó de una manera que sería definitiva para el resto de su carrera. Puso datos falsos sobre su propia vida, empezando por su fecha de nacimiento –él dijo que había nacido en 1935, y no en 1932. Anna Caballé revelaría la auténtica fecha en su biografía El frío de una vida, publicada en el 2004– y consolidó así una biografía falsa que se iría consolidando después y que constaría en todos sus libros y en todos los perfiles que se escribían sobre él. En cambio, en una jugada muy propia de un escritor que siempre tiró de sí mismo como material literario, utilizó algo más cercano a la verdad para la novela que escribió con ese dinero, Los males sagrados. Un nuevo podcast, Expediente Umbral, conducido por el periodista Daniel Ramírez, indaga sobre toda esa trenza de verdades y mentiras en la obra del escritor que consiguió sostener esa biografía falsa hasta casi su muerte, a pesar de su enorme presencia mediática. El podcast contiene entrevistas con la viuda del autor, María España, con la propia Caballé, con muchos de sus discípulos y amigos y con Manuel Jabois, que fue quien desveló en un artículo el nombre del padre biológico de Umbral, el abogado y poeta Alejandro Urrutia, que tuvo un affaire clandestino con su secretaria, Ana María Pérez Martínez, madre del escritor.

Fernanda Eberstadt
NO TE OLVIDES DE MORDER A TUS AMIGOS
Para la mayoría de personas, pasar por “una fase” consiste en aficionarse al bikram yoga o en obsesionarse con la cúrcuma. Para Fernanda Eberstadt, “una fase” fue cuando, con solo 14 años, iba a las fiestas del underground neoyorquino puesta de cocaína y metacualona, y otra fase fue cuando pasó ocho años convertida en una neocon aspirante a judía ultraortodoxa. Eberstadt tiene una de esas biografías jalonadas de negritas, un derroche casi obsceno de privilegio. Su abuelo era el poeta y banquero Odgen Nash, su madre, una socialité que se vestía de alta costura y se movía en los círculos de Andy Warhol y Truman Capote. Creció en un piso de diez habitaciones en Park Avenue, estudió en Oxford y después pasó una década performando el idilio rural a la americana, en el sur de Francia, donde crio a sus dos hijos. Con todo eso, podría haber escrito una entretenida biografía para quien gustan de esas cosas, pero en lugar de eso, Eberstadt, que es autora de varias novelas, hizo algo mucho más extraño y mejor, un proyecto sobre las cicatrices, una lista de perfiles que se valieron de sus cuerpos para expresarse (una excusa como otra cualquiera para narrar, y muy bien, historias que le obsesionan: la de Diógenes, la de Pasolini, la de Michel Foucault y la de mártires cristianas como Santa Perpetua), que tiene como premio también los retales de su propia vida, que ella cuenta con un desapego cautivador. Y encima, le puso un título genial: Muerde a tus amigos. Edita Gatopardo, y traduce Irene Olivia Luque.

Mario Casas en la clausura del Festival de Málaga
MARIO Y SU 'COACH' CAMBIAN DE ROLES
Al festival D’A, que está teniendo un año especialmente potente –presencia de Béla Tarr y Joanna Hogg, estrenos de Hong Sangsoo y David Cronenberg– todavía le queda un fin de semana de parrilla tentadora. Hoy aún se puede ver Rumours, la comedia desquiciada de Guy Maddin con Cate Blanchett, y mañana se clausura el festival con el estreno de Muy lejos, la película de Gerard Oms por la que Mario Casas se llevó el premio de interpretación en el festival de Málaga. Basada en las propias experiencias del director como migrante en Holanda tras la crisis del 2008, la película también consolida la curiosa relación profesional entre Oms y Casas, inédita en el cine español. Oms, que debuta como realizador con este filme, ha sido el coach actoral de Casas desde que ambos trabajaron en No matarás (2020) y a partir de ahí lo han hecho todo juntos. “Somos un equipo que sigue trabajando en algo que creo que es interminable”, dijo el intérprete en una entrevista reciente para definir lo que le une a Oms. Parecía lógico, pues que ahora sea el encargado de dar vida a su alter ego en su primera película.

Hayao Miyazaki
A MIYAZAKI NO LE GUSTA TU FOTO 'GHIBLIFICADA'
Hace unos días las redes se llenaron de imágenes que supuestamente recordaban al universo del legendario estudio de animación Ghibli. Aunque en realidad se trataba de dibujos en un estilo de anime genérico. Fue la manera más astuta que encontró Open AI, la empresa que comercializa Ghat GPT, de hacer publicidad gratuita de su última actualización, que permite ghiblificar cualquier foto. El peor ejemplo de todos lo ofreció la Casa Blanca, a quien no se le ocurrió mejor idea que pasarle el filtro Ghibli a la foto de una migrante dominicana detenida a punto de ser deportada. El episodio, un ejemplo flagrante de lo poco que le importa al sector de la Inteligencia Artificial el trabajo de los artistas, hizo que se viralizase un vídeo de 2016 en el que Hayao Miyazaki, el fundador del estudio, se mostraba asqueado por la animación hecha con IA. “Nunca desearía incorporar esa tecnología a mi trabajo. Creo firmemente que es un insulto a la vida misma”, decía el creador de obras como Mi vecino Totoro y El viaje de Chihiro.