Mundos únicos que nos rodean

ESPECIAL SANT JORDI/NARRATIVA INTERNACIONAL (II)

Mundos únicos que nos rodean

Todas las novelas nacen con la aspiración de ofrecer una experiencia única y profunda, pero pocas son las elegidas a la hora de conseguirlo en verdad. ¿Será el caso de las que presentamos ahora sucintamente venidas de fuera de nuestras fronteras?

Para empezar, hagamos La muy catastrófica visita al zoo / La catastròfica visita al zoo (Alfaguara / La Campana), del suizo Joël Dicker, una historia que sucede cuando una visita al zoológico por parte de la clase de una niña tiene agrias consecuencias. Otro autor de tierras helvéticas como Martin Suter nos presenta Melody (Galaxia Gutenberg ), que parte de un anciano que ha llevado toda su existencia obsesionado con la desaparición de su prometida y frente a lo cual saldrá un ayudante determinado a resolver el enigma.

⁄ Rebeldía en Irán, guerra en África, exilios griegos y soledades europeas enriquecen la narrativa

De la misma Suiza, pero en lengua italiana, es Fleur Jaeggy, de la que se reúnen dos relatos, El dedo en la boca y Las estatuas de agua (Tusquets) , enfocados en mostrar la incomunicación de ciertos personajes solitarios. En esta misma línea, tenemos a dos autoras irlandesas. 

En Recorre los campos azules (Eterna Cadencia), Claire Keegan, con relatos donde la quietud del paisaje choca con las turbulencias internas de sus protagonistas; y en Agosto es un mes diabólico (Lumen), Edna O’Brien habla de una mujer que busca encontrarse a sí misma durante un viaje a la Riviera francesa.

En el este europeo conviene tomar en cuenta al serbio Svetislav Basara, que en La leyenda de los ciclistas (Automática ) presenta un enredo lleno de conspiraciones históricas y sociedades misteriosas; y al rumano Matei Visniec, quien en El hombre que vendía comienzos de novela (Galaxia Gutenberg ) desarrolla la premisa del título con tono irónico y crí­tico. Asimismo, en Trilogía (Galaxia Gutenberg) se recogen novelas de Theodor Kallifatides que recrean la Grecia durante y después de la ocupación nazi y la guerra civil.

Inevitablemente, no podíamos dejar de atender el mercado editorial norteamericano. Así, la canadiense Dominique Fortier, con A merced del mar (Minúscula ), ha escrito un texto en que, a partir de un pintor que vive retirado en una abadía, representa un homenaje a los libros y una meditación sobre el paso del tiempo.

De un poco más al sur, de Boston, es Andrea Barrett, que en Historia natural (Nórdica ) ha tenido a bien profundizar en las vidas de diversas mujeres con un trasfondo científico. Y claro, no podían faltar autores oriundos de Nueva York: Sigrid Nunez, en Los vulnerables / Els vulnerables (Anagrama / L’Altra Editorial) , cuenta cómo se relacionan tres personajes durante un confinamiento, lo que conlleva replantearse lo que significa estar vivos.

Colson Whitehead, con Manifiesto criminal / Manifest delictiu( Random House / Edicions del Periscopi ), traslada al lector al Harlem en la década de 1970, en que impera el crimen y la corrupción, a raíz de la peripecia de un hombre que trata de dejar atrás su pasado criminal; y un casi nonagenario Woody Allen nos propone, en Gravedad cero / Gravetat zero (Alianza), una colección de relatos sobre la vida cotidiana.

Pero pongamos el foco en culturas de muy distinta índole que la nuestra: en la blanca y fría Noruega, donde encontramos a Jon Fosse; este, en Escenas de una infancia (Random House ), ha compuesto relatos breves que rememoran episodios lejanos en el recuerdo que explican lo que somos en la actualidad.

También echemos un vistazo, en clave histórica y contemporánea, a La cueva del sol / La porta del sol (Alfaguara / Club Editor ), de Elias Khoury, un autor que en su día se comprometió narrativamente con la historia de Palestina. En la novela, veremos a un viejo que está en coma y a un joven que le cuenta todo tipo de historias procedentes de los habitantes de los campos de Sabra y Xatila.

Otra autora de tierras cercanas, la iraní Leila Kasra, en Nusos entre els dits (Raig Verd), narra cómo una chica ha de reaccionar, con un matrimonio de conveniencia, cuando recibe una carta que la obliga a regresar a Irán.

Sin embargo, el que tal vez no pisará su suelo natal es Kaveh Akbar, iraniano-estadounidense que en ¡Mártir! (Blackie Books) nos conduce similarmente a preguntarnos sobre la vida, la muerte y el sacrificio a través de una serie de personajes con destinos cruzados.

Al fin, de estos países de Asia Occidental podríamos trasladarnos al noroeste africano para conocer a Kamel Daoud, quien en Huries (Cabaret Voltaire ) pone un espejo frente a su país para contar las secuelas de la guerra civil de los años noventa.

¿Lograrán todas estas lecturas que seamos capaces de reflexionar sobre el mundo que nos rodea, las decisiones que tomamos, las vidas que vivimos, hasta hacer de ello una experiencia única y memorable? Para tal cosa, busquemos acomodo entre las paredes de la arquitectura japonesa que aparece en La casa de verano (Libros del Asteroide ), de Masashi Matsuie, que configura la entrada para contrastar la modernidad y la tradición, al fin y al cabo los extremos de toda obra escrita.

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