La montaña literaria de Paolo Cognetti

NOVELA

El autor italiano vuelve con la novela 'En el valle' al paisaje de los Alpes, vigente aún el éxito internacional de 'Las ocho montañas'

El escritor italiano Paolo Cognetti

El escritor italiano Paolo Cognetti

ROBERTA ROBERTO

Llega a nuestro país la última obra de Paolo Cognetti (Milán, 1978), En el valle /Al fons de la vall (Random House/La Campana). El autor de Las ocho montañas (2018), traducida a cuarenta idiomas y adaptada a la gran pantalla, sigue fiel al paisaje de los Alpes italianos donde él mismo pasa parte del año y escribe; la otra lo hace en su ciudad natal. Su nueva obra conforma una suerte de continuidad con su gran éxito y con La felicidad del lobo, publicada en 2021.

Esta última entrega empieza como un cuento –admirador de Flannery O’Connor y Raymond Carver, él mismo cultiva el género del relato corto–, y se articula como acostumbra sobre una breve historia donde la naturaleza –adversa a veces, refugio sanador, otras– enmarca los conflictos de los protagonistas. Los ecos de la ciudad de Milán resuenan a lo lejos como contrapunto a ese mundo aislado y esencial, y en ocasiones se cuela la nostalgia.

Las tres novelas están ligadas por un estilo directo y sencillo, por un paisaje en plena naturaleza con su vegetación, sus animales y su climatología. Los personajes, pocos, interactúan parcamente y perciben en el entorno un reflejo de sus propias formas de actuar, una especie de espejo de las grandes cuestiones vitales.

La pareja que ocupa los primeros compases está formada por una perra delicada y blanca y un macho gris y fiero

La pareja que ocupa los primeros compases de esta nueva narración está formada por una perra delicada y blanca y un macho gris y fiero que parece un híbrido de can y lobo y que provocará la alarma en Valsesia –el valle del río Sesia a los pies del Monte Rosa– al atacar a otros congéneres. El relevo del relato lo tomarán los hermanos Balma, Luigi y Alfredo, que se reencuentran tras años de separación. El padre de ambos, que vivía solitario a 1.800 metros de altura, en Fontana Freda, se suicidó. Junto a la casa había plantado dos árboles, uno por cada hijo: un alerce y un abeto.

Luigi –alerce–, que es policía forestal, está casado con Elisabetta, una milanesa que pasaba en aquella localidad los veranos con su familia. Esperan su primer hijo y anhelan vivir en la casa familiar. Alfredo –abeto–, que ha tenido problemas con la justicia, trabaja de leñador en Canadá y está dispuesto a vender su parte y abandonar el lugar (“Una vez que has cerrado, es para siempre”, afirma en el capítulo donde su voz suena en primera persona). Existe un plan para construir una pista de esquí en la zona que comportará un cambio en el ecosistema –talarán cinco mil árboles– y en las formas de vida, como pasó con otras incorporaciones en el pasado –las motosierras o los caminos asfaltados–: la intervención del ser humano en la naturaleza en cuestión.

Su novela cuenta los sinsabores de la existencia que en medio de la naturaleza resuenan más fuerte

Los hermanos no acaban de confluir y sus afectos se expresan de soslayo. Sí comparten el alcohol como anestésico, un remedio que ya usaba el padre. La figura de Elisabetta, que dejó la ciudad y se adaptó a la montaña, recoge una mirada callada y clarividente ante los conflictos de los hermanos. El agua de la poza donde acude a bañarse es su mejor terapia. Allí la visión de la perra blanca que se acerca, al principio acompañada del perro-lobo, después sola, resulta reveladora y metafórica.

Dice Cognetti al final de este libro que el embrujo del álbum Nebraska de Bruce Springsteen le ha acompañado desde joven. Sus canciones son sin duda una buena banda sonora para leer la intimidad de sus personajes y sus soledades. Su novela cuenta los sinsabores de la existencia que en medio de la naturaleza resuenan más fuerte, aunque también en la intemperie uno encuentre siempre un espacio donde hallar la paz. Las historias del autor italiano en su aparente sencillez consiguen captar un pedazo de mundo y las formas de relacionarnos los humanos que en la inmensidad de la montaña, del valle o del descenso del río situamos en su justa medida.

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