Nunca me abandones, una de las mejores novelas publicadas en lo que va de siglo cumple 20 años y su autor, Kazuo Ishiguro, ha escrito un prólogo para una edición especial de aniversario que acaba de publicar Vintage en inglés. Allí, Ishiguro, ganador del Nobel de Literatura en el 2017, practica un interesante acto de generosidad. Explica que tuvo esa novela aparcada durante más de una década mientras escribía otras –las notas vivían en una carpeta llamada La novela de los estudiantes– y que un factor clave para desencallarse con ese proyecto fueron las conversaciones que empezó a tener con autores británicos más jóvenes que él. Uno de ellos, el guionista Alex Garland, que por entonces también trasteaba con lo que después sería el guion de la película 28 días después, y otro el autor David Mitchell, que más tarde triunfaría con Cloud Atlas. Ambos, Garland y Mitchell introdujeron a Ishiguro en autores como Ursula K Le Guin, J.G. Ballard y H.P. Lovecraft, le descubrieron los cómics de Alan Moore y la película Matrix y, básicamente, le quitaron los prejuicios contra la ciencia ficción y todo lo que oliese a género que arrastraba su generación, y todo eso germinó en una novela con elementos de distopía triste. Garland también terminaría con los años firmando el guion de la adaptación al cine de Nunca me abandones, que este año cumple 15.

Kim Phuc, junto a otros niños, huyen del bombardeo norteamericano con napalm en Vietnam
¿QUIÉN TOMÓ LA FAMOSA FOTO DE LA NIÑA DEL NAPALM?
Es la imagen más icónica de la guerra de Vietnam, una de las fotos más famosas del siglo XX y una composición que impactó en lo que se entiende por fotoperiodismo del que gana premios: varios niños aterrorizados, incluida la niña de nueve años Kim Phuc, que estaba desnuda, huyen por una carretera cercana a Trang Bang tras un ataque aéreo con napalm del ejército estadounidense. La foto siempre estuvo firmada por Nick Ut, que se hizo famoso y ganó un Pulitzer gracias a ella. Hace unos meses, el documental The Stringer, que se estrenó en Sundance en enero de este año, trató de probar que quien tomó en realidad esa foto no fue Ut sino Nguyen Thanh Nghe, que trabajaba ese día como conductor para los periodistas de la NBC, el clásico sherpa que facilita la vida a la prensa occidental. La agencia Associated Press, que siempre ha tenido los derechos de esa foto, ha llevado a cabo dos estudios hiperexhaustivos con entrevistas a los supervivientes, la construcción de un modelo en 3D, análisis de los negativos y demás y finalmente ha publicado un informe de casi cien páginas concluyendo que el autor de la foto sigue siendo Ut y que le mantienen el crédito. La foto no debería haberse publicado según los estatutos de AP en ese momento porque aparecía una niña desnuda, pero los mandos de la agencia decidieron saltarse la norma al ver el potencial que tendría la foto de redirigir la opinión pública contra la guerra.

La escritora Chilena Paulina Flores
COMBO DE CHILENAS LETALES
Javiera, la protagonista y narradora de la novela de Paulina Flores La próxima vez que te vea te mato (Anagrama), es una chilena que se mueve por Barcelona, por un Raval poliamoroso y sarnaliento y no puede evitar fijarse en todas las referencias que le recuerdan a su país, ya sean los chicos que en las fiestas se hacen los interesantes demostrando que han leído a Bolaño o los aguacates (paltas) de importación que roban las señoras en las fruterías. En un momento de la novela, Javiera le lee a la chica a la que, efectivamente, querría matar, un poema de Gonzalo Millán (“una Sylvia Plath muy masculina, o muy chilena”) y le cuenta que las únicas dos escritoras que han disparado a quemarropa contra sus amantes son también chilenas: María Luisa Bombal y María Carolina Geel. De Geel, que mató a su amante en el hotel Crillón de Santiago en 1955, y de otras tres mujeres chilenas que apretaron el gatillo contra alguien, escribió Alia Trabucco Zeran en el libro Las homicidas (Lumen). Además, Periférica también rescató recientemente Cárcel de mujeres, el texto que Geel escribió durante los tres años de condena que cumplió por su sonado crimen.
CUANDO LA MUERTE ES OPTATIVA
Otra realizadora catalana apellidada Bayona a la que habrá que seguir la pista con mucha atención: María Martínez Bayona –ella y J.A. Bayona no son familia–. Nacida en Reus y admiradora de directores tan dispares como Paul Thomas Anderson y Alice Rohrwacher, se formó como en Londres, gracias a una beca de La Caixa, rodó un corto, Such Small Hands, basado en una novela corta de Andrés Barba (Las manos pequeñas) y ahora mismo rueda en Canarias Feed Me, una película con reparto y equipo internacional sobre la ambivalente pesadilla de vivir eternamente. En el filme, Rebecca Hall interpreta a una artista de 250 años –está situada en un futuro cercano en el que la muerte es una cosa optativa– que decide acabar con su vida, y se lo comunica a su marido (Gael García Bernal), su hija (Noomi Rapace) y a su asistente de IA (Beanie Fieldstein). La directora debutante ha definido su película al medio Box Office como “una tragicomedia filosófica” sobre el sentido de la vida. Además del casting de primer nivel, llama la atención el nivel del equipo que rodea a una directora que debuta en el largo, en el que están profesionales como Lili Lea Abrahams, la directora de producción que se encargó de crear el mundo onírico fantasioso de Pobres criaturas o Andrés Arochi, el director de fotografía del hit del cine de terror del año pasado Longlegs.