Existe otra cara del verano que tiene poco que ver con la vida floja, es el verano del trabajador de la hostelería. Un lugar quizá inesperado en el que se ve bien reflejado es Lilo & Stitch, la adaptación de acción real de la película de dibujos que transcurre en Hawái. Disney siendo Disney, tampoco puede uno ir al cine esperando un discurso obrerista, pro-decrecimiento turístico y anti depredación de recursos, pero sí es cierto que ahí se ve que hay un Hawái para los trabajadores de los resorts, como Nani, la hermana de Lilo que tiene su custodia, en el que no hay cobertura sanitaria y los empleos son precarios (uno puede perderlo por culpa de un extraterrestre insurrecto de color azul) y otro para los turistas. Al salir del cine siempre está bien repasar los ensayos Un verano sin vacaciones. Las hijas de la costa del Sol (Traficantes de sueños), de Ana Geranios y Estuve aquí y me acordé de nosotros (Anagrama), de Anna Pacheco, y escucharse los nuevos himnos veraniegos catalanes de la antituristificación, a cargo de FADES, Maria Jaume y Svetlana.

Gandules en el CCCB
CINE CON OLOR A BRISA, PIS Y JAZMÍN
“Mi idea del cine siempre estuvo ligada a las brisas de las noches de verano. Sólo veríamos cine en verano. Las películas se proyectaban sobre un muro enorme de calabre blanco. El cine de mi infancia siempre huele a pis. Y a jazmín. Y a brisa de verano”, dice el personaje de Asier Etxeandía en Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar. Se calcula que la primera proyección de un cine de verano en España sucedió en una playa de Cádiz en 1907 y desde entonces lo de poner películas al aire libre en los meses tórridos no ha dejado de parecer una buena idea. Este año, Barcelona recupera las míticas Gandules del patio del CCCB, que se habían dejado de celebrar desde 2019, ahora con programación a cargo del festival D’A. Además, se estrena un nuevo escenario de cine de verano que pinta muy popular. Las Tres Xemeneies de Sant Adrià, que recibieron una enorme afluencia de público durante la Manifesta el otoño pasado, serán el nuevo escenario de las películas que programa la Sala Montjuïc, y sustituyen al Castell de Montjuïc como pantalla de verano. Allá se podrán ver clásicos modernos como Todo sobre mi madre y éxitos recientes como Wicked o A Complete Unknown. Además, hay que estar atento a la programación del Cinema Lliure a la Platja en Sitges, Tarragona, Salou, Palamós y Tossa de Mar. Además de las películas que se podrá ver (Flow, Volveréis, Salve Maria, L’Edat inminent) lo mejor es el horario oficial: el pase empieza cuando se pone el sol, ni antes ni después.

El disco estelar de los Beach Boys
TODOS LOS VERANOS SON DE BRIAN WILSON, Y ESTE MÁS
La cuestión de cuál será la canción del verano 2025 aún está por dirimir y la respuesta, como siempre, será múltiple. Para cuando llegue el final de septiembre veremos cuánto han sonado Manchild de Sabrina Carpenter, 6 de febrero de Aitana, Baile inolvidable de Bad Bunny, y resolveremos si vuelve el EDM de los dosmiles con la (bastante terrible) versión que han hecho David Guetta y Ava Max de Forever Young, o si se introducen nuevos sonidos, como el de Beéle, que en La Plena mezcla el reguetón con el afropop. Ésta última tiene la ventaja de venir con córeo, que siempre da puntos extra. Al margen de todo eso, se ha puesto el verano perfecto para escuchar todo el catálogo de Brian Wilson, que prácticamente inventó el verano (y las canciones), y que falleció hace unos días. El tema que siempre aparece en las listas como su opus magna, Good Vibrations, salió a la luz justo en el momento menos veraniego del año, un 10 de octubre (de 1966) y se creó de una manera que nadie concebía en el pop, con horas y horas de sesiones de estudio con decenas de músicos, que a veces acudían al estudio solo por diez minutos y a veces por días sin descanso, y que subieron la minuta hasta convertir ese tema en uno de los singles más caros de la Historia. La canción desplazó la órbita musical de Londres a Los Ángeles, introdujo la psicodelia en el mainstream, anticipó el uso del theremín y sofisticó la música comercial, para beneficio de otros, porque ese fue también el último single de los Beach Boys que alcanzó el Top 10 en Estados Unidos, antes de que Wilson se sumiera en la bruma mental que le acompañó hasta su muerte.

Cartel de la serie
GATSBY EN SHANGHAI
El título de serie del verano sí que parece ya preconcedido de antemano. O por lo menos de serie-acontecimiento. Filmin acaba de estrenar los primeros cinco capítulos de Blossoms Shangai, el proyecto en el que Wong Kar Wai lleva trabajando desde el 2013. En total, serán 30 capítulos de 50 minutos cada uno. Se trata de una adaptación de la novela Blossoms, de Jin Yucheng, que hasta ahora no está traducida al castellano. La historia se ha definido como un Gran Gatsby situado en la China de los años noventa, que se lanzaba sin frenos a su propia versión del capitalismo. La historia arranca en la Nochevieja de 1992, cuando un taxi atropella al protagonista, Ah Bao, con la intención de asesinarle. Ah Bao es un joven arribista que se está haciendo rico a la misma velocidad que la ciudad, sumida en un frenesí de consumismo. Por esos escenarios entre barrocos y retro tech se mueve Hu Ge, el actor protagonista, agalanado como Tony Leung en Deseando amar y vestido de Armani como los héroes de Hollywood en los ochenta y noventa.