Cuidado con las princesas del dólar

ANTIVIRALES

La actualidad cultural deja detalles que nunca se contagiarán en las redes, compartirlos mejora la conversación

'La edad de oro?

'La edad dorada' 

Archivo

Retratadas en novelas por Henry James y en óleos por Singer Sargent, las “princesas del dólar”, a veces también llamadas “duquesas del dólar” fueron las estadounidenses herederas de grandes fortunas que se casaron con aristócratas europeos, sobre todo británicos, entre 1870 y 1915 y constituyeron eficientísimos (aunque a veces desesperadamente infelices) matrimonios de conveniencia: ellas ganaban un título y las familias de ellos recibían generosas inyecciones de dinero que casi siempre servían para mantener en pie las ruinosas mansiones ancestrales. Dos series que acaban de estrenar temporada cuentan con princesas del dólar en sus tramas. En la tercera temporada de La edad dorada, la ficción de Julian Fellowes (el creador de Downton Abbey que, por cierto, también tenía a Cora Grantham, una estadounidense de bolsillos hondos casada con un lord británico ) para HBO vemos al personaje de Carrie Coon alcahuetear para que su hija se case con el Duque de Buckingham y no con el hombre del que está enamorada. En Apple TV ya puede verse la segunda temporada de Las bucaneras, muy libremente basada en la novela inacabada de Edith Wharton del mismo título, y que también se inspiraba en las historias reales de varias duquesas del dólar como Consuelo Vanderbilt.

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LUJO BUSCA LIBROS PARA BOLSO VIRAL

La primera pista de lo que hará J.W. Anderson en su nuevo trabajo, supervisando todas las colecciones de mujer y hombre para Dior (el cargo creativo que más poder haya concentrado en el mundo de la moda) no fue enteramente sorprendente. La marca colgó la semana pasada en redes las fotos de los primeros bolsos que el diseñador norirlandés ha creado para la marca francesa, y al menos dos de ellos, con toda la pinta de irse a convertir en objeto de deseo viral (y de generar imitaciones), simulan ser portadas de libros, uno del Drácula de Bram Stoker, en color vino sobre amarillo, y otra de Las amistades peligrosas de Chorderlos de Laclos en verde sobre rosa claro. Las marcas de lujo no paran de buscar asociaciones con lo libresco, desde los clubes de lectura que organiza Chanel a la campaña de Prada escrita por Ottessa Moshfegh. Anderson, que ha cerrado una década muy sonada en Loewe, ya había hablado en el pasado de su fascinación por Stoker. En una entrevista con la revista AnOther en el 2017 señaló que el libro se podía interpretar como una metáfora del miedo a los migrantes en la era victoriana. En ese mismo artículo, el diseñador señaló otros autores irlandeses que le han marcado: Flinn O’Brien, Seamus Heany, William Butler Yeats, Samuel Beckett y James Joyce, cualquiera de los cuales podría acabar en breve en un bolso de Dior.

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AUTORAS QUE ARRANCARÍAN LAS CUBIERTAS DE SUS LIBROS CON SUS PROPIAS MANOS

Más sobre libros como objetos: Gris Tormenta acaba de publicar el ensayo breve El atuendo de los libros, de Jhumpa Lahiri, dentro de su colección Editor, que medita sobre los oficios de la edición. En el texto, la autora de títulos como Tierra desacostumbrada describe así lo que siente cuando ve por primera vez la cubierta de un libro suyo que le propone un editor: “Mis reacciones son diversas y viscerales. Las cubiertas pueden hacerme reír o provocarme ganas de llorar. Me deprimen, me confunden, me hacen enojar. Hay algunas que ni siquiera intento descifrar; me dejan perpleja. ¿Cómo es posible, me pregunto, que mi libro hay sido leído de esa manera tan desagradable o banal?” Y, de nuevo en términos de moda apunta: “la cubierta correcta es como un abrigo hermoso, cálido y elegante (.) la cubierta equivocada es sofocante, incómoda. O es cómo un suéter demasiado ligero”. Lahiri confiesa también que hay una cubierta en concreto de uno de sus libros que le suscita tal odio y rabia que cada vez que le piden una firma siente el impulso de arrancarla con violencia.

La paloma de

La paloma de Iván Argote 

Timothy Schenck. Cortesía del High Line

LA PALOMA, ¿PÁJARO PUNK'?

Pocos animales arrastran tan mala fama como las palomas urbanas, siempre tachadas de “ratas con alas”. El artista colombiano Iván Argote tenía eso en mente cuando pensó en su escultura Dinosaur, que representa una paloma común gigante y está instalada temporalmente desde el pasado octubre en el parque High Line de Nueva York. En estos meses, Dinousaur se ha convertido en la estrella de miles de selfies y en un lugar de peregrinación para los colombófilos. El propio Argote dice que la paloma es un “pájaro punk” y un “icono de los márgenes”. La semana pasada se celebró a sus alrededores la primera y última Pigeon Fest, coincidiendo con el Día Nacional de Apreciación de las Palomas (una festividad que instauró Woodrow Wilson para conmemorar la aportación de estas aves mensajeras a la Primera Guerra Mundial). El artista Machine Dazzle, vestido de caca de paloma, presentó el acto, que tuvo como plato principal un concurso de disfraces de paloma. La ganadora fue otra artista, Mariam Abrahams, que se había pasado un mes construyendo un disfraz realista de papel maché y su actuación tenía sorpresa: puso un huevo ante toda la concurrencia.

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