El modelo Dickens de economía editorial

ANTIVIRALES

La actualidad cultural deja detalles que nunca se contagiarán en las redes, compartirlos mejora la conversación

Charles Dickens durante una de sus lecturas públicas

Charles Dickens durante una de sus lecturas públicas

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Extremadamente rápido y prolífico, Charles Dickens es siempre el autor que se cita como ejemplo de alguien que trabajaba por dinero, no esperando a las musas. Sin embargo, el mito que persiste sobre él de que escribía novelas y frases demasiado largas porque le pagaban a tanto por palabra no es del todo cierto. Dickens publicaba sus novelas de manera seriada y le pagaban por cada capítulo. Tras el éxito de Los papeles de Pickwick, que se fue lanzando en 20 secciones a lo largo de 19 meses (la última parte se vendía como un número especial doble, más caro, dos chelines en lugar de uno), el autor y los editores acordaron que esa era la fórmula mágica que iba bien a todo el mundo. El público esperaba el desarrollo de la trama, los editores recuperaban la inversión cada mes y el autor cobraba un estipendio cada vez que producía 32 nuevas páginas, que es lo que duraba cada capítulo. En conjunto, las novelas seriadas salían mejor de precio que los libros completos, que se vendían en aquella época en Inglaterra por unos 30 chelines.

Interior del British Museum

Interior del British Museum 

Mané Espinosa

EL MUSEO COMO REFUGIO CLIMÁTICO

¿Hasta qué punto en verano vamos a los museos (solo) por el aire acondicionado? Digamos que en días de canícula exagerada, el frescor atrae más que cualquier obra que puedan contener. La revista Cultured hizo al principio del verano una investigación sobre los museos más refrigerados de Nueva York. La recién renovada Frick Collection y el Museo del Diseño desde luego invitan a la rebequita con sus 21 grados, mientras que el MoMA y el Museo Noguchi suben habitualmente hasta los 22. En foros de Tripadvisor y Reddit son habituales las quejas de turistas estadounidenses porque creen que los museos europeos no están bien refrigerados. El D’Orsay en París suele llevarse críticas en ese sentido, aunque probablemente los británicos son los centros peor preparados para las altas temperaturas. En 2022, cuando el Reino Unido vivió una ola de calor sin precedentes, los empleados del British Museum pidieron cerrar en días de canícula extrema, porque la cúpula de vidrio del edificio hace que se alcancen temperaturas por encima de los 30 grados en el interior.

Una escena de 'Ghost', 1990

Una escena de 'Ghost', 1990 

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LA PELÍCULA DE HACE 35 VERANOS

Algo nuevo estaba sucediendo en los cines estadounidenses en el verano de 1990, hace ahora 35 años. Muchas mujeres iban al cine 10, 12 o hasta 20 veces a ver siempre la misma película, Ghost, que se había estrenado a mediados de julio. Hasta entonces, lo del visionado repetido era un fenómeno que se circunscribía a las franquicias como Star Wars y lo practicaban sobre todo hombres jóvenes. Los Angeles Times entrevistó a algunas de estas superfans de la película de Patrick Swayze y Demi Moore. Una de ellas, una empleada de una aseguradora de treintaytantos años, se disponía a ver la película en el cine por décimo octava vez y decía que le encantaba la idea del amor después de la muerte. Otra, una enfermera que iba solo por su visionado número 12, decía que para ella ver Ghost una y otra vez en el cine tenía algo de experiencia terapéutica, puesto que había sufrido varios fallecimientos ese año. El éxito de la película alteró los calendarios en Hollywood, ya que hasta entonces los dramas se reservaban para el otoño, más cerca de los Oscar, y el verano era solo para las sagas y los blockbusters. Por ejemplo, Forrest Gump se estrenó también en julio, cuatro años más tarde. A España Ghost no llegó hasta diciembre, cuando Unchained Melody ya llevaba meses sonando en la radio.

Rodaje de 'Romería'

Rodaje de 'Romería'

John Lewis

DE DÓNDE SALE EL REPARTO DE 'ROMERÍA'

Una de las muchas sorpresas que esconde Romería, el tercer largo de Carla Simón, es la revelación de sus dos actores protagonistas, con casi ninguna experiencia en el cine. A Llúcia Garcia la descubrió la directora de casting Irene Roqué cuando volvía de un campamento de verano con su esplai. Hasta dar con ella, Roqué y Simón habían probado a más de 3.000 chicas para el papel y al verla supieron que era la indicada para un papel desdoblado y muy complejo. El protagonista masculino, Mitch Robles, que es hijo de la presentadora Marta Robles, es en realidad músico (tiene una banda, The Boston Babies) y sí que se presentó al casting. Como actor ha rodado varios cortos y participó en la serie HIT de TVE. Como ya hizo en Alcarràs, Simón ha vuelto a mezclar actores profesionales con lo que se llama “actores naturales”. La mujer que hace de abuela de la protagonista, por ejemplo, es una jubilada que tenía una tienda de muebles en Vigo, y aporta a sus escenas una naturalidad que se diría que lleva rodando cine toda la vida. Alberto García, que tiene un papel importante como hermano del padre fallecido, tampoco es actor, sino director de cine.

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