Aunque a algunos les dé vergüenza reconocerlo, buena parte de la profesión teatral catalana proviene del mundo amateur. O del teatro de aficionados. Porque amateur ha adquirido un sentido de contrario a profesional cuando “hay teatro de aficionados que es tan profesional como el otro,” asegura Jordi Milán, director de La Cubana. La cuestión es que él viene de ahí, La Cubana proviene de ahí, y la obra que estrenan en septiembre en el Romea, L’amor venia amb taxi , es seguramente la más representada por grupos de aficionados de toda Catalunya. En YouTube hay decenas de vídeos que lo atestiguan.
Pero todo tiene una historia. Hace más de un año, la directora del TNC, Carme Portaceli, llamó a Milán para tratar de resolver un agravio histórico: la ausencia de la compañía nacida en Sitges hace más de cuatro décadas del teatro oficial catalán. Era la segunda vez que un director del Nacional se dirigía al director de La Cubana.
/Después de quedar fuera del TNC, vuelven al Romea, sanctasanctórum del teatro catalán, sobre todo del de aficionados
La primera fue Sergi Belbel, hace una década y media, y estuvieron a punto de montar el Gente bien de Santiago Rusiñol, pero la crisis del 2008 hundió un proyecto de traca. En la conversación con Portaceli surgió la voluntad de rendir homenaje al teatro de aficionados con L’amor venia amb taxi , pero no se pusieron de acuerdo en la letra pequeña y, de nuevo, La Cubana quedó fuera del TNC. Pero ha supuesto su retorno al Romea, donde en 1986 hicieron La tempestad, su segundo espectáculo.
Para Milán, el Romea es el “sanctasanctórum” del teatro catalán, y muy especialmente del teatro de aficionados histórico. En el teatro del Raval, precisamente, Rafael Anglada estrenó en 1959 L’amor venia amb taxi con un éxito descomunal. Por eso, Milán ha asumido este montaje como un caso de site specific , es decir, como una función que solo se puede desarrollar en la sala de la calle del Hospital.
De entrada, sitúa la obra en aquel año, 1959, y lo aliña con todo lo que entonces rodeaba el teatro de aficionados, como los escenógrafos Germans Salvador de la calle Carretes y la Llibreria Editorial Millà de la calle Sant Pau, encargada de impulsar el alquiler y venta de obras para compañías amateurs y profesionales, hasta el 2015, cuando bajó la persiana. La función hablará, claro, de una compañía de aficionados que se reúne los martes por la noche para montar la pieza de Anglada después de estrenar Els pastorets .
Jordi Milán en la exposición que se pudo ver en el Palau Robert
Milán destaca el cariz “casi absurdo” del texto, y sabe que L’amor venia amb taxi es “una obra tontita, pero divertida”, que le permite hacer un flashback, cosa que no han llevado a cabo nunca. En la época en que sitúa la obra, puede hablar del alcalde Porcioles, del soterramiento de la calle Aragó, de Joan Capri, del artículo de la revista Destino que criticaba la baja calidad del teatro de aficionados. Él ha añadido canciones y una estética que, a día de hoy, es la más reconocible del país. No en balde, este L’amor venia amb taxi tiene un subtítulo esclarecedor: “Un musical made in Cubana hecho a la catalana”.
“Yo pertenezco a esto”, dice el director, que defiende “el teatro artesanal donde se aprende un oficio” y “es más importante la imaginación que el dinero”. Para Milán, el teatro de aficionados es un rasgo característico del país. Más allá de Catalunya, en España es casi inexistente, asegura. Y, prácticamente, cree que nos podemos comparar con Inglaterra, país donde el teatro está en su ADN. Milán, sin embargo, no es muy nostálgico. Sí, acaban de organizar en el Palau Robert una gran exposición que recoge sus más de cuarenta años de trayectoria. Pero sabe mirar atrás con una sonrisa. “Se tienen que hacer cosas nuevas”, exclama.
Es consciente de que han pasado su punto más álgido, los años a caballo entre los siglos XX y XXI donde levantaron auténticas obras maestras como Cegada de amor, Cómeme el coco, negro o Una nit d’òpera . Las dos primeras llegaron hasta el Festival de Edimburgo. Entonces también hicieron una de las series de televisión seguramente más emblemáticas de la historia, a pesar de tener solo trece capítulos: Teresina S.A. Milán confiesa que todavía tiene en el cajón la segunda temporada, “pero no sé si hoy tendría algún sentido rodarla”. En el 2024 grabaron ocho capítulos del podcast Les Teresines, pim, pam, pum , un brillante homenaje a la serie.
⁄ La Cubana quizá se encuentra en la intersección de la artesanía intelectual y el divertimento de clases populares
Igual que Milán espera que se haga justicia con el teatro de aficionados, quizá un día La Cubana ocupará el lugar que le corresponde en el podio del teatro catalán del último medio siglo. El director dice que, estéticamente, son “un despropósito”, pero lo exclama con una media sonrisa mientras recuerda con admiración el Lliure de Fabià Puigserver y el Paral·lel antiguo que conoció. Porque quizá La Cubana se encuentra justo en la intersección de esas dos líneas históricas, entre la artesanía intelectual y el divertimento de las clases populares. Y de todos aquellos que han hecho del teatro una manera de vivir.
Por cierto, es la primera vez que hablo con Milán y no me dice que este quizá es el último espectáculo de La Cubana , siempre en la cuerda floja. ¿Tal vez es porque el año que viene estrenarán (¿en València? ¿e n Pamplona?) La cuisine de La Cubana, solo apto para fans de la compañía.
L’amor venia amb taxi Teatre Romea. Barcelona. Del 17 de septiembre al 2 de noviembre
