Los museos de arte antiguo suelen presentar sus colecciones organizándolas por escuelas nacionales, algo que no ha sido útil para mostrar el arte moderno, mucho más internacional y conectado, aunque se hablase en ocasiones de movimientos como el futurismo italiano o neoplasticismo holandés. Esa tradición de las escuelas nacionales, en cualquier caso, está siendo ahora cuestionada en nuestras sociedades multiétnicas. Hace solo unos meses, por ejemplo, vi una nueva y excelente presentación temática de la colección de la Alte Pinakothek de Múnich que modernizaba todo lo que había en ella. Parecía una muy buena exposición de arte contemporáneo.
Hace ya años, por otra parte, que los grandes museos de arte moderno y contemporáneo evitan presentar sus colecciones de forma cronológica. En cuanto a la organización de estas por movimientos artísticos, esto sólo se mantiene habitualmente, si es que se mantiene, pues es un esquema que también ha sido cuestionado, hasta llegar a los años setenta. Esa narrativa va del impresionismo de finales del siglo XIX hasta el minimalismo y el arte conceptual, pasando por el cubismo, los paisajes constelados de Miró, el expresionismo abstracto, o las pinturas de cosas planas –banderas, dianas, números…– de Jasper Johns. Clement Greenberg fue quien articuló esta idea, viendo el arte moderno como el resultado de una evolución constante y progresiva de innovaciones formales. Siguiendo sus criterios, se defendió que el arte no tenía significado más allá de lo que mostraba. El minimalismo, al final de este relato, constituye una suerte de índice de características formales: color, tamaño, textura, incidencia de la luz… y eso es su significado.
⁄ Las cuestiones formales son más instrumentales que fines en sí mismas, salvo para los artistas digitales
A partir de los setenta esas ideas son muy cuestionadas, aunque todavía perduran o son comunes, para explicar todo el arte moderno anterior. Se reivindica ahora el significado. Eso no quita que aparecieran nuevos movimientos estéticos bien claros en los años ochenta y noventa, como, por ejemplo, los neoexpresionismos; las nuevas abstracciones posminimalistas; la nueva escultura inglesa; la escuela de Düsseldorf de fotografía; o, más adelante, y ya en nuestro siglo, el llamado arte relacional, cuya enorme influencia todavía perdura. El arte relacional es duchampiano y exige la interpretación del espectador, lo que lo distancia del arte político más dogmático. El caso es que ahora los museos presentan a menudo sus colecciones organizadas por cuestiones temáticas, dominadas sobre todo por un análisis poliédrico de la identidad y ese nuevo énfasis enorme en la importancia del significado, siempre por encima de cualquier cuestión formal. También se ha propiciado un cuestionamiento de todos los cánones establecidos desde perspectivas feministas y políticas.
El arte contemporáneo hoy muestra de forma simultánea un gran número de tendencias dominantes que no están necesariamente relacionadas entre sí. Además, la escena artística se ha ampliado de forma muy notable, abarcando ahora a todos los continentes. Las cuestiones formales son instrumentales más que fines en sí mismas, salvo para los artistas que usan tecnologías digitales. La mayoría de los artistas actuales escogen los lenguajes que mejor se adaptan a lo que quieren decir, evitando prejuicios y posiciones dogmáticas, salvo los artistas políticos. Esto explica la gran presencia otra vez de la pintura, que convive con naturalidad con las nuevas tecnologías. Aquí describimos diez tendencias dominantes en la escena artística de hoy, aunque es probable que no la expliquen por completo. He intercambiado algunos mensajes con Felipe Melo, fundador de ArtAhead Consulting, y asesor de grandes coleccionistas, para destacar algunos nombres concretos.
1. Descubrimiento o reivindicación de artistas mujeres antes ignoradas o subestimadas

‘Oro IX’, de Susana Solano, en una exposición del 2002
Esto es algo que lleva años haciéndose, desde museos y galerías, siendo una tendencia curatorial antes que una tendencia artística. Se está prestando mucha atención a algunas artistas del pasado, como Hilma af Klint, las mujeres del expresionismo abstracto o las mujeres surrealistas, pero también a algunas mujeres posteriores a estos movimientos que se han convertido ahora en grandes figuras históricas como Louise Bourgeois, Ana Mendietta, Ligya Clark, Eva Hesse, Lynda Benglis, Marlene Dumas o Yayoi Kusama. También ha crecido de forma muy visible el interés por otras muchas artistas de generaciones y nacionalidades distintas, con trabajos que derivan de estrategias o estéticas varias. Este es el caso, por ejemplo, de Maruja Mallo, Joan Jonas, Carmen Herrera, Etel Adnan, Nalini Malani, Isabella Ducrot, Cecilia Vicuña, Leiko Ikemura, Susana Solano, Joana Vasconcelos o Lucía Laguna.
2. Descubrimiento o reivindicación de artistas negros, hombres y mujeres

‘Vertigo Sea’, de John Akomfrah, en la Fundacio Tapies en el 2021
Esta categoría vuelve a ser una tendencia curatorial. Como la anterior, domina la escena artística abriendo un mercado nuevo y, más importante, presentando una visión de las cosas hasta ahora inexistente. Casos como Jean-Michel Basquiat eran puras excepciones y los artistas africanos se mostraban, si se hacía, casi como algo separado del arte contemporáneo occidental. En el contexto actual se han recuperado o consolidado artistas estadounidenses excelentes como Sam Gilliam, Martin Puryear, Kara Walker o Glen Ligon; y afrobritánicos como Frank Bowling, John Akomfrah, Isaac Julien y Sonia Boyce. También se han proyectado al estrellato artistas africanos como la nigeriana Njideka Akunyili Crosby, el keniata Michael Armitage, el ghanés El Anatsui, o artistas aborígenes australianos como Sally Gabori o Emily Kame Kngwarreye, esta con retrospectiva ahora en la Tate Modern.
3. Abstracción gestual femenina

‘The Skin of Our Teeth’ de Cecily Brown
Esta sí es una tendencia artística antes que curatorial. Deriva de la obra de algunas pintoras pioneras como Cecily Brown o Janaina Tschäpe, que se desenvuelven de formas distintas entre la figuración y la abstracción. Brown incorpora imágenes eróticas, semiocultas entre la materia y su aplicación gestual, mientras que Tschäpe deriva sus imágenes de paisajes, ambas explorando mundos interiores. Su trabajo puede entenderse como la continuación de una narrativa que va de Helen Frankenthaler y Joan Mitchell hasta hoy, y en cuya estela ha surgido la obra de artistas como la afrobritánica Jadé Fadojutimi, que pinta espacios abstractos pulsantes a gran escala explorando ideas identitarias, y otras pintoras como Donna Huanca, Lauren Quin, Vicky Uslé, Talla Worell o Rachel Jones.
4. Paisajes

Obra de Andreas Eriksson en la feria FIAC de París (2019)
El paisaje, género muy desprestigiado después de su dominio en todo el siglo XIX, habiendo culminado durante la eclosión del impresionismo, es de nuevo género dominante. Ahora se trata raramente de pintar paisajes concretos o determinados. El brasileño Lucas Arruda presenta imágenes atmosféricas y meditativas, sutilmente iluminadas, que sugieren cuestiones metafísicas. Otros como el sueco Andreas Eriksson pintan paisajes abstractos nórdicos que sugieren rendiciones científicas de aspectos geológicos, botánicos y climáticos, al tiempo que exploran la idea de lo sublime. El francés Laurent Grasso explora tanto en pintura, escultura o vídeo, las posibilidades visuales de ideas científicas como radiaciones, la energía electromagnética o los fenómenos paranormales, manipulando imágenes para lograr con ellas perspectivas inusuales o incluso imposibles. El paisaje se ha convertido, de pronto, además, como un medio idóneo para abordar problemas tan acuciantes como el cambio climático.
5. Identidad

‘Prato feito’ (2021) de Agrade Camiz
La identidad, en todos sus sentidos, femenina, minorías sexuales, raza…, tanto desde puntos de vista individuales como colectivos, es, probablemente la cuestión dominante en el arte contemporáneo. El interés en este tema está detrás de las dos tendencias curatoriales con las que hemos empezado hablando. La francesa Mimosa Echard mezcla en sus instalaciones temas autobiográficos con ideas provenientes de asuntos tan diversos como la investigación biológica o el cine experimental, tratando temas igualmente diversos como la sexualidad o la percepción. La brasileña Agrade Camiz es también una artista multimedia que explora el potencial simbólico de la arquitectura, en su caso, de Río de Janeiro, como un lugar para examinar narrativas personales y colectivas, reflexionando además sobre la sexualidad y la opresión de las mujeres. Sólo mencionamos a dos artistas en este apartado que podría aumentarse mucho, como ejemplos destacados.
6. Pintura figurativa

Obra de Alvaro Barrington en la Frieze Art Fair (Londres)
Este apartado, como el anterior, se refiere a una tendencia dominante de características increíblemente amplias, por lo que es difícil describirlo. Los artistas de esta categoría bien podrían estar en otras. Entre las nuevas estéticas figurativas podemos mencionar a TARWUK, nombre adoptado por dos artistas que trabajan juntos, Bruno Pogacnik Tremow e IvanaVuksic, nacidos en la antigua Yugoslavia, que exploran el concepto de trauma histórico. Un caso bien distinto es el de Alvaro Barrington, de origen caribeño y residente en Londres, que pinta motivos tropicales como flores y frutas, en cuadros sobre los que adhiere materiales como madera o tejidos. Confiesa que le gusta celebrar a su comunidad con referencias a asuntos como el hip hop, por lo que su trabajo también podría verse como identitario. La pintura abstracta y figurativa se enriquece al situarse en otras latitudes, donde es algo novedoso y moderno.
7. Instalaciones electrónicas digitales

Instalación digital del colectivo teamLab en Tokyo (2018)
El arte electrónico o digital está en desarrollo y evolución constante, así como se renueva la tecnología, que puede usarse en la producción de obras y en su presentación. El Guggenheim de Bilbao, por ejemplo, ha creado un espacio para este tipo de arte, donde ahora expone el artista turco Refik Anadol, quien crea complejas y dinámicas imágenes en movimiento perpetuo a partir de algoritmos de aprendizaje. Jordan Wolfson, un artista de Los Ángeles, ha trabajado en vídeo, cine, realidad virtual e instalaciones, usando a veces inteligencia artificial. Otro nombre destacado es el colectivo japonés teamLab, fundado en el 2001, que incluye una variedad de artistas, programadores, ingenieros, matemáticos, arquitectos y otros especialistas para producir instalaciones que exploran la confluencia entre arte, ciencia, naturaleza y tecnología. Muchos pintores y escultores utilizan nuevas tecnologías para crear sus imágenes o volúmenes.
8. Esoterismo

Obras de Hilma af Klint en una exposición en el 2019
El énfasis en el significado ha creado también una tendencia que se remonta a los albores de la historia, que va de los chamanes a las sociedades secretas o la psicodelia. Pioneros serían artistas modernos como Victor Hugo, en su faceta de dibujante, la mencionada Hilma af Klint o muchos otros interesados en las tradiciones espirituales secretas como Mondrian, Munch, Michaux, Agnes Martin, Forrest Bess, Kenneth Anger, William S. Burroughs, Derek Jarman, Tàpies, Philip Taaffe o Francesco Clemente. Este interés ha llevado a una recuperación de muchos nombres como el de los cineastas experimentales Jordan Belson, Bruce Conner o el mago Harry Smith. De nuevo muchos artistas en esta categoría podrían estar en otras, como Felipe Baeza, Louise Despont o Matías Krahn. Todos se interesan por la mística, la teosofía, el sufismo, la cábala, las filosofías orientales...
9. Arte político

‘Ghost Gu Coming Down’ de Ai Weiwei, en Sevilla (2013)
El arte con expresa voluntad política es también una tendencia dominante, incluyendo como parte de su discurso el activismo. Estos artistas enfatizan las cuestiones más relevantes en su contexto, como el cambio climático, la inmigración, los retornos de la extrema derecha y su recorte de las libertades, el genocidio barbárico de los palestinos, las guerras para robar recursos a países más débiles, los nacionalismos tóxicos, el machismo y sus violencias, la descolonización, el origen delictivo de muchas fortunas relacionadas con el apoyo a museos y otras actividades culturales, etcétera. Un problema del arte político es su dogmatismo y la literalidad de su lectura, pero ha dado lugar también a algunos de los artistas más influyentes del momento como Francis Alÿs, William Kentridge, Nan Goldin, Doris Salcedo, Mark Bradford, Ai Weiwei o la mencionada Kara Walker.
10. Artistas multidisciplinares

Miquel Barceló con algunas de sus cerámicas en una muestra en La Pedrera (2024)
Los artistas de esta tendencia podrían aparecer también en otras. Tal vez era de esperar que una vez que el virtuosismo y el fetichismo técnico desaparece, los artistas buscarían las técnicas más relevantes para el efectivo desarrollo de sus ideas. Destacan al respecto Miquel Barceló, con su uso de la cerámica; el coreógrafo estadounidense Ralph Lemon, que también dibuja y hace vídeos; el citado belga-mexicano Francis Alÿs, que trabaja en distintos soportes; y otros artistas mexicanos como Gabriel Orozco, Damián Ortega o Carlos Amorales. Orozco no tiene estudio y trabaja en colaboración con otras personas en los lugares donde expone. También hay artistas que trabajan con palabras o textos, como la irlandesa Orla Barry o el sueco Karl Holmqvist. Ulla von Brandenburg, cuya práctica central es el dibujo, trabaja también con bailarines. En cualquier caso, hay muchos artistas en activo cuya práctica incluye la pintura, el dibujo, el grabado, los libros de artista, la fotografía, el vídeo o el cine, la performance y las nuevas tecnologías digitales. Artistas tan disimiles como Orozco o Joana Vasconcelos, que trabajan con expertos en otras disciplinas. También lo hacen el danés Olafur Eliasson o el argentino Tomás Saraceno, cuyas obras suelen tener el aspecto de algo científico o funcional.