Cosas que traen los libros

LIBROSCOPIO

La mejor noticia en el mundo del libro en esta década es la multiplicación de los clubes de lectura

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Componentes del club de lectura Entre Párrafos y Letras 


Llega septiembre y hay que apuntarse corriendo al gimnasio porque es muy importante cuidar el cuerpo. ¿Y qué tal apuntarse a un club de lectura para que también esté en forma la mente?

La mejor noticia en el mundo del libro en esta década es la multiplicación de los clubes de lectura. En 1998 el número de clubes de lectura estables en las bibliotecas de Barcelona era… ¡uno! El de la biblioteca Francesca Bonnemaison (pionera en tantas cosas). En el año 2001, cuando se crea el Consorci de Biblioteques de Barcelona, tenían seis clubes de lectura en toda la ciudad; ahora tienen 150. Y las iniciativas particulares han superado a las institucionales en un auge vertiginoso. 

Hay clubes de lectura de personal sanitario de hospitales, de grupos de amigos, de la academia de idiomas, compañeros de trabajo, mossos d’esquadra, clientes de librerías, de bares, de museos, de internos en centros penitenciarios… Son tantos y es un movimiento tan libre que ni siquiera la cansina inteligencia artificial que parece que todo lo sabe es capaz de decir cuántos hay en España y se limita a constatar que no hay un censo de clubes de lectura y que “su número se cuenta por miles”.

Hay clubes presenciales y a distancia. Las herramientas digitales han contribuido a la expansión de los clubes de lectura y, de alguna manera, han conseguido hacer realidad la idea de república de las letras , un territorio que no queda delimitado por las fronteras físicas sino por el afán compartido por la lectura.

Hace unos meses conocí a las componentes del club de lectura Entre Párrafos y Letras. Me llamó la atención la diversidad geográfica: Badajoz, Algeciras, País Vasco, Catalunya, Cádiz, Ponferrada, Madrid, Málaga, Segovia, Mallorca... O Colombia. Me explica Mònica Esteve, la coordinadora voluntaria del club de lectura (estudió Geografía y trabaja en un despacho de abogados de Barcelona) que su compañera colombiana “a veces se estresa con los horarios pero participa en todo lo que puede; aquí no hay banderitas ni fronteras, solo la pasión que sentimos por leer”.

Mònica podría ser muchos lectores (lectoras) de esa República de las Letras: “Busqué un club porque me gusta mucho leer pero quería comentar la lectura con otras personas y no tenía con quién”. Encontró uno en Instagram del que unas cuantas se escindieron y formaron un grupo de conversación en Telegram donde nació Entre Párrafos y Letras. “A mí me interesa mucho la novela histórica y asisto también a otro club de lectura de la librería Haiku de Barcelona especializada en literatura japonesa, pero leemos de todo. ¡Una de ellas controla muchísimo de fantasía! El club te hace salir de tu corsé de lecturas. Yo les propongo para la lectura del mes unos títulos, pero todas me ayudan, y después se vota y se escoge la lectura definitiva. A veces nos ponemos pequeños retos, como leer para Sant Jordi El rey Lear de Shakespeare”.

Le pregunté por qué en tantos clubes de lectura la mayoría (a veces, todas) son mujeres: “No sé… quizás por la necesidad que tenemos de compartir las cosas”. Me contó que eran cerca de cuarenta, que un grupito había estrechado el vínculo y se les había ocurrido encontrarse en la Feria del Libro de Madrid: “Ha surgido como un impulso”.

Hace unos días recibo la foto de algunas de las componentes del club de lectura, entre las casetas de libros del parque del Retiro el pasado junio. Me explica Mònica que “cuando te conoces a distancia piensas: ¡por redes es muy majo, pero a saber qué tiene en el congelador! Y pasó que sintonizamos desde el primer hasta el último minuto. ¡Vamos a repetir! Al final, esto excede al club de lectura; unas cuantas hablamos por el grupo de Telegram cada día. Del club hemos pasado a la amistad. ¡Qué bien que los libros nos hayan traído esto!”.

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