Posiblemente todas las familias tengan una historia que contar aunque solo algunas tengan quien sepa hacerlo. La estadounidense Claire Messud (1966) ha escrito una bella y caudalosa novela que recoge el devenir de los Cassar, de origen franco-argelino–como sus abuelos, ella es hija de canadiense y de un pied-noir – a lo largo de tres generaciones. Se trata de un volumen lleno de vida y de muerte, de logros y sinsabores, protagonizado por personas corrientes, a los que las circunstancias llevarán a vivir en diferentes países y continentes.
Messud es profesora en la Universidad de Harvard, ha obtenido prestigiosas becas y sus obras ( La última vida, La niña en llamas o La vecina de arriba ) han recibido premios y distinciones. Su último trabajo tiene aires de obra clásica, prolífica en historias, todas bien cosidas a lo largo del tiempo –siete décadas– y del ancho mundo -Argelia, Grecia, Francia, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra o Australia-. La autora consigue confeccionar un fresco de grandes proporciones, lleno de texturas y matices, que uno no puede dejar de mirar –leer–.
“Una historia no es una línea; es algo más rico, que gira y forma remolinos”, apunta en el prólogo. Ella ha sabido plasmar esos movimientos y turbulencias. La novela, dividida cronológicamente en siete partes, va proporcionando anclajes para que el lector hilvane el recorrido de la familia –avanza lo que vendrá, redunda en episodios, relaciona y explica aspectos que habían sido apuntados– y no se pierda.
Gaston Cassar y su mujer Lucienne, -trece años mayor que él, información relevante como se verá al finalizar la lectura-, tienen dos hijos, François y Denise, cuando la Segunda Guerra Mundial les obliga a dejar Salónica y llegar a Argel, de donde procede el patriarca y donde tiene familia. Gaston es agregado naval del consulado francés, un convencido servidor de su patria y devoto de su mujer (“Soy mediterráneo, soy latino, soy católico, soy francés”).
Lucienne y los hijos acabarán viviendo en Larbaâ cuando nadie en Argel los acoja. Allí, en un entorno austero, la familia se las apañará y el pequeño François, de ocho años, asumirá un papel protector, en especial con su vulnerable hermana
⁄ Claire Messud consigue confeccionar un fresco de grandes proporciones, lleno de texturas y matices
Una década después François podrá estudiar en un campus de Estados Unidos – su padre vio que el futuro pasaba por el inglés–gracias a una beca Fullbright y experimentará la condición de extranjero cuando lo tilden de “colono africano (casi) blanco de aquel misterioso territorio”. El padre Cassar trabajará en una empresa petrolera, el hijo acabará en una de aluminio. Ambos lidiarán con frustraciones, conflictos y responsabilidades similares.
Los patriarcas vivirán años felices en Buenos Aires mientras el hijo lo hará en Suiza, Turquía y Francia. Casado con Barbara, de origen canadiense, tendrá dos hijas, Loulou y Chloe.
El concepto de hogar como refugio planea en todo el libro. Aquellos que han tenido que moverse de una casa a otra se aferran a él. Tolon será finalmente ese espacio de memoria. Allí acabarán sus vidas los abuelos –el hijo, en Estados Unidos y la nieta en Sídney–. Chloe tomará la palabra en algunos fragmentos y su voz en primera persona imprimirá fuerza a los recuerdos y perfiles de la familia.
El libro crea innumerables y ricas escenas –Denise trabaja en una librería por la que pasarán Borges, Ocampo o Sábato, François se empapará de la obra del sociólogo Raymond Aron, el problema de la pequeña Chloe con su jersey manchado en la mochila o los accidentes laborales del abuelo y el padre–. De fondo, episodios históricos como la independencia de Argel, el discurso de De Gaulle, la caída del muro y los cambios en la URSS.
En esta historia hay dos letraheridos, Gaston –una obra en el cajón– y la nieta Chloe, que conseguirá dedicarse a la escritura y preservar el legado de los Cassar. El abuelo le inculcó que “la familia era sin duda el hogar”.
⁄ Como fondo aparecen hechos históricos de siete décadas, como la Segunda Guerra Mundial o la independencia de Argel
Messud ha puesto palabras a ese lugar; ha contado maravillosamente cuánto llega a las nuevas generaciones de los esfuerzos de sus antepasados, ha dibujado los lazos y soledades que trazan una vida y ha desvelado el secreto que casi todas las familias guardan.
Claire Messud Esta extraña y azarosa historia Trad. de P. Antón de Vez Galaxia Gutenberg 512 páginas 24,5 euros