Quienes visiten el museo Thyssen de Madrid probablemente se sentirán impresionados por la colección de paisajismo pictórico estadounidense, que hasta la existencia de esta entidad apenas se había visto en España. En el 2000 la exposición Explorar el Edén presentó una buena síntesis, arrancando con la figura de Thomas Cole y contando con Frederic Edwin Church y Winslow Homer entre otros. En ese paisajismo, desde mediados del siglo XIX, influyó mucho el movimiento trascendentalista, abanderado por escritores como Thoreau y Whitman y sobre todo por el filósofo Ralph Waldo Emerson. Los pintores absorbieron su éxtasis ante la naturaleza como fuente de salud espiritual y la crítica al industrialismo, y añadieron la atención al mundo de las tribus indias americanas.
Everett Ruess (1914-1934) no llegó a ser un artista consagrado, ni figura en el museo Thyssen; de hecho se conservan muy pocas obras suyas. Pero por su trabajo y sobre todo por su espíritu muy bien podría estar allí. Nacido en el seno de una familia californiana acomodada y culta, a los dieciséis años decidió, con permiso y apoyo paterno, lanzarse a los caminos con el propósito de conocer, siempre en solitario, los recodos más salvajes de Utah, California y Arizona.
Ilustración al linóleo de Everett Ruess
Con sus cajas de acuarelas y uno o dos burros para cargar su equipaje, emprendió durante cuatro años los abruptos senderos del Oeste. Subió montañas, durmió en cuevas, mató serpientes, malcomió y maldurmió. Eran los tiempos de la Gran Depresión y la gente con la que se encontraba, aunque a menudo le ayudaron, sobrellevaba sus propias dificultades.
En el año de su veinte aniversario la pista de Ruess se pierde. ¿Cayó por un peñasco de los desfiladeros de Utah, fue asesinado por unos salteadores, se quedó a vivir con una tribu indígena, decidió emprender nueva vida con una identidad diferente? Las especulaciones se han sucedido desde entonces.
⁄ Ruess mantuvo correspondencia sobre todo con sus padres y su hermano Waldo, que nunca aceptó la pérdida
En ese periodo de vagabundeo, de forma entrecortada, aprovechando oficinas postales ignotas, Ruess mantuvo una sustanciosa correspondencia sobre todo con sus padres y su hermano Waldo, que nunca aceptó la pérdida de Everett -la búsqueda del desaparecido se mantuvo hasta los años 50- y hasta el fin de su vida se ocupó de mantener vivo su escueto legado y hacer circular sus escritos. La editorial Periférica publica ahora Una belleza insoportable -expresión con la que el joven se refiere a menudo a los majestuosos paisajes que va encontrando-, que recoge las cartas de Ruess con traducción e introducción de Munir Hachemi.
Sorprende la madurez , el tono poético y el rico detallismo que plasma en sus misivas el viajero desde el inicio de sus itinerarios, que incluyen esporádicos retornos a la vida urbana: a los talleres de xilografía, técnica que le había enseñado su madre, a las clases en la UCLA y a los encuentros con fotógrafos como Edward Weston, al que venera profesional y humanamente, Ansel Adams o Dorothea Lange.
⁄Transmite sobre todo ese pasmo reverencial ante la magnificencia del paisaje virgen
Ruess, que se negó a llevar armas, no corre grandes aventuras pero sí muchos incidentes menores de vida en la montaña. Sobre todo, transmite ese pasmo reverencial ante la magnificencia del paisaje virgen, con “vivencias increíbles en la naturaleza, de una belleza abrumadora... No podría vivir de otra forma”. Y se adentra en el Gran Cañón “para abandonarme a la terrible inmensidad y ahogarlo todo en el rugido ensordecedor del Colorado”.
Las peripecias de Ruess me han traído a la memoria las del pintor Julian Barber en la novela de Paul Auster El palacio de la luna, con su enorme simbolismo. Y su defensa de la vida vagabunda anticipa la de la generación Beatnik de Jack Kerouac y Neal Cassidy. La experiencia trascendental del gran paisaje y la apología de la existencia errante constituyen una de las líneas más vigorosas de la cultura estadounidense, con la que es una alegría reencontrarse en estos momentos, tan tristes por tantas cosas para este país.
