La edición en 2015 y en 2025

LATIDOS

Tendencias que preocupaban hace diez años se han solucionado en buena parte, pero han surgido nuevas inquietudes

Aurore Touya, editora de Gallimard, en las Conversaciones de Formentor

Aurore Touya, de Gallimard, en las Conversaciones de Formentor

SONIA TRONCOSO

En sucesivos encuentros de las pasadas semanas, primero en el Forum Edita Barcelona y después en las Conversaciones literarias de Formentor, celebradas en Aranjuez, hemos tenido oportunidad de comentar con editores en activo un tema sustancioso. ¿Cómo ha cambiado el mundo del libro en los últimos diez años?

En la crónica Pasión por editar, que se presentó en el Forum, consta que hace diez años preocupaban básicamente siete temas: cómo superar la crisis económica, que entonces aún brindaba serios coletazos; el descenso de la lectura entre la población; la fragilidad de las librerías; ¿qué interesa al público joven? ¿Va a seguir leyendo?; ¿sustituirá la lectura en formato digital a la de papel?; la piratería editorial, y, por último: ¿cómo proteger institucionalmente los contenidos culturales?

⁄ El Forum Edita y las Conversaciones de Formentor debaten el impacto de la IA en el mundo del libro

La crónica en cuestión recoge que en 2016, José Creuheras (Planeta) ya avisaba de que el mundo del libro “estaba atravesando la mayor transformación desde Gutenberg”. En 2018, Markus Dohle ( Penguin Random House), manifestaba que el comercio electrónico había mejorado el mercado, al permitir vender libros las 24 horas del día, y el negocio de los audiolibros comenzaba a consolidarse. Carlo Feltrinelli, en 2019, cargó contra Amazon y afirmó que “hemos pasado de la era Gutenberg a la era Zuckenberg”.

La pandemia aceleró la transformación del mundo del libro. En 2020 creció un 20% el comercio digital, se intensificó notablemente el hábito de la lectura, en las editoriales se impuso el teletrabajo. Hubo gran incremento en ventas en bolsillo y de literatura infantil; el mercado se diversificó.

En estos años se ha impuesto la ecoedición. En Francia, el 95% del papel de los libros ya es certificado o reciclado. La impresión bajo demanda permite responder rápido a pedidos. Y hasta la red TikTok genera grandes ventas con sus recomendaciones.

Numerosas librerías, amenazadas por la transformación de los centros urbanos, se han reinventado, fidelizando a la clientela con una atención muy personal, espacios atractivos, actividades permanentes. 

En suma, de los temas que preocupaban en 2015, cuando se empieza a gestar el Foro Edita, tenemos que la crisis económica en el sector se ha superado y España es el único país europeo que lleva una década de crecimiento ininterrumpido. Se crean nuevos modelos de librerías y se abren establecimientos en todo el país. Entre el público joven, el género del romantasy arrasa.

¿Sustituirá la lectura digital a la de papel? No, la está complementando. La protección de los contenidos culturales continúa pendiente. 

Y aparece un nuevo tema de inquietud y/o esperanza: la inteligencia artificial. Que es la que ahora piratea contenidos en forma masiva.

La IA estuvo muy presente en las Conversaciones de Formentor, que agruparon a una treintena de editores internacionales que hablan español. De lo mucho dicho en su transcurso, la relatora Berna González Harbour agrupó varias ideas: la importancia irrenunciable del papel del editor; la exigencia de imprevisibilidad en los catálogos; la necesidad de compartir información en la era de las redes; el gran nicho que ofrece el público infantil y juvenil.

Hay que estar atentos a las nuevas sensibilidades que promueven o condenan obras de forma muy diferente a las de una década atrás; y se propone la etiqueta “edición humana en todo el proceso” para conjurar el empleo indiscriminado de la IA, que a la vez puede brindar importantes avances al sector. Pero hay que saber gobernarla.

En el coloquio se pidió poner en valor la cultura europea, con algún tipo de excepcionalidad. Me gustó la intervención de la editora de Gallimard Aurore Touya, que frente a visiones más oscuras lanzó un mensaje de compromiso personal y reclamó optimismo sobre el futuro editorial: “Me basta con ver filas de gente dispuesta a esperar a que Chimamanda Ngozi Adichie firme libros con sus dedos y su tinta , y espero que la IA nunca lo pueda lograr”.

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