Turistas de la propia biografía

NARRATIVA

Cuatro historias dan testimonio de una generación errante, marcada por la represión sexual, los totalitarismos emergentes y el desencanto espiritual

Christopher Isherwood en1967

Christopher Isherwood en1967 

Mirrorpix

En diciembre de 1935, Stephen Spender, W.H. Auden y Christopher Isherwood se establecieron en una localidad cercana a Lisboa, con el objetivo de vivir lejos de una Inglaterra conservadora y a las puertas de dos contiendas bélicas; tales cosas se dejaban sentir en Diario de Sintra (editorial Gallo Nero), que abarcaba hasta agosto de 1936; una etapa en que Spender viaja a España cuatro meses antes de que estalle la Guerra Civil, y al que le encanta la Barcelona de los conciertos de Pau Casals y donde conoce a poetas en lengua catalana. 

Asimismo, Isherwood se refiere a las ideas de su compañero con respecto a que “está dispuesto a apostar que Hitler perderá el poder antes de que termine el mes”, algo que el autor de Adiós a Berlín considera “un punto de vista tan insensato que espero supersticiosamente que se haga realidad”.

Pero la realidad será bien distinta. Aquellos poetas británicos acabarán exiliándose, algunos a Estados Unidos, como el caso de Isherwood, que moriría en la localidad californiana de Santa Mónica, en 1986 (había nacido en Disley, Cheshire, en 1904). El idealizado fin de confluir juntos en Sintra para huir de la homofobia británica —un rasgo común de ellos era la homosexualidad— acabaría siendo un sueño incumplido.

Al fin y a la postre, este trío de poetas protagonizaron un choque de ideologías a medida que la incertidumbre se abría paso en distintos conflictos bélicos. De algún modo, fueron Amigos de paso , por decirlo con esta obra de Isherwood cuyo título original fue Down there on a visit (De visita , 1962).

Tal vez encontremos en esta novela al Isherwood más incisivo, cínico, de toda su trayectoria, en una prosa que aúna introspección personal y observación sociopolítica y que se estructura en forma de episodios autónomos pero interconectados. Son cuatro historias que constituyen un valioso testimonio de una generación errante, marcada por la represión sexual, los totalitarismos emergentes y el desencanto espiritual de Occidente. De este modo, el autor construye un autorretrato a través de los otros a partir de distintos escenarios: Berlín, una isla griega, Londres y California, de 1928 a 1940.

En cada sitio, un personaje actúa como catalizador del propio proceso de autodescubrimiento del narrador, quien, también llamado Christopher Isherwood, se distancia de sí mismo para observarse como un personaje más. Tal como señala el personaje Paul en un momento dado, Isherwood es “un turista, hasta la médula”, un visitante perpetuo de las vidas de los demás, incapaz de enraizarse del todo en ninguna existencia que no sea la suya, pero tampoco del todo en la propia.

El Berlín de cabarets decadentes y libertad sexual con presencia nacionalsocialista, donde el joven Christopher conoce al señor Lancaster, cuya rígida moralidad le permite al narrador descubrir su propio deseo; la Grecia, donde Ambrose –personaje basado en el arqueólogo homosexual Francis Turville-Petre– encarna la tragedia del exilio interior, tras escapar de la represión británica; el Londres de Wal­demar, un oportunista que quiere uti­lizar a una joven inglesa para escapar de la Alemania nazi; y la California en que el gigoló Paul (basado en el bello y excéntrico Denham Fouts) comparte con Isherwood un descubrimiento espiritual…

Estos cuatro momentos funcionan casi como estaciones de un viacrucis afectivo en el que los personajes siempre parecen estar de visita, una expresión esta que, aunque podría parecer banal, resume la esencia del libro: la incapacidad de comprometerse plenamente con los demás y con uno mismo, siendo un turista de la propia vida, más la necesidad de desapegarse emocionalmente como estrategia de supervivencia en un mundo que castiga el deseo libre, como si Isherwood sugiriese que todos somos, en cierta forma, turistas en nuestra propia biografía.

Christopher Isherwood Amigos de paso Acantilado Traducción de María Belmonte 384 páginas 26 euros

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