Todos hablan de esta película. Homo Argentum se convirtió en un fenómeno del cine argentino y en uno de los ejes discursivos de la denominada batalla cultural presente en el gobierno de Javier Milei, quien no dudó en reivindicar el filme como “obra de arte” y apropiárselo como estandarte a exhibirse ante la –cada vez más– polarizada sociedad argentina.
En efecto, la película superó los 500.000 espectadores en apenas cinco días desde su estreno, convirtiéndose en el cuarto mejor lanzamiento de la historia del cine en el país y está a punto de saltar a las plataformas (próximamente en Disney+). Un fenómeno de taquilla que Milei, con su estilo directo y tajante, usó para golpear a sus adversarios ideológicos en las redes: “Les duele el éxito en una película sin financiamiento del Estado”. El dardo impactó contra uno de los blancos preferidos del presidente: la comunidad artística identificada con producciones que contaron con el apoyo o subsidio del otrora poderoso kirchnerismo. Los adeptos de la corriente política de los ex presidentes Néstor y Cristina Kirchner, o simplemente Los K o Los Kirchos, como los llaman despectivamente los trolls mileístas en la frecuente diatriba en las redes sociales. Una disputa que, por supuesto, tiene a enfervorizados militantes kirchneristas y/o peronistas del otro lado.
Fotograma de 'Homo Argentum'
¿Puede entonces una película hacer huella en la dialéctica del poder más encumbrado o instalarse en la agenda como bandera de disputa política? En esta Argentina, parece que sí.
El filme está protagonizado por Guillermo Francella, uno de los actores más populares del país, quien interpreta a dieciséis personajes diferentes y colaboró creativamente con los realizadores, Mariano Cohn y Gastón Duprat, en la elección de cada una de las viñetas que aparecen en tono de comedia. La antología –que hará recordar tal vez a la de Relatos salvajes – retrata situaciones y personajes típicos de la sociedad argentina: un abuelo que compra su camioneta soñada y protagoniza un choque contra un ex compañero, un padre de familia, un guardia de seguridad, un vendedor callejero de dólares o un cura villero, es decir, alguien que se vincula con los sectores populares. Algunos sketches, en efecto, ironizan sobre la llamada hipocresía progresista solapada en el oportunismo social y la doble moral.
Fotograma de 'Homo Argentum'
“¿Cómo es el argentino? Familiero, solidario, buen amigo, pasional, medio chanta. No obstante aquí abordamos otro tipo de personalidades que hablan de dilemas morales; queríamos que se generase algo y por eso algunos de los personajes tienen alguna incorrección. Salió esta hermosa película con una paleta de colores bien contada y que generó esto en la gente. Mucho humor, reflexión, crítica social…”, dice Francella a Guyana Guardian.
⁄ Los críticos la califican de caricatural y pretenciosa en su definición de lo argentino, incluso de antipatria
Mientras que los sectores progresistas y los críticos la calificaron de caricatural y pretenciosa en su definición del ser argentino y otros más fanáticos la han llegado a rotular de antipatria y porteñocéntrica, los seguidores del presidente la colocan como un ejemplo de éxito popular, escindido de las subvenciones estatales y en consecuencia la anotan –con exageración– casi como un logro de gestión.
Fotograma de 'Homo Argentum'
A estas alturas, Homo Argentum trasciende su boom: se ha convertido en campo de disputa simbólica en un país donde hasta el cine puede ser usado como arma discursiva. Especialmente, en un momento en que se han filtrado audios delicados atribuidos a Karina Milei, la hermana del presidente, y otros funcionarios –José Espert, hombre del riñón de Milei, debió declinar su candidatura a diputado- son investigados sobre presuntos hechos de corrupción. El oficialismo se limita a responder que todo es parte de una operación de desestabilización por parte de la oposición.
En este escenario, la gente identifica al protagonista con uno de los bandos. ¿Tendrá que ver lo pronunciado por el mismo Francella? “Hay cine que es muy premiado pero le da la espalda al público. No me gusta ese cine”, dijo durante uno de los estrenos de Homo Argentum. Y desde luego, varios se sintieron aludidos. La estadística indica, en efecto, que el público se identificó con la película, casi de inmediato.
“No quiero hablar de la controversia política… porque no me interesa estar entre las partes en conflicto, en la confrontación discursiva política, ni llenar espacios de programas con eso. No. Yo ya me expresé alguna vez y es suficiente”, dice Francella.
Fotograma de 'Homo Argentum'
Aunque elija templar su nivel de incidencia –que cualquier figura pública envidiaría–, el actor es consciente de lo que se genera a su alrededor. “Es hermoso lo que recibimos con la película porque intentamos que no fuera por plataforma y apostamos por el cine. Hay una inspiración en Los monstruos [Dino Risi, 1963], del neorrealismo italiano, que a mí me gusta tanto. Y siento que esta película ya es de la gente”, remata el actor.
⁄ Milei no dudó en reivindicar el filme como “obra de arte” y apropiárselo como estandarte
Con una carrera de incontables éxitos en televisión y cine –El secreto de sus ojos, junto con Ricardo Darín, entre otras–, la figura de este actor de setenta años parece arraigada inconscientemente en el humor nacional, en el lenguaje popular y hasta en los mínimos hábitos cotidianos. “¿Quién te creés, Francella?”, les dicen los vecinos a sus porteros, luego de que el actor interpretara el rol de un encargado de edificio que impone reglas de convivencia a su antojo. Sus frases y su cara de infinitas gesticulaciones viajan a diario como stickers por los teléfonos. “Buen día… hermosa mañana, ¿verdad?”, la cargada futbolera que cualquier argentino entenderá, o varios otros emojis que el mismo actor ha reconocido enviar a sus amigos.
¿Cómo definirlo? Un icono cultural es aquello capaz de convertirse en un objeto de portabilidad social: un meme, en estos tiempos. Tal vez por ello, su nombre se alza referente de un clima de época a causa del descomunal éxito de su película –y de la interpretación de su narrativa– en estos tiempos de excesiva crispación política.
Cartel promocional de 'Homo Argentum'
