Místicas, novicias y rocker@s

ENSAYO

¿Vuelve la religiosidad? ¿O es solo una moda?  ‘Los domingos’ desde el cine o el ‘Lux’ de Rosalía desde la música conectan con el nuevo ‘Misticismo’ de Simon Critchley

C7JTE5 C7JTE5 Graffitied Wall religious mural_ A painting of the ecstasy of St Teresa_17th century Bernini_St Teresa of Avila, Preston, UK

Grafiti inspirado en ‘El éxtasis de Santa Teresa’ de Bernini, en Preston (Reino Unido) 

Alamy

Uno de los leitmotiv musicales esenciales de Los domingos, la nueva película de Alauda Ruiz de Azúa recientemente estrenada –en la que una joven de diecisiete años decide convertirse en monja de clausura–, es una versión coral de Into my arms, una canción del rockero australiano Nick Cave de 1997 a medio camino entre el amor terrenal y el divino. La elección del tema encaja a la perfección en la película con una versión que aproxima la canción de Cave a una interpretación de profunda espiritualidad, intensa más si cabe que en el original.

Coincidiendo con el estreno de Los domingos, en las librerías encontramos también el último libro del filósofo británico Simon Critchley, titulado Misticismo, y descubrimos que Nick Cave repite presencia, pues es uno de los músicos que allí se mencionan, en su caso como claro ejemplo de artistas cuya obra puede entenderse en conexión con las experiencias del misticismo religioso, aquel que nos remite a nombres como Teresa de Ávila o Juan de la Cruz.

No es de extrañar que en el momento de acercarse a cuestiones atemporales, como aquí determinadas formas seculares de la relación de la humanidad con lo divino, Critchley acuda a conexiones con el mundo moderno, pues su historial como filósofo y escritor nos tiene acostumbrados a esa interrelación entre algunas de las grandes cuestiones del pensamiento y temas absolutamente contemporáneos, relacionados a menudo con la cultura pop. Así, en su bibliografía conviven títulos como La tragedia, los griegos y nosotros , La fe de los que no tienen fe , Apuntes sobre el suicidio o En qué pensamos cuando pensamos en fútbol y Bowie (por David Bowie, el músico).

Los domingos

Fotograma de la película 'Los domingos' 

 

En Misticismo, el libro, encontramos una visión práctica del mismo, de cómo el misticismo puede “profundizar la percepción de nuestra propia vida” y ayudarnos a “sobrepasar el yo” a través de algo parecido al éxtasis, entendido este como una experiencia de alegría, placer y júbilo. Pero si en otro tiempo ese acceso al éxtasis se producía a través de una vivencia fundamentalmente religiosa encaminada a un ­encuentro/fusión amorosa con la divinidad, hoy Critchley propone la posibilidad de acceder a ese estadio gozoso de despojamiento del yo a través de experiencias generadas desde el arte, sobre todo la poesía y, muy especialmente, la música. Critchley sugiere asimismo liberarnos de prejuicios frente al misticismo para afrontar la “pobreza de la experiencia contemporánea” y “obtener algo de alivio de la tristeza, de la melancolía, de la pesadumbre en el alma, del abismo de la desesperación, de la plomiza pesadez mental”.

⁄ ‘Misticismo’ reivindica la “secularización de la experiencia mística” a través del arte, sobre todo la poesía y la música

Llegados a este punto, podríamos pensar que estamos ante algún tipo de manual de autoayuda esotérica o de neoreligiosidad retrógrada. De un “anacronismo”, como el mismo autor dice, sobre fanáticos y charlatanes. Pero el libro es algo distinto. Por una parte, es un serio estudio de la mística medieval mediante algunas de sus figuras esenciales, especialmente la inglesa Juliana de Norwich (1342-1416), a quien dedica mayormente su atención, aunque también aparecen otros nombres más conocidos como el Maestro Eckhart o la española Teresa de Ávila, en un equipo fundamentalmente femenino. Y a partir de ahí, profundiza en sus diversas prácticas, que no son en sí mismas una religión sino un itinerario, el viaje de quienes perseguían la unión con Dios desde prácticas incluso intensamente eróticas y consideradas a veces heréticas.

Por momentos, Misticismo se parece a un tratado de teología, pero, siguiendo una práctica habitual en su autor, no renuncia a explicar las cuestiones tratadas, por profundas que puedan parecer, de la forma más actual y desacomplejada. Una muestra: “Por decirlo de un modo suave, Cristo es de género fluido, al tiempo masculino y femenino, ninguno de los dos y ambos a la vez, un Dios de lo más queer.”

La portada de 'Lux', el nuevo álbum de Rosalia (Sony)

Rosalía en la portada de su nuevo disco 'Lux' 

 

Pero esta modernidad no es solo formal sino que impregna la esencia de la propuesta del autor, cuyo propósito principal es apropiarse de la práctica del misticismo para el presente. Así, es como nos acompaña desde las visiones de Jualiana de Norwich hasta la poesía de T.S. Eliot o de la canadiense Anne Carson y, sobre todo la música de artistas como Nick Cave, Julian Cope o destacados grupos del krautrock como Can o Neu!

En la música, Critchley dice encontrar un “misticismo sin dios”, que “actúa en el reino de los sentidos y que tiene su eco tanto dentro de nosotros como más allá de nosotros”. En definitiva, ese es quizás el mejor valor de su libro, convertir el misticismo en algo práctico y experienciable desde un presente no necesariamente religioso sino estético. Lo que el autor llama “la secularización de la experiencia mística”. Una experiencia en la que incluso “los raptos del punk son místicos”, en tanto que también es posible vincular la comunión entre artista y público con una forma de éxtasis. Es en este aspecto ritual donde se encuentran la práctica artística y la religiosa.

⁄ En la música, Critchley dice encontrar un “misticismo sin dios”, que “actúa en el reino de los sentidos”

La propuesta mística de Critchley no significa necesariamente que estemos asistiendo a un renacer de la religiosidad, aunque es evidente que hay algunas señales que podrían hacernos pensar que es así. Ahí está, por ejemplo, el nuevo disco de Rosalía, ese Lux en el que también tiene cabida el misticismo, a través de personajes como la mística sufí del siglo VIII Rabia al-Adawiyya y numerosas referencias a la divinidad y la religión, además, claro, de la espiritualidad que desprenden algunas de sus partituras. Quién sabe si, si Lux hubiera llegado un poco antes, hubiera encontrado su lugar en el Misticismo del filósofo británico./

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