Hay algo preciso y maravilloso en un cuento: la forma de condensar una historia, de provocar efectos, maravillar al lector, atraparlo y soltarlo en el momento oportuno para que el mundo que ha visto se quede anidando entre los pliegues de la memoria. Esto es algo que sabe la editorial Páginas de Espuma, nacida en 1999, una editorial que ha vertebrado su catálogo a través del cuento para traernos voces nuevas, pero también clásicos, como esta antología dedicada a uno de los grandes escritores del siglo XX: Ray Bradbury.
No es baladí que la editorial haya decidido publicar esta imprescindible antología, Ray Bradbury. Cuentos, en octubre, ya que el autor era un enamorado de este mes, al que incluso le dedicó un país lleno de cuentos. Pero los cuentos que encontramos en este volumen van más allá de un país; nos ofrecen una constelación, un universo porque, como explica Paul Viejo, el encargado de la edición y selección, la intención ha sido ofrecer al lector un viaje literario, mostrar todas las caras de Bradbury, la poética más marciana y la más sutil, la más oscura y la más tierna, la que nos transmite la nostalgia del futuro y nos entrega un pasado imaginado.
⁄ La selección muestra todas las caras del autor, desde la poética más marciana o más sutil a la más oscura o más tierna
Por eso, esta antología, la más extensa publicada hasta ahora en lengua española (más de 1300 páginas), no busca reproducir las antologías que se publicaron en su momento, sino mostrar los cuentos respetando las fechas de publicación original, salvo algunas excepciones donde no se sigue ese criterio por motivos temáticos o de lectura. De esta manera, podemos adentrarnos en todas sus épocas, ver su evolución; descubrir de nuevo muchos de sus clásicos, pero también encontrar obras que quizá son más desconocidas, pero igualmente fascinantes. Y lo hacemos a través de la nueva traducción de Ce Santiago, quien se ha sumergido en su obra y ha podido plasmar también la evolución del hombre que convirtió su ciudad, Waukegan, en una ciudad de ficción, Green Town; el hombre que soñó cohetes, sótanos, cementerios cinematográficos y un mundo imaginario que sigue vigente.
El hombre que recordaba el futuro
Ray Bradbury (Waukegan, Illinois, 1920 - Los Angeles, California, 2012) creció visitando el cine con su madre y leyendo los cuentos y novelas que le dejaba su tía Neva. Gran defensor de la fantasía y las bibliotecas (él aprendió allí, ya que nunca fue a la universidad), la poética de su obra, la sencillez y la profundidad de sus cuentos han hecho que muchos artistas lo tengan como referencia: desde Stephen King o Ursula K. Le Guin a Steven Spielberg o R. L. Stine, todos ellos reconocen que Bradbury fue una ventana al universo.
Un universo que Bradbury utilizó siempre como metáfora. Su Marte era un lugar imaginado, porque para él no era importante que fuera tal y como la ciencia lo describía, sino un paisaje metafórico de una proyección cultural, un lugar para explorar la condición humana. Un ejemplo es Aunque siga brillando la luna, un cuento donde se pregunta por nuestra capacidad de redención o de repetición al llegar a un planeta nuevo. El espacio también fue un lugar donde explorar el extrañamiento cósmico y el sentido de la vida, como podemos ver en Calidoscopio, una de sus joyas.
⁄ El libro permite ver la evolución de Bradbury: recuperar los clásicos, pero también descubrir obras más desconocidas
Otro de los temas que encontramos entre sus cuentos es el uso y el abuso de la tecnología, la posible alienación y deshumanización a la que nos podría llevar, como vemos en los niños de La sabana o en el maravilloso El peatón, donde la tecnología, el control y la vigilancia se dan la mano. El control y la censura también resuenan entre las páginas de esta antología, ya que podemos leer Los desterrados o Usher II, obras que son un recordatorio del peligro de la censura y la prohibición, pero también un canto a la literatura, a la fantasía y a la imaginación.
Lo humano y lo terrorífico también encuentran un hueco en la selección que nos ofrece Paul Viejo. La multitud o El esqueleto son muestras de la capacidad que tenía Bradbury para dislocar lo cotidiano e introducir un hecho, un pensamiento o una mirada que te arrastraba hacia la oscuridad y la incomodidad.
Como destaca la escritora Laura Fernández, la encargada de escribir un prólogo que es, a su vez, una carta de amor al autor y a su proceso creativo, Bradbury fue un niño que se hizo hombre, pero nunca dejó de ser niño, porque, como él mismo decía: “Soy una rareza de feria, un hombre con un niño dentro que lo recuerda todo”. Y además de recordarlo todo, fue un autor que practicó una escritura que buscaba transmitir la verdad, lo auténtico, aunque fuera desde un mundo irreal o fantástico. O precisamente lo pudo hacer por eso, porque desde la imaginación se pueden buscar imágenes, metáforas y espacios donde las historias perduran, se convierten en inmortales.
⁄ La sencillez y profundidad de su obra influyó en muchos artistas, desde Stephen King a Steven Spielberg
Este volumen, Ray Bradbury. Cuentos, nos otorga la posibilidad de descubrir, redescubrir y reinterpretar a un autor original, un clásico que atravesó las fronteras del género, que ha tocado a muchas generaciones y seguirá haciéndolo, porque nos invita a mirarnos en los canales de Marte y comprender que nosotros también queremos ser marcianos. /
Ray Bradbury
Cuentos
Páginas de Espuma
Traducción de Ce Santiago
1344 páginas
44 euros
