Jacobo Siruela fundó en la primera mitad de los años 1980 la editorial Siruela, donde desplegó una espléndida colección de libros medievales en tapa dura, editó la mítica colección Biblioteca de Babel con 33 títulos cercanos al género fantástico dirigida por Jorge Luis Borges, publicó a autores como Álvaro Mutis, Italo Calvino o Lobo Antunes y trajo a España a Jostein Gaarder, que contando la filosofía a los jóvenes en El mundo de Sofía se convirtió en un éxito arrollador. En el año 2000 vendió la editorial al fundador de Anaya, Germán Sánchez Ruipérez. Lo vi un día en Barcelona, es fácil de ver, tan alto, el pelo tan blanco y las patillas que llevaba entonces a lo Isaac Asimov, y le pregunté por qué cuando Siruela se había convertido en una gran editorial la dejaba. “¡Precisamente por eso! Se ha hecho demasiado grande. Yo quería ser un editor, no un gestor”.
Se fue a vivir con su pareja, Inka Martí, a Vilaür, un pueblo minúsculo situado en el Alt Empordà y allí vieron nacer en 2005 la editorial Atalanta. En estas dos décadas se ha convertido en un referente para lectores que buscan una cierta iluminación sobre el sentido de la vida, lo que vibra en el universo o una mirada profunda y orgánica hacia el planeta que pisoteamos. Solo publican siete u ocho libros al año en tiradas que rondan los 3.000 ejemplares, una editorial a la medida de dos soñadores aplicados: ella publicó Cuaderno de sueños, narrándonos sus propias experiencias dormida y él, El mundo bajo los párpados, una apasionante exploración de los significados del acto de soñar en diferentes civilizaciones.
Mientras me acerco una tarde a la guarida de los atalantes, repaso mentalmente algunos de sus autores, como el gran mitólogo Joseph Campbell (todos sus libros son eruditos y seductores), el doctor en ingeniería informática y doctor en filosofía Bernardo Kastrup, que plantea ¿Por qué el materialismo es un embuste? O el prestigioso físico Michio Kaku explicando Universos paralelos. Entre sus últimas novedades, Los árboles de lo visible e invisible, del investigador forestal y profesor emérito de la universidad de Berna, Ernst Zürcher, una obra minuciosa, pedagógica y a la vez sensual que nos hace desear salir corriendo a perdernos en un bosque para poder encontrarnos.
En una masía del siglo XVII, que en su interior tiene un aire de castillo soñado, me reciben Jacobo Siruela e Inka Martí en el porche con un té de flores moradas que se expanden en el fondo de la taza como plantas acuáticas en un estanque. Casualidad o no, la conversación se inicia hablando de sueño e insomnio. Jacobo me dice que “creo que en Atalanta estamos en el siglo XXI. No podemos quedarnos atascados en el modelo de pensamiento del siglo XIX donde se nos dice que todo lo que existe es material. La realidad se basa en el mundo exterior ¿pero qué es más real, lo que pasa afuera o lo que nos pasa dentro? Uno es tangible y visible, y otro es subjetivo e invisible. Pero eso que parece que no existe configura nuestras vidas. La realidad es física y metafísica.”
Inka señala que “la gente joven está más despierta de lo que mucha gente cree. ¡Ahí está Rosalía, que sale mostrando abiertamente de su religiosidad! Son más libres a la hora de pensar. Lo vemos en la gente que nos escribe y que nos sigue… Me maravilla que tengamos tantos lectores de veintitantos”.
En Atalanta publicaron (¡al fin!) Una edición de calidad de los Libros proféticos de William Blake. Blake decía que la imaginación es la verdad y Jacobo asiente. “Por eso tenemos una colección dedicada a la imaginación, pero no como escapismo sino como conocimiento. ¡Sin imaginación, no hay pensamiento!”
Cuando salgo se ha hecho de noche. Pienso en lo que decía Carl Gustav Jung, autor al que Atalanta ha dedicado varios libros: “El que mira hacia afuera sueña, el que mira hacia adentro despierta”. /
