‘Perramus’: el cómic como acto de resistencia

En clave de cómic

Reedición del clásico de Alberto Breccia y Juan Sasturain, una alegoría sobre la dictadura militar argentina cuyo protagonista es un hombre que ha querido perder la memoria

'Perramus', de Alberto Breccia y Juan Sasturain

'Perramus', de Alberto Breccia y Juan Sasturain

Astiberri

En la historia del cómic hay álbumes escogidos, que sobresalen del resto, que reescriben el medio y se imponen como un punto de inflexión. Perramus es uno de ellos. Una fábula política convertida en una cima del cómic debido a que se juntaron varios factores: un dibujante inquieto que se empeñó en hacer de su dibujo un arma de protesta; un guionista que confiaba en el cómic para contar un relato de enormes resonancias políticas y culturales; y, por último, una época en donde la historieta se emancipaba del relato de pura evasión y pasaba a ser una herramienta de lucha y de transformación social.

Escrita por Juan Sasturain y dibujada por Alberto Breccia, Perramus (Astiberri), es una de las indiscutibles obras cumbre del cómic por su ambición narrativa y por su atrevimiento plástico. Un trabajo que ahora se reedita en una edición integral que reúne los cuatro libros de la saga. Un tomo monumental, de casi 500 páginas, reproducidas con excelente calidad.

Página de 'Perramus', de Alberto Breccia y Juan Sasturain

Página de 'Perramus', de Alberto Breccia y Juan Sasturain

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El protagonista es un hombre sin memoria. Le ofrecen escoger entre el placer, la suerte o el olvido, y escoge olvidar. No sabemos el motivo, pero pronto intuimos que desea enterrar la cobardía. Y así, al perder la memoria por elección, encarna la negación ante el terror y la debilidad moral. Ese hombre errante se hace llamar “Perramus”, en realidad, la marca del impermeable que lleva, y se embarca en un viaje que recorrerá la historia y la geografía de una Sudamérica surrealista y sombría. De pesadilla.

En su aventura, Perramus se encuentra con distintos compañeros de viaje como un Jorge Luis Borges, el autor de El Aleph, reinventado y reconocido —por fin— con el premio Nobel de Literatura. También se cuelan figuras reales como Fidel Castro, Carlos Gardel o Gabriel García Márquez, igualmente transformados en personajes de ficción. Perramus propone al lector exigente una audaz fusión de enigmas, simbolismo y reflexión metanarrativa.

Página de 'Perramus', de Alberto Breccia y Juan Sasturain

Página de 'Perramus', de Alberto Breccia y Juan Sasturain

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Si el guion es un juego posmoderno que fusiona la historia con la ficción, el dibujo pictórico de Alberto Breccia eleva Perramus a la categoría de arte. Un grafismo expresionista hecho con tinta diluida (aguada) y que hace del gris el color principal de la obra, un gris que actúa como una bruma, como una niebla espesa, que parece retratar el clima político de esa ciudad llamada Santa María y que evoca directamente Buenos Aires.

Retrato grotesco

El grafismo expresionista representa el terror, la amenaza y la corrupción moral

Breccia utilizó su arte como un acto de resistencia, reconocía que el dibujo era su “única arma” y la usó para protestar: “Perramus fue un grito de contestación, un grito de rebeldía”. Perramus es la plasmación de esta convicción, mostrando la putrefacción total del orden a través de una estética que añade valor al guion, enriqueciéndolo y elevándolo a un nivel superlativo.

Aquí, el dibujo es el espejo del alma, del miedo y de la amenaza. El estilo de Breccia adopta formas rocosas a veces y en ocasiones parece deshacerse y ablandarse hasta ofrecer un retrato grotesco propio de un vodevil destartalado. Un lenguaje visual de claroscuros expresionistas que sirve tanto para representar el terror y la amenaza, como para plasmar la desorientación o la corrupción moral de unos personajes que son también un reflejo de los poderes que mueven el mundo.

Fragmento de una de las primeras páginas de 'Perramus', de Breccia y Sasturain

Fragmento de una de las primeras páginas de 'Perramus', en la edición integral de Astiberri

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En su conjunto, Perramus es un espejo deformado de la sociedad argentina. De la vergüenza y la falta de coraje de quienes permiten que las dictaduras prosperen. Perramus fue concebida bajo la dictadura militar argentina y es, en sí mismo, un acto de resistencia. Breccia y Sasturain le dedicaron ocho años de trabajo, entre 1976 y 1983. Su proyecto terminó en el momento de la restauración democrática, con Raúl Alfonsín.

Clásico del cómic

El dibujo pictórico de Alberto Breccia eleva ‘Perramus’ a la categoría de arte

El resultado es un gran fresco, un réquiem, una alegoría oscura y opresiva contra todas las juntas militares, contra ese arquetipo del dictador militar que aquí recibe el nombre de Mariscal. En Perramus hay que prestarse al juego simbólico, como el nombre de un bar con resonancias literarias o ese amigo americano —Mr. Whitesnow— cuyo rostro coincide con el de Henry Kissinger y representa el poder de EE.UU. En la zona. Más allá de la crónica política, el álbum es también un tratado sobre la conciencia, la identidad y la cobardía moral. Un tratado sin fecha de caducidad.

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Portada de la edición integral de 'Perramus', de Breccia y Sasturain

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