Eileen Blair y George Orwell: un matrimonio de novela

Narrativa

Miquel Berga narra la vida de la pareja de escritores, pero dándole voz propia a ella

Eileen Blair y George Orwell, pareja de escritores que vivió la guerra civil española

Eileen Blair y George Orwell, pareja de escritores que vivió la guerra civil española

Archivo

Eileen Blair —nacida O’Shaughnessy— falleció en marzo de 1945, víctima de la anestesia que le administraron antes de una operación ginecológica que debían practicarle. Al casarse adoptó el apellido de su marido, Blair, que, como escritor, es mundialmente conocido con el nombre de George Orwell. Eric apenas le sobrevivió un lustro. Vivieron juntos la guerra civil española (él, en el Frente de Aragón), viajaron a Marruecos, habitaron varias casas. En los diez años escasos que duró su matrimonio, les dio tiempo de hacer muchas cosas y hasta adoptaron un hijo. Ya cerca del fin de esta historia, sabremos que la última novela de Orwell, que inicialmente había titulado El último hombre de Europa, finalmente se dio a conocer con el título de Mil novecientos ochenta y cuatro. Y ello gracias a un antiguo poema de la adolescente Eileen, titulado 1984: End of the Century, que el escritor recupera, entre otros recuerdos, una vez muerta ella.

El profesor Miquel Berga (Salt, 1952) es especialista en literatura inglesa, y se ha dedicado, mayormente, a algunos autores que mantuvieron un vínculo con nuestro país, puesto que vinieron durante la guerra civil a combatir el fascismo: John Langdon-Davies, W. H. Auden y, por encima de todos, Orwell. Hasta ahora nos había dado amenos ensayos sobre esta materia, pero en el caso que nos ocupa presenta una novela (une novela que se nutre de su ingente información sobre la pareja protagonista). La voz narrativa es doble: está la de un narrador omnisciente, en tercera persona, y la de la mujer, en primera, plasmada en unas cartas que dirige a su amiga Nora (Norah Myles, en la realidad). De este modo, la ficción queda reducida a una base documental, pero la destreza del autor consiste en decidir dónde pone el foco. La obra gana en interés a medida que avanza: el desenlace, que ya he destacado, es espléndido.

Berga hace brillar a Eileen en el proceso compositivo de su esposo, señalándola como clave en la evolución estilística del autor

Orwell ha sido muy biografiado, y Eileen, muy poco. Aquí, sin embargo, ella recibe su particular homenaje: es la compañera que mecanografía los textos de su marido y que lo anima a escribir novelas y a dejar a un lado el periodismo. Entre las dos voces narrativas, vamos asistiendo a la profunda decepción orwelliana por el comunismo de matriz estalinista, a su adhesión antigua al socialismo democrático y a la más reciente al patriotismo progresista. También conoceremos su relación con Albert Camus, tan afín a él.

Berga hace brillar a Eileen en el proceso compositivo de su esposo, señalándola como un hito importante en la evolución estilística del autor: “El salt qualitatiu es diu Eileen”, escribe, refiriéndose a la publicación de Rebelión en la granja. Estuvo siempre muy aferrada a su hermano médico, que, al morir en Dunkerke, la dejará en una especie de orfandad moral que solo mitigará la llegada de Richard, su hijo adoptivo. Con la muerte de Eileen, Orwell se queda en la intemperie, expuesto al abril más cruel de su vida. Ya nada volverá a ser como antes. Ni la evasión hacia la naturaleza, que la añorada esposa había descrito así: “Los entusiasmos de Eric siempre comienzan con la observación de una flor o poniéndose una caña de pescar en el hombro”.  /

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...