“La mitología explica cómo es la sociedad”

Especial Navidad / Entrevista a Antoni Veciana

El escritor de Reus ha incorporado elementos de los mitos y las rondallas en sus dos novelas

Fotografía al escritor Antoni Veciana, autor de los libros 'Dolça' y 'Nicolau'. Le entrevistamos en el Cultura/s especial Navidad 

Antoni Veciana, autor de obras como 'Nicolau' o 'Dolça a la Torre de Fang' 

Xavi Jurio

Hablamos con Antoni Veciana (Reus, 1977), filólogo, escritor y dramaturgo, autor de dos novelas que trabajan el mito, la rondalla y la forma en que explicamos las historias.

Tanto en ‘Nicolau’ como en ‘Dolça a la Torre de Fang’ introduces rondallas, elementos de la cultura popular catalana, mitos griegos... ¿De dónde viene tu interés por la mitología y la cultura popular?

La mitología y la cultura popular explican qué le pasa a la sociedad. Como la sociedad está hecha por personas que tendemos a repetir, generación tras generación, vicios y virtudes, los ejemplos de cuentos y rondallas continúan absolutamente vigentes, siempre que se les quite el polvo y se lubriquen los engranajes.

¿Crees que es importante recuperar y dar voz a las rondallas, leyendas e historias que forman parte de nuestro imaginario popular?

En un contexto de globalización tenemos dos opciones: o abrazar las llamativas novedades que nos llegan por pantalla y que nuestra sociedad se quede a merced de modas que están pensadas para que gastemos y no tanto para que nos entendamos, o bien afianzarnos en nuestras raíces para aguantar las ventadas y saber quiénes somos, dónde estamos, de dónde venimos y a dónde vamos. Quizá con la segunda opción seamos más felices.

Hay otros autores y autoras que trabajan el imaginario popular, pero de diferentes maneras. ¿Qué crees que aportan estas historias y criaturas a la ficción actual?

Este imaginario son arquetipos de comportamientos humanos. O utilizamos los nuestros o utilizaremos los de fuera. Por ejemplo, hace décadas que consumimos cultura japonesa que muy a menudo se basa en su imaginario popular. No hay que renunciar a esas influencias, al contrario; reencontrarnos con nuestros referentes nos permite situarnos en el mundo con un discurso propio y, a la vez, saber conversar con el resto del mundo porque los mitos, o arquetipos, son compartidos por toda la humanidad.

Los ejemplos de cuentos y rondallas continúan absolutamente vigentes, siempre que se les quite el polvo”

Con ‘Nicolau’ exploraste el mar. Con ‘Dolça a la Torre de Fang’ has explorado la tierra y una gran selección de seres y rondallas. ¿Cómo decides cuáles escoger?

Las rondallas y los seres se encuentran con mi historia, es decir, en mis novelas hablo de preocupaciones de alguien que vive en el siglo XXI en este rincón del mundo: problemas laborales, tedio, racismo, clasismo, subyugación nacional, machismo… Pero miro atrás y veo que hay historias que ya han explicado de una forma u otra lo mismo. Lo que hago es volver a darles voz.

Últimamente proliferan historias que reinterpretan mitos y cuentos, que buscan dar nuevas interpretaciones y formas. ¿Crees que es por algún motivo o es algo que ha pasado siempre?

Siempre ha pasado, pero estaban muy escondidos por capas y capas de pintura moral religiosa primero, y de moral de lo políticamente correcto después. Esta censura y autocensura las había relegado a elementos decorativos que se cubrían de polvo, y en cierta medida habían perdido su utilidad como herramienta para advertir y ejemplificar los cambios y encrucijadas de la vida humana. Las rondallas son señales de circulación, y como estas, hay que saber leerlas. Ahora hay escritores que les quitan el óxido, las repintan y levantan las que habían caído. Las señales son símbolos, y tienen que seguir siéndolo para que puedan ser interpretadas por la gente que pasa y levanta la vista para mirarlas. /

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