El Kronen y los noventa

Especial Navidad / Reportaje

Treinta años han transcurrido y José Ángel Mañas evoca la novela y el filme que bautizaron a una camada entera de escritores que revitalizaron el panorama literario.

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Fotograma de la película 'Historias del Kronen', de Montxo Armendáriz, basada en la novela de José Ángel Mañas

Una Madrid desaparecida

Archivo

Treinta años han transcurrido desde el lanzamiento de Historias del Kronen , una cinta cinematográfica inspirada en la novela finalista del Premio Nadal de 1994. Esta obra marcó el debut literario del entonces muy joven escritor de Madrid, José Ángel Mañas, quien contaba con veintitrés años en ese momento. La novela fue escrita dos años antes, en 1992, cuando él tenía apenas veintiuno; quizás la misma edad del personaje principal de sus relatos, Carlos, y de la mayoría de su grupo de amigos. Se encuentran en el Kronen, un establecimiento madrileño situado en la intersección de Francisco de Silvela con General Oráa, lugar que posteriormente albergó la cadena de restaurantes japoneses Sushi Olé. En el Kronen, se suceden los “minis”, los “huaitlabel” o “jotabé” con cola, las idas y venidas al servicio y las charlas sobre conseguir esto o aquello. Quizás llamar a alguien desde el teléfono fijo del bar y considerar a dónde ir para disfrutar la noche. Se podría ir al Agapo y, si apetece, jugar al billar, o al La Vía Láctea para escuchar rock garajero. Al Barflais con su ambiente bakala , al recital de Nirvana o terminar desfasados en algún after hasta que los locales reabran al amanecer.

El autor evoca que fue su progenitor quien presentó la obra a Destino para competir en el Premio Nadal en 1994.

Ese Madrid de los noventa se ha esfumado. Se lo ha llevado por delante la globalización, esa estafa posmoderna disfrazada de estado del bienestar. Ese virus capitalista que ha infectado por completo el territorio “desarrollado” del planeta, replicando un homogéneo y aséptico modelo de ocio hasta la saciedad. Con idénticas gastro-aberraciones fast food , cafeterías, macrotiendas de LAS marcas deportivas, LAS de ropa, LAS de perfume… de lo que sea que se pueda vender mucho a todo quisqui y en todas partes. Desde ese nuevo y aterrador escenario nos habla Mañas en Una historia del Kronen: Autobiografía generacional , publicada el pasado 16 de enero de este año en Aguilar, exactamente el mismo día que Debolsillo lanzaba una nueva edición de Historias del Kronen . Buena jugada de Penguin, asimismo globalizador grupo propietario de ambas editoriales, entre otras tantas decenas.

Este colectivo, que incluía figuras como Ray Loriga y Juan Bonilla, encarnó la manifestación española de lo que se denominó la Generación X.

Tal como el título sugiere y desvela, Mañas evoca en esta “autobiografía generacional” aquellos célebres días de los noventa cuando publicó su primera novela, presentándose al Premio Nadal tras ver un anuncio del certamen en la revista Leer . Depositó su manuscrito en un sobre, cuya entrega encomendó a su padre, quien viajaba a Barcelona por asuntos laborales. Al leer las primeras páginas en el avión, y tras encontrarse con la primera escena de sexo (explícita, subida de tono y recurrente en toda la obra) y ese vocabulario vulgar repleto de groserías y términos obscenos, su padre consideró desecharla en la primera papelera. No obstante, actuando como un padre diligente, la entregó a la dirección indicada en el anuncio, una librería de la editorial Destino, que concede el premio desde su inicio en 1945, año en que Carmen Laforet lo obtuvo por su novela Nada . Y el resto es historia, o más bien, intrahistoria. La que el autor relata sobre las glorias y las dificultades de saborear el éxito temprano y quedar atrapado por el personaje, la implacable industria editorial y su intrincado mundo de crítica literaria. O cómo superar todo esto y madurar, convirtiéndose en esposo y padre de dos niños.

Madrid, as portrayed in 'Historias del Kronen', has disappeared; globalization has completely transformed it.

A Mañas se le presentó de inmediato como el rostro (atractivo) de la corriente literaria nacional de los noventa, la Generación Kronen, denominación que perduró en la memoria colectiva después de la aparición del documental homónimo de Luis Mancha, en 2015, el cual desagrada profundamente al escritor. El título. De esta forma, se integró en el círculo de escritores contemporáneos como Ray Loriga, el entonces enfant terrible de la narrativa española, Lucía Etxebarría, Pedro Maestre, Marta Sanz, Luis Bonilla, Benjamín Prado o Luis Magrinyà, junto a numerosos otros escritores de la época, algunos de mayor edad que otros. Compartían, cada uno a su manera, una cierta zeitgeist y estaban revitalizando el panorama literario con audacia, habilidad y escasa modestia.

Esta Generación Kronen se presenta como un espejo de la Generación X, nombre que le dio la obra homónima del autor canadiense de ascendencia alemana Douglas Coupland, lanzada en 1991, un año antes de que Mañas iniciara su proyecto. Esa "X" abarca a un conjunto de escritores estadounidenses, incluyendo a Bret Easton Ellis, Chuck Palahniuk, David Foster Wallace, Jonathan Lethem, Dave Eggers, Jeffrey Eugenides, George Saunders, Jonathan Safran Foer y Donna Tartt, entre otros. La influencia de esta generación se extiende a numerosos autores internacionales, como Irvine Welsh o Alex Garland en el Reino Unido, o Michel Houellebecq y Fréderic Beigbeder en Francia, por nombrar algunos. Al final, como es habitual, los estadounidenses terminan por diseminar sus modelos culturales como impulso para su estrategia de hegemonía global.

A pesar de sus más de treinta obras publicadas —la mayoría de ellas como novelas históricas y tres de ellas llevadas a la gran pantalla—, Mañas todavía es visto como lo que en el mundo del espectáculo pop-rock se denomina one-hit wonder , o sea, el creador de un único gran éxito. Y, aunque no le guste, él mismo lo sabe y protege con dedicación y afecto a su fuente de ingresos más valiosa. Como ejemplo, estos dos casos. /

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