Seis años después de Salto al color (2019), Amaral regresa con Dolce Vita, su noveno álbum de estudio. A lo largo de 15 canciones, acompañadas de imágenes grabadas en la Ribeira Sacra de Galicia, el disco se presenta como una forma de “resistencia pasiva” ante la negatividad del mundo actual y apuesta por reivindicar “la belleza de la vida”.
Con casi 30 años de trayectoria, el dúo zaragozano formado por Eva Amaral y Juan Aguirre ha logrado trascender barreras generacionales con su música. “Es un misterio, pero no lo cuestionamos”, admite Aguirre. “Preferimos no cargar con la responsabilidad de saberlo”. El grupo ha presentado su nuevo trabajo en el Benidorm Fest y la gala de los Premios Goya. Ahora, se prepara para llevar Dolce Vita a los escenarios con una gira que arrancará el 10 de mayo en Bilbao y pasará por ciudades como Valencia, Barcelona y Madrid, con varias fechas ya agotadas.
¿Cómo ha recibido su público este nuevo disco?
Eva Amaral: Estamos recibiendo muchísimo cariño hacia el disco, las canciones y toda la propuesta en general. Nos llena de alegría ver cómo conecta con la gente.
Antes del lanzamiento del álbum y sin que se conocieran las canciones, ya había conciertos agotados. ¿Cómo se vive esa conexión tan intensa con sus seguidores?
E. A.: Sí, ese nivel de confianza la verdad es que nos embarga, por decirlo de alguna manera, nos apabulla. Es fantástico y hace que queramos construir un espectáculo que realmente sea una experiencia inolvidable.
“La Dolce Vita es algo que nadie nos puede arrebatar”, dice la letra de la canción que da título al álbum. ¿Ven en esta frase una metáfora de su propia historia como banda?
Juan Aguirre: Más que una referencia a nosotros como banda, Dolce Vita es un símbolo de lo que muchos buscamos en el día a día: equilibrio, paz, esos instantes de calma y conexión con los demás y con nosotros mismos. Pero que a lo mejor es un ideal que no siempre se cumple porque la vida también tiene momentos amargos. Quizás es una manera de decir que debemos aferrarnos a esa euforia que te proporcionan los momentos de felicidad o paz, porque al final, son los que realmente nos quedan.
E. A.: Yo creo que precisamente decidimos poner este título porque hay una sensación que recorre todas las canciones. Ante este mundo en el que estamos ahora mismo inmersos, donde todas las noticias que llegan van en una línea muy pesimista, hay una sensación de pesimismo general. Lo que venimos a reivindicar aquí es la belleza de la vida y esa dulzura que de alguna manera es casi como una forma de resistencia pasiva ante la negatividad.

El dúo Amaral saldrá de gira con su nuevo álbum el próximo 10 de mayo
Eva, en Dolce Vita canta “no soy la voz de una generación”. Mucha gente diría lo contrario. ¿No lo siente así?
E. A.: Nos gusta ir a la contra (risas). Yo creo que la canción habla de sentirse ligero en la vida, como decía Pepe Mujica [ex presidente de Uruguay], viajar ligero de equipaje. Y precisamente es la sensación de, yo aquí no soy importante, quiero formar parte de todos vosotros, pero en realidad yo no llevo la bandera de nadie, solo me puedo hacer responsable de mí misma.
¿Se consideran buenos comunicadores como artistas? ¿Sienten la responsabilidad de transmitir un mensaje a través de su música?
J. A.: Yo estoy completamente de acuerdo en que lo importante de un artista o de un disco es lo que comunica y no la perfección formal de cómo está hecho. Igual nosotros no somos buenos comunicadores, pero a lo mejor nuestra música sí. La realidad nos ha demostrado que las canciones que hacemos sí que pueden comunicar cosas, ¿no? Porque de hecho lo han hecho. Al final, más allá de lo que podamos decir, son las canciones las que hablan por sí solas.
E. A.: Es otra manera de ser comunicadores. No nos comunicamos nosotros personalmente sino que nos comunicamos a través de esas canciones.
Lo importante de un artista o de un disco es lo que comunica y no la perfección formal”
Han logrado además conectar con un público de distintas generaciones que abarca un rango de edad muy amplio.
E. A.: Siempre nos ha pasado eso, en nuestros inicios también cuando nos conocía poquita gente, de repente veías que venía a vernos a los conciertos gente muy diversa y de generaciones distintas.
J. A.: Sí, cuando éramos muy jóvenes, ya venía gente de todas las edades y eso se ha mantenido. No sabemos por qué. No tenemos una fórmula y nunca lo tenemos en cuenta al componer. Cuando escribimos, lo hacemos básicamente para nosotros mismos, lo que nos gustaría escuchar. Lo que sucede después es un misterio, pero no lo cuestionamos. Preferimos no cargar con la responsabilidad de saber cómo se hace. Además, no creemos que el público tenga un perfil específico. Recuerdo cuando era adolescente y veía programas sobre los jóvenes, y pensaba: ‘pero si yo no soy así, esto es una tontería’. Incluso me rebelaba contra la idea de que nos quisieran meter a todos los jóvenes en una misma bolsa.
En su nuevo videoclip Eva ha asumido el rol de directora. ¿Es algo que siempre le había interesado o surgió recientemente?
E. A.: Siempre hemos tenido esa inquietud de poner imágenes a nuestras canciones. Solíamos recurrir a realizadores, amigos o colaboradores para hacerlo, pero siempre estábamos involucrados de alguna manera, metiendo las narices en el proceso. Nos fascina todo lo relacionado con lo visual en la música porque nuestras canciones son muy visuales. Las letras están llenas de imágenes y muchas veces la música describe lo que cuenta la letra. Somos una generación que ha crecido con el cine y la televisión, así que es algo natural para nosotros.

Amaral publica 'Dolce Vita'
El cine parece ser una gran fuente de inspiración para ustedes, ¿es cierto que cuando sienten un bloqueo creativo, se acercan a los cines cercanos a su estudio de grabación para despejarse?
J. A.: Sí, definitivamente. A los dos nos apasiona el cine y las series. Todo lo visual nos influye mucho cuando estamos creando canciones. A veces, nos pasa que más que estar componiendo una canción, sentimos que estamos escribiendo el guion de un corto o de una pequeña película.
Dylan no era muy de interactuar con personas fuera de su círculo cercano, pero para nuestra sorpresa, él rompió esa barrera”
Próximamente se estrena la película de Bob Dylan, un músico al que tuvieron la oportunidad de acompañar como teloneros. ¿Cómo fue esa experiencia?
E. A.: Fue una experiencia increíble poder compartir aunque sea un pequeño momento en el escenario con nuestro ídolo. Nos habían dicho que Dylan no era muy de interactuar con personas fuera de su círculo cercano, pero para nuestra sorpresa, él rompió esa barrera. No queríamos agobiarlo, así que procuramos mantenernos a distancia, pero fue él quien se acercó a saludarnos y charlar un poco, y fue un momento mágico. También fue impresionante verlo probar sonido en condiciones extremas, con 40 grados de calor. Eso nos dejó claro que sigue manteniendo vivo el espíritu de la carretera, esa imagen romántica del músico que sigue tocando con pasión y dedicación, sin importar las dificultades. Además, el trato de todo su equipo fue fantástico, siempre dispuestos a ayudarnos. Fue una experiencia muy bonita.
¿Les gustaría que se hiciera una película sobre Amaral?
E. A.: Nuestro baterista, Álex Moreno, siempre nos dice eso. Cuando nos ve discutir o le contamos anécdotas que no sabe, dice que tenemos que tener nuestra serie.
Este es su noveno disco en casi 30 años de carrera. Aunque algunos podrían esperar más material en ese tiempo, ustedes han optado por una evolución más pausada y cuidada en su discografía.
E. A.: La verdad es que sí, es curioso porque, por primera vez, nos hacen esta pregunta al revés. Para mucha gente nueve discos pueden parecer mucho. Sin embargo, nosotros tenemos una sensación distinta.
J. A.: La sensación de que casi estamos empezando, porque vamos por la mitad de lo que podríamos hacer. Lo cierto es que hacemos nuestras propias canciones, no lo delegamos a un equipo de composición ni nada. Hemos hecho giras larguísimas y claro, es el tiempo que hemos tenido.
Nos planteamos hacer una versión de una canción de Carolina Durante, nos sorprendió que ellos hicieran una versión nuestra”
Lo pregunto porque otros artistas, que llevan menos tiempo de carrera, lanzan muchísimas canciones. La industria parece ir a un ritmo vertiginoso. ¿Alguna vez sintieron esa presión?
J. A.: No, para nada. La única presión que sentimos es la que nosotros mismos nos ponemos. Siempre hemos sido completamente libres en cuanto a hacer canciones y grabarlas cuando sentimos que es el momento. Tal vez el próximo disco salga más rápido, pero en cualquier caso, será porque nosotros lo decidimos, no por una presión externa.
E. A.: Somos muy perfeccionistas y eso no siempre es bueno, a veces hace que le des demasiadas vueltas a las cosas y que sientas una especie de responsabilidad de que todo se puede hacer mejor siempre.
¿De los escenarios siguen disfrutando como si fuese el primer día?
J. A.: Si tuviera que ponerlo en un podio, diría que en el número uno estaría hacer canciones, en el dos tocar en directo y en el tres viajar. Pero, en realidad, quizás debería poner el dos y el tres en el mismo lugar, porque para nosotros son como dos caras de la misma moneda. Nos encanta viajar y nos encanta tocar en directo.
E. A.: Tocar en directo es súper físico, y nosotros lo entendemos como una entrega absoluta. Al final del concierto, sales de ahí como si te tuvieran que recoger con una pala, porque lo das todo. Es agotador, sí, pero también a nivel emocional es increíblemente satisfactorio.
¿También les gusta asistir a conciertos como espectadores?
J. A.: Nos encanta. Yo lo último que vi fue a la banda Aiko en la sala Las Armas de Zaragoza. ¡Ah! Y después de eso, también estuve en el concierto de Gorka Urbizu en La Riviera de Madrid.
¿Tienen algún artista actual que les encante aunque no tenga nada que ver con lo que hacen ustedes musicalmente?
J. A.: Nos gustan muchísimos artistas, no importa tanto lo que hagan formalmente. A veces las conexiones no están en el sonido, sino en el espíritu de la música. Me sorprende lo similares que podemos ser los seres humanos, incluso con diferencias de estilos y ritmos. Nos atrae una música muy diversa.
E. A.: Y esto pasa en todos los niveles, de repente nos empezaron a encantar las canciones de Carolina Durante, que parecen estar bastante alejadas de lo que hacemos nosotros. Incluso llegamos a plantearnos hacer una versión de alguna de sus canciones. Y luego nos sorprendió que ellos hicieran una versión nuestra. Fue increíble. A veces las cosas parecen estar separadas, pero en realidad siempre hay una cercanía que sigue caminos misteriosos.
¿Cuál ha sido el lugar más sorprendente o extraño donde han descubierto que su música estaba sonando?
J. A.: En China. No es que sea raro, pero sí sorprende.
E. A.: También hay veces que la gente nos manda videos de nuestra música sonando en lugares inesperados. Hace poco vimos que sonaba en el metro de Bruselas o en una taberna en Perú, en un pequeño pueblo perdido en la montaña. Son cosas inexplicables y maravillosas que nos sorprenden cada vez.
Ahora que este disco, que era suyo, ya está afuera, ¿qué les gustaría que la gente se lleve al escucharlo?
E. A.: La alegría de vivir. Ojalá que eso se perciba... Es verdad, esa es la esencia del disco. Queremos que la gente sienta esa energía positiva que intentamos transmitir.