“Cuando vaya a tocar en Europa, si hablo mal de Trump, podría acabar siendo uno de esos a los que se les prohíbe la entrada [en EE.UU.] o son encarcelados para dormir en un suelo de cemento con una manta de aluminio”. El cantautor canadiense Neil Young, que también posee la nacionalidad estadounidense, se ha expresado así en el blog de su propia página web. De esta forma, el autor de The needle and the damage done ha querido entrar en el debate de la libertad de expresión en su país adoptivo. En el debate de cómo está desapareciendo. Young tiene prevista una actuación en Los Ángeles el próximo 26 de abril.
El cantautor ha querido denunciar así cómo “los que hablan libremente y expresan sus propias opiniones ahora son vulnerables a la inexistente ley de Trump”. “¿Acaso Trump es incapaz de enfrentarse a alguien que no está de acuerdo con sus ideas?”, continúa preguntándose Young, que recuerda a sus seguidores que hay países que están advirtiendo a sus ciudadanos del riesgo de encarcelamiento que corren por expresar sus opiniones.
El también autor de Heart of gold pone así el acento a la amenaza real, no solo moral, que supone para artistas, intelectuales o científicos la política de extranjería de Trump, sustentada aparentemente en las opiniones que puedan manifestar sobre él. Mientras el presidente de EE.UU. pide más recursos para completar su plan de vetos y deportaciones, Europa abre, por el contrario, sus puertas al intelecto: “Captaremos el talento desencantado de EE.UU.”, ha dicho Christine Lagarde, presidente del BCE.
Young subraya que un ejemplo de la poca importancia que tiene la libertad ahora en EE.UU. es “el hecho de que yo opine que Trump es el peor presidente en la historia de nuestro gran país” sea una razón “que me impida volver a él”.
“Un país, indivisible, con libertad y derechos para todos ¿Lo recordáis? Yo sí”, concluye el cantante, que también recuerda que si es arrestado en EE.UU. y alguno de sus conciertos se suspende “todos los que hayan comprado sus entradas no podrán verme”.