El Estadi Olímpic Lluís Companys recibió en julio del 2018 al vocalista Axl Rose, el guitarrista Saul Hudson, más conocido como Slash, el bajista Duff McKagan y compañía con todos los vítores y honores. No era para menos. Los Guns N’ Roses, la célebre banda de Los Ángeles, que colocó elhard rockclásico en la cumbre de la música comercial a finales de los ochenta y principios de los noventa, volvía a Barcelona con sus miembros originales reunidos por fin después de que Axl y Slash protagonizaran una de las separaciones —y friegas— artísticas más célebres del rock. Apenas tres años antes, ambos habían anunciado una reconciliación muy esperada por los fans y, desde entonces, la formación se ha dedicado a la noble actividad de las giras mundiales en grandes estadios, con llenos más que apreciables.
Esta, la que vienen celebrando desde el pasado 1 de mayo y que arrancó en Corea del Sur, es la tercera en diez años sin que la banda haya presentado material nuevo. Su último disco con canciones originales, entonces sin Slash, tiene fecha de 2008 y pocos se acuerdan de su título, Chinese democracy, ni de sus temas. Tienen anunciado un nuevo disco “más pronto que nunca”, pero poco más se sabe. Pero ni falta que hace. Con el repertorio de siempre, se bastan y se sobran para reclutar a una nutrida legión de seguidores, mezcla de aquellos que les escucharon toda la vida y de alguna generación más joven, que ha heredado la pasión por canciones que ya son clásicos del rock. Será así este lunes en el mismo Estadi Olímpic, en la única fecha en España de los californianos.
Des de la célebre reconciliación entre Axl Rose y Slash, esta ya es la tercera gira mundial de la banda
Because what you want & what you get are two completely different things es el larguísimo título de la gira en la que la banda no repara en espectáculo. Por lo general, son directos de más de tres horas, con una setlist que se acerca a los treinta temas, incluidos, por supuesto, todos sus grandes éxitos: Welcome to the jungle, que suele abrir el show; Don’t cry; You could be mine; Paradise city; su famosa versión de la dylaniana Knockin’ on heaven’s door; November rain y, claro, la eterna Sweet child o’mine. Por lo visto, también dejan la puerta abierta a algunas sorpresas y covers inesperados. En Barcelona, otro aliciente serán unos teloneros de lujo: Rival Sons. Por lo demás, la otra gran novedad de la gira es el cambio de batería. Isaac Carpenter, reclutado por McKagan, releva a Frank Ferrer, el baterista más longevo de la banda.

Rival Sons en su concierto de la Sala Apolo en 2024
Y sobre su estado de forma, pregunta siempre recurrente en grupos a los que los excesos del rock pueden haber pasado factura, ellos mismos son los primeros en tomárselo con humor. Su cuenta oficial de Instagram publicaba recientemente un vídeo que recopilaba las caídas de Axl Rose en la gira: un total de catorce. Otro acicate de la noche.