Como un ave fénix que resurge de sus cenizas, Lola Índigo ha tirado de emoción, colaboraciones estelares y elaboradas coreografías - con llamaradas y fuegos artificiales incluidos- para conquistar a un entregado Estadi Olímpic Lluís Companys. La cantante no ha querido dejar nada en el tintero para el que ha sido el último concierto en España de su ambiciosa gira 'La bruja, la niña y el dragón', no exenta de imprevistos y polémicas por el cambio de fechas y escenarios.
La cita con su público catalán, que estaba programada en un principio en el estadio del Espanyol pero que el Ayuntamiento de Cornellá canceló para evitar problemas con los vecinos, ha evidenciado la fidelidad de la que goza la granadina. Su llamado “akelarre” lo compone una comunidad mayormente femenina y joven que en ella ve un modelo body positive y de fortaleza a golpe de twerking.
Lola Índigo entusiasma a sus fans catalanes a golpe de twerking
“No son solo las letras y las canciones también es el espectáculo que monta y su forma de ser. Es una persona muy humana que además reivindica la igualdad, el papel de la mujer y visibiliza los trastornos de alimentación”, han destacado Miriam y Rocío, dos fans que este jueves la podrán ver por primera vez.
Lágrimas las ha habido, como en el Metropolitano y La Cartuja, desde el principio y hasta el final. Este viaje por ocho años de carrera, grandes éxitos, colaboraciones y todos sus registros, ha sacudido emocionalmente a Lola Índigo, que ha querido defender el trabajo de un año y medio detrás de su espectáculo o, mejor dicho, tres porque mientras que otros artistas no cambian ni una coma a lo largo de toda su gira, ella ha buscado sorprender y cambiar el repertorio en cada una de sus actuaciones.
La potencia vocal de David Bisbal ha pillado desprevenido a los presentes, que tras la sorpresa inicial han arropado al cantante en el acto coreando Bulería. “Gracias por venir David, esto ha sido un sueño”, ha dicho Índigo, de nuevo, con los ojos llorosos. El almeriense no ha sido el único invitado estelar del bloque flamenco que ha ofrecido la protagonista de esta historia. Por el tablao improvisado de Lola Índigo ha pasado también Estopa, que hace exactamente un año llenaron este estadio en solitario.
La bruja, la niña y el dragón, se personaron en tres actos de intensidad cambiante - brillando especialmente en himnos como Y a no quiero ná, Santería y Dragón- para desplegar toda la energía y capacidad vocal de la que es capaz Índigo. Y es que a pesar de las adversidades previas y la compleja puesta en escena, la artista puede estar tranquila de haber superado con creces su reunión en Barcelona con más de 30.000 personas.
Gracias por estar allí ocho años después, por seguir escuchándome”
Aguantar un estadio tan grande durante dos horas y media no es fácil y por ello la artista ha apostado estratégicamente por las colaboraciones, presentándolas además por todo lo alto. De un cascarón metálico ha salido Quevedo para acompañarla en El Tonto y darse un baño de masas y, casi sin tiempo a asimilarlo, Cali & El Dandee remataban la faena haciendo saltar al estadio Olímpico con Yo te esperaré.
Lola Índigo conquista el Estadi Olímpic Lluís Companys y se entrega a un público de 30.000 personas (Mane Espinosa)
Como si se tratara de un juego de rol, la artista se ha convertido en Barbie para entonar La niña de la escuela, en Lola Bunny enfundada en un body rosa y en un androide para cantar El Humo. Un sinfín de cambios de vestuarios, escenarios innovadores e interesantes proyecciones digitales dignos de una diva que llena estadios.
Lejos queda esa cantante que arrancó su carrera con la boca pequeña en Operación Triunfo. De bruja a dragón y pasando por la niña, Lola Índigo ha dejado claro que merece el título de referente actual del pop español y el espectáculo de masas. “Gracias por estar allí ocho años después, por seguir escuchándome, estoy agradecida por cada uno de vosotros”, ha sentenciado y agradecido una vez más una emocionada Lola Índigo que no parecía querer bajarse nunca del escenario.
