“¿Cómo puede alguien decidir que Imagine es lo mejor que haré jamás, si tengo 34 años? Salvo actos de Dios o lo que sea, estaré aquí otros 60”. Así veía el futuro John Lennon en la primavera de 1975, poco después de su reconciliación con Yoko Ono tras los 18 meses de desastre conocidos como The Lost Weekend, y seis meses antes de ser padre de su segundo hijo, Sean, que nació el 9 de octubre de 1975. Lennon también nació un 9 de octubre. Hoy hubiera cumplido 85.
Estas palabras de Lennon pertenecen a la entrevista que el periodista Nicky Horne le hizo en 1975, han visto la luz 50 años después de ser grabadas por una casualidad. La mujer de Horne estaba limpiando a principios de este año el trastero de la vivienda, encontró una caja con cintas de cassette y le preguntó a su marido si quería conservarlas. Las cintas resultaron ser la grabación de la entrevista que mantuvo con John Lennon en 1975, de la que solo se publicó una parte. Horne, entonces locutor de Capital Radio en Londres —hoy lo es en Boom Radio— que ha emitido la entrevista íntegra.
Lennon decía estar “paranoico” y creía que le espiaban. Murió antes de saber que tenía razón: el FBI le espió en 1972
Como buenos británicos, cuando Horne y Lennon se encontraron en la casa del beatle en el edificio Dakota de Nueva York dedicaron un tiempo a la nostalgia. Lennon ofreció galletas caseras a Horne —había iniciado un periodo de silencio musical y reclusión en la que se definía como “amo de casa”, y había aprendido a hornear pan y galletas—, cuyas migas desperdigó en una sala decorada en blanco y coronada por el piano, también blanco, que Lennon toca en el vídeo de Imagine.
Yoko Ono y Joahn Lennon, en agosto de 1980.
Más allá de la anécdota, Lennon confesó a Horne sus miedos del momento. Con una residencia temporal en EE.UU., Lennon había manifestado en público su miedo a estar perseguido políticamente por la publicación de una canción crítica con Nixon, Gimme some truth. “Sé distinguir cuándo el teléfono suena normal al descolgarlo y cuándo hay muchos ruidos”, dice Lennon, “Estaba paranoico en aquella época. ¿Y quién no lo estaría?”, continúa Lennon. En los años posteriores a la publicación del single, Lennon advirtió que cuando “abría la puerta y había tipos al otro lado de la calle. Me subía al coche y me seguían sin disimulo. Querían que supiera que me estaban siguiendo”. Añadió, además, que sospechaba de que en el edificio Dakota, en el que residía desde hacía pocos meses, “hay muchas reparaciones en el sótano”.
“Me siento un poco cuerdo otra vez; está bien preguntarse si la hierba es más verde, pero resulta que es solo más hierba”
Lennon murió antes de poder saber que, efectivamente, el FBI le investigó en esos años. En 1983, el FBI reconoció públicamente la existencia de más de 300 páginas de documentos, confirmando la vigilancia política ordenada durante la presidencia de Richard Nixon. Los informes, hechos públicos en 1997 y realizados en 1972, recomendaban “iniciar de inmediato los pasos para deportar a John Winston Lennon por su condena previa por drogas”. “Esta acción —prosigue el texto— serviría para neutralizar sus actividades anti-administración”. También se sospechó de la gira musical del británico de 1972, “que podrían movilizar a los votantes jóvenes contra la campaña de reelección del presidente Nixon”, advirtió el FBI.
Lennon obtuvo la carta verde, la residencia permanente en EE.UU., en el verano de 1976. El presidente Jimmy Carter le invitó a visitar la Casa Blanca en 1977, pero Lennon rehusó. Estaba retirado de la vida pública y centrado en la educación de su hijo Sean.
En cuanto a su presente en aquel 1975, Lennon confirmo que había “vuelto con Yoko”, y que su pareja estaba “bastante bien”, dijo Lennon. “Me siento un poco cuerdo otra vez”, añadió, y lo acompañó con una metáfora lennoniana: “está bien preguntarse si la hierba es más verde [en alusión al dicho inglés “la hierba siempre es más verde al otro lado de la valla”], pero cuando llegas allí, resulta que es solo más hierba”.
Aquel de 1975 sentía al fin lo que no sentía ocho años antes, cuando escribió Strawberry Fields. Al fin había alguien más en su árbol. Ni más arriba, ni más abajo.


