El tráfico de Yida apresó ayer de lleno al Real Madrid, que llegó más de media hora tarde a su última sesión de entrenamiento antes de la semifinal de la Supercopa que le mide esta noche al Mallorca. Las carreteras en el desierto se colapsan pero no parece hacerlo el equipo blanco, que ha aterrizado en Arabia Saudí para defender el título brillantemente conquistado el año pasado ante el Barça en su mejor momento de la temporada, recién estrenado liderato liguero.
Si en la primera semifinal el nombre de Dani Olmo copó toda la atención, en la segunda el indiscutible protagonista ha sido Vinícius. El brasileño ha sido sancionado con dos partidos por su expulsión ante el Valencia, una sanción leve que le ha permitido disputar la Supercopa. Lo que en algunos sectores se ha visto como una concesión al Real Madrid, en el propio club blanco lo siguen viendo como una afrenta. “La sanción no es correcta”, defendía Ancelotti, que sigue poniendo por encima las supuestas provocaciones al jugador a sus propias acciones. “Estamos encantados con él en todos los aspectos”, añadía el técnico italiano, dejando clara la postura del club en este asunto.
Sobre el verde, el Mallorca acude ilusionado a la cita a pesar de su debacle copera y con el aval del empate liguero ante los blancos.