Marash Kumbulla: “A Manolo le quieren tanto porque es buena persona”

Entrevista

El futbolista del Espanyol confía en aprovechar su cesión y recuperar una carrera ensombrecida por una lesión

Retratos al jugador del primer equipo del RCD Espanyol Marash Kumbulla en la Ciutat Esportiva Dani Jarque. Barcelona, 21 de Enero de 2025

Marash Kumbulla posa para 'La Vanguardia' el pasado martes

Pau Venteo / Shooting

Una vida dentro de muchas otras. En la última de ellas, Marash Kumbulla (Peschiera del Garda, Italia, 2000) es un futbolista que defiende, con éxito, el escudo del Espanyol. Antes vivió una infancia humilde en Verona, adonde llegó su padre, inmigrante albanés, hace 30 años. Por el camino ha sido una de las promesas más destacadas del fútbol europeo, pupilo de José Mourinho en el Roma, pero también una víctima del deporte, tras sufrir una grave lesión que cortó su progresión. Kumbulla desprende humildad y honestidad, valores que le han hecho encajar a la perfección en un equipo muy joven. En su erasmus en Barcelona (salvo sorpresa solo estará un año) buscaba volver a ser el que un día fue. Y parece estar cerca de conseguirlo.

Etapa con Mourinho

Siempre te dice la verdad a la cara. Y a cualquiera, seas capitán o uno de los jóvenes”

¿Cuál es su primer contacto con el fútbol?

En mi pueblo en Verona a los cinco años, con mis amigos. Me gustaba mucho, así que a los 9 años entré en la cantera del Verona. Pasé por todas las categorías hasta llegar al primer equipo.

¿En qué momento vio claro que podría ser futbolista?

Cuando tenía 14 o 15 años. Ahí empecé a verlo de forma diferente. Hasta entonces era un juego, pero empecé a verlo como un trabajo porque mucha gente me animaba y confiaba en mí para lograrlo.

¿Quién le animó más?

Mi padre ha confiando siempre en mí. Siempre creyó que podía ser profesional. Nunca se perdía un entrenamiento o un partido. Me llevaba y me traía, siempre estaba ahí, también fuera de casa.

¿Es por él que es usted italiano?

Mi padre llegó a Italia hace 30 años. Se fue en barco desde Albania porque no tenía calidad de vida. Empezó trabajando en la construcción y después fue mejorando poco a poco.

¿Cómo fue su infancia?

Mi padre nos lo ha dado todo a mí y a mis hermanos. No podíamos gastar mucho, claro. No había mucho dinero. Pero nunca tuvimos problemas para comer.

Pese a haber nacido en Italia, usted se considera albanés.

Albania es mi selección y mi país. Nací en Italia, pero mi familia es albanesa y crecí con la cultura albanesa.

En su debut en la Serie A con el Verona fue una de las sensaciones de la temporada. De pronto, Inter, Lazio y Roma se pelean por usted. ¿Cómo lo vivió?

Era muy joven. No pensaba mucho en lo que pasaba. Solo pensaba en jugar, en entrenar y en el equipo, no en lo que se decía de mí.

Fue el Roma el que pagó 30 millones por usted; en aquel momento entrenaba al equipo José Mourinho. ¿Cómo le fue con él?

Es un entrenador que siempre te dice la verdad a la cara. Te dice si lo has hecho bien o si has jugado mal. Sin ningún problema. Y a cualquiera, seas capitán o uno de los jóvenes. Con él mejoré yo, pero también el equipo mejoró su carácter. Nos crecimos para conseguir más objetivos.

¿En qué le ayudó?

Me ayudó a madurar como jugador, para ser más listo en el campo. Ahora veo el fútbol de manera diferente a antes de estar con él.

Después de dos buenos años se rompe el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. ¿Cómo le afectó esa lesión?

El primer mes y medio tenía mucho dolor, no podía ni caminar sin muletas. Para un deportista como yo, ver que no puedes ni caminar fue muy difícil. Al principio no podía flexionar la rodilla y tenía que trabajarlo. Pero todo esto me ha ayudado a madurar más.

¿Qué fue más duro, lo físico o lo mental?

El momento mentalmente más difícil fue cuando volví a entrenar con el equipo. Quería volver a hacer lo que solía hacer antes, pero tu cuerpo no puede, no te deja. Necesita tiempo para volver a ser el de antes. Después de ocho o nueve meses necesitaba ir poco a poco.

Recurrió a ayuda psicológica, ¿qué buscaba?

Quería que me ayudaran a disfrutar del fútbol de nuevo. Muchos jugadores caen en depresiones por pasar de jugar a ni entrenarse. Es importante poder hablar con alguien. Puede ser un psicólogo o tu novia. Pero necesitas sacarlo.

¿Y le sirvió?

Me ayudo mucho a madurar y he transformado mi recuperación en un reto personal.

¿Por qué eligió el Espanyol?

La charla con Manolo (González) y con Fran (Garagarza) fue decisiva. Sentía que me querían tener. Y era lo que yo necesitaba. Para un jugador eso es lo más importante.

¿Han cumplido?

Después de un año y medio lesionado… he jugado más partidos en estos seis meses que en los dos últimos años. La confianza del entrenador y los compañeros ha sido muy importante.

¿Qué le ha aportado Manolo González?

La persona es lo más importante. Por supuesto también es un buen entrenador. Pero cuando al empezar vi que era buena persona, para mí nuestra relación ya empezó bien. Además tiene mucha garra. Te da mucho. Lo que él dice lo sientes como tuyo. Te transmite mucho. Yo lo veo así, pero también la afición, por eso le quieren tanto.

Se ha convertido usted en un referente. ¿Se ve como un líder?

Sí me considero un líder. Me gusta ayudar y hablar a los compañeros. Pero los líderes del equipo son los capitanes.

¿Le gustaría seguir en el club?

En el Espanyol he encontrado la felicidad que buscaba. Estoy en una ciudad fantástica, la afición nos apoya siempre. Con el equipo y el entrenador me siento bien. Estoy muy feliz después de dos años muy difíciles. Pero de momento estoy concentrado en el equipo. No puedo decir ni que sí ni que no, lo veo muy lejos.

En el Espanyol le quieren.

Después de la lesión que tuve he madurado en mi forma de pensar. Tengo que pensar semana a semana. No veo más allá. Ahora estoy concentrado en salvar al equipo.

¿Qué les ha dado la victoria contra el Valladolid?

Mucho ánimo y entusiasmo, que lo necesitábamos, para trabajar mejor. El equipo está bien.

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