El etíope Kenenisa Bekele, una auténtica leyenda, siempre lo susurra entre bastidores. “Si yo hubiera corrido en pista con las zapatillas de ahora habría ganado un segundo por vuelta”. Palabras mayores. Batió su récord del mundo de 10.000 metros con unos fenomenales 26m17s53. 10.000 metros son 25 vueltas a una pista al aire libre de 400 metros. Vaya, que según él habría bajado ampliamente de los 26 minutos, algo que nunca ha hecho nadie jamás. Viene esto a colación de que el gran Bekele, actualmente fajándose en los mejores maratones del mundo, perdió en la madrugada de este sábado el último récord del mundo que todavía ostentaba, el de los 5.000 metros en pista cubierta.
Fisher se hizo con el récord en Boston por más de cinco segundos
El encargado de borrarle de los libros (de la memoria será imposible) fue el estadounidense Grant Fisher. Lo hizo en Boston y de una manera estratosférica. Se hizo con la plusmarca por más de cinco segundos, parando el crono en 12m44s9 por los 12m49s60 que en su día firmó Bekele. Un tiempo brutal. Fisher, que la semana pasada había hecho lo propio con el récord mundial de 3.000, demostró estar de dulce, mejor que en los Juegos de París, cuando se colgó dos bronces. Mandó al limbo el tiempo de Bekele, vigente desde el invierno del 2004, y lo hizo corriendo en solitario desde el ecuador de la carrera. Sus parciales fueron todos estupendos. Como los grandes atletas, el mejor 1.000 fue el último (2m31s2).
Segundo fue otro notable el francés Jimmy Gressier, que quedó lejos pero que batió el récord de Europa con 12m54s92.