Con una aparente facilidad insultante, Marc Márquez ha empezado a poner la directa hacia el título mundial ya desde el primer capítulo, en el GP inaugural de Tailandia. Arrasó en la clasificación para llevarse la pole, y aplastó sin contemplaciones en la carrera Sprint, dejando atrás desde la salida a su hermano Àlex y a su compañero, Pecco Bagnaia, segundo y tercero.
De modo que el 93, el gran favorito a la corona del 2025, toma el liderato del Mundial, algo que no vivía desde la última carrera del 2019 en Valencia, el último año que fue campeón. 1.931 días después vuelve a mandar en el campeonato.
“Estoy feliz, estoy relajado. Ha sido un sábado perfecto. La guinda es el segundo puesto de mi hermano”, celebraba el pluricampeón.

Los hermanos Márquez se funden en un abrazo de felicidad
'Pole' para empezar
Marc Márquez se adueñó de la primera posición de salida con un único intento, en su tercer giro; la 67.ª pole de su carrera
Todo se le empezó a poner en su sitio a Marc Márquez desde la sesión de clasificación matinal. No dejó lugar a la duda. Bagnaia marcó la primera mejor vuelta, le replicó Àlex Márquez, y a continuación lo hizo el 93 en su tercer giro rebajando una décima y media a su hermano. Suficiente.
Ahí finiquitó la sesión, pole en el bolsillo, la 67.ª de Marc en MotoGP, que le permitía salir en primera posición en la Sprint y en la carrera dominical. A su lado, su hermano Àlex, y en la tercera pintura, su vecino y máximo rival por el título, Bagnaia.
La salida
El 93 conquistó el primer ángulo con un buen arranque y empezó a largarse, con su hermano de escudero tapando a Bagnaia
En la carrera corta, a 13 vueltas al trazado de Buriram, bajo un calor asfixiante, Marc comenzó a dominar desde la salida. Arrancó a la perfección, conquistó el primer ángulo y empezó a tirar con fuerza sin mirar atrás. Su hermano Àlex cedía el segundo puesto en los primeros metros a Bagnaia, pero le recuperaba la posición en la frenada de la segunda curva, para situarse detrás de Marc y hacer de pantalla entre las dos Ducatis rojas.
Sorprendió Ai Ogura, el novato japonés, campeón del mundo de Moto2, que de 5.º (gran Qualy) pasó al 4.º puesto, detrás del subcampeón. Y decepcionó Pedro Acosta, que de 7.º cayó al 10.º en la salida, y se obligó a remontar desde muy atrás.
Al frente de la carrera corta, con un ritmo altísimo exhibido en los ensayos, Marc Márquez se distanciaba a cada vuelta unas milésimas. Al cruzar el ecuador (v. 7/13), el pluricampeón de Cervera ya acumulaba 1,1 segundos a su hermano y 2,4s a Bagnaia. Lo tenía todo bajo control. Ninguno de los dos lo inquietaba lo más mínimo. El 93 fulminó la emoción y dejó sin historia las 13 vueltas. Los 9 primeros puntos al saco en su segunda victoria de Sprint (la anterior fue en Aragón 2024).
Marc levantaba el puño al aire y se golpeaba el pecho en señal de superioridad, de dominio: ha vuelto el rey.
Detrás de Marc no se movieron las posiciones de la salida: Àlex firmó un gran segundo puesto, Bagnaia fue tercero, Ai Ogura acabó cuarto, con Morbidelli quinto, y Acosta escaló del 10.º al 6.º puesto.
Ya he logrado la primera victoria al Sprint, la primera pole y mañana tengo que estar en el podio, y si puedo, luchar por la victoria"
“Ha sido el sábado perfecto, la sensación es fantástica con la moto, soy capaz de mantener la constancia. Muy contento de empezar la trayectoria con Ducati Lenovo de esta manera. Ya he logrado la primera victoria al Sprint, la primera pole y mañana tengo que estar en el podio, y si puedo, luchar por la victoria”, comentaba Márquez al bajarse de la Desmosedici con la alegría de nuevo en la cara.
“A pesar de que el fin de semana está yendo muy bien, no quería sorpresas. Cuando he visto la diferencia con Àlex he podido seguir con unos tiempos bastante cómodos. Espero ser más constante en la carrera de mañana”, explicaba el de Cervera al micrófono de Dazn.
“Intento estar centrado en lo mío, no es verdad que vaya a arrasar. Un error pequeño puede costar muy caro. No debo hacer más de lo que siento. En la carrera, si me encuentro como hoy tiraré, sino, calma”, se recetaba Márquez huyendo de la euforia.