Àlex Palou, el gran héroe americano

Análisis

El primer y único español que ha ganado las 500 Millas de Indianápolis, además de las Indycar Series, renunció dos veces a la F1 para cumplir su sueño

Àlex Palou hace historia al conquista las 500 Millas de Indianápolis

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Àlex Palou besa la yarda de ladrillos del Indianapolis Motor Speedway, siguiendo el ritual del ganador de las 500 Millas  

JUSTIN CASTERLINE / AFP

Caprichos del calendario, el domingo 25 de mayo se disputaban dos carreras legendarias, dos de los engarces de la Triple Corona del automovilismo, el GP de Mónaco de F-1 y las 500 Millas de Indianápolis. En el principado, via crucis del sopor con triunfo anodino de Lando Norris. En la capital de Indiana, victoria heroica de Àlex Palou tras sortear rivales, averías, doblados y percances en las 200 vueltas al oval. Ironías del destino, podrían haber sido compañeros en McLaren, pero afortunadamente Palou renunció por segunda vez al gran circo: plantó a la escudería con la que tenía un contrato para el 2023 como reserva de Norris y Piastri, y se quedó en la Indycar, su tierra prometida.

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Palou, con su mujer, Esther, y su hija Lucía 

JUSTIN CASTERLINE / AFP

Àlex lo tenía claro desde pequeño: “La F-1 no era ni un sueño ni la principal prioridad; está bien pensarlo de niño, pero cuando te das cuenta de lo que hace falta para llegar, y no solo resultados (tener el mejor coche, el mejor equipo, patrocinadores...), ya lo ves. Vengo de familia modesta y llegar al karting ya era la hostia”, se sinceraba Palou a La Vanguardia.

“No me planteo ir a la F1; lo que me gusta más es competir en las carreras, ganar, es como me lo paso bien. La F1 es el máximo nivel del automovilismo, pero sobre todo lo es para las marcas, por los diseños de los coches, por los motores, la aerodinámica... Y en cambio, la Indycar es old school, es solo un campeonato de carreras, todo está más igualado y todos tienen la misma oportunidad de ganar. A mí me gusta ganar carreras, estoy muy contento aquí (en la Indycar), y me quedaré seguro. Donde mejor puedes estar es donde eres feliz”, reflexionaba a este diario.

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Àlex Palou celebra el triunfo en las 500 Millas de Indianápolis subido a su coche 

AJ Mast / Ap-LaPresse

Al chico siempre le llamó la atención la Indycar desde que veía a su padre, Ramon, mirar las 500 Millas por la tele... “Es un campeonato de verdad, uno de los más complejos; necesitas ser rápido en todo tipo de circuitos”. Así fue como Àlex, de la generación de Carlos Sainz, Leclerc y Verstappen, escogió el camino menos convencional, prácticamente el único que le quedaba “para mantener las opciones de ser piloto profesional”: emigrar a Japón con 19 años.

Àlex tiene oficio de piloto y un potencial acojonante. Estoy convencido de que es el siguiente que llegará a la F-1 si todo está en su sitio y él cumple”

Adrián Campos

Tras brillar en el karting –“era el único piloto al que se le veía progresión en España; era nuestra perla”, decía Vicenç Aguilera cuando era presidente del Circuit de Barcelona y responsable del programa Joves Pilots–, se subió a los monoplazas de la mano de Adrián Campos, que veía en él a otro Fernando Alonso en potencia. “Àlex tiene oficio de piloto y un potencial acojonante. Estoy convencido de que es el siguiente que llegará a la F-1 si todo está en su sitio y él cumple”, auguraba el valenciano a este diario. 

Pero ni dispuso de los medios –sus padres no podían costear los 700.000 euros que costaba un curso de GP3–, ni Palou obtuvo buenos resultados en el antepenúltimo escalón previo a la F-1. Así que optó por explorar la vía japonesa. Y de allí a hacer las Américas.

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Palou festeja con el equipo Chip Ganassi la victoria en la 109.ª edición de las 500 Millas 

Chris Jones / EFE

Palou ha tenido que hacer muchas maletas, dejar de ver a la familia, llamar a muchas puertas, ser tozudo y más trabajador que nadie. Su progresión ha sido asombrosa: en 5 temporadas, tres coronas de la Indycar (2021, 2023, 2024), la cuarta en camino (es líder con 115 puntos sobre O’Ward, con cinco triunfos en seis carreras), y la Indy500. Ningún español lo logró. Ni Alonso.

¿El secreto? Altas dosis de trabajo conjugadas con talento, con la confianza que da la continuidad de un mismo coche y un mismo equipo, el Chip Ganassi, con la “inteligencia en la gestión de las emociones” –señala su padre–, y lo que Oriol Servià llama el “diseño 100% Palou”: tener el olfato para este negocio, “sin hacer ruido estar allí arriba, sin errores, colocándose bien, evitando problemas”. 

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Palou, homenajeado en el segundo cuarto del partido de la NBA en el Gainbridge Fieldhouse de Indinana 

GREGORY SHAMUS / AFP

Así, con discreción, se abre camino el gran héroe americano, que ayer fue homenajeado en la pista de los Indiana Pacers durante el partido contra los Knicks, y hoy abrirá la Bolsa de Nueva York con el tradicional toque de campana. Prerrogativas del campeón de las 500 Millas.

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