El reto contracultural al que se enfrenta Miki Oca en su sigiloso desembarco en China

Waterpolo

El exseleccionador lleva desde abril con el equipo femenino tras aceptar una oferta irrechazable. “Allí, las que no valen para otros deportes, las envían al waterpolo”, relata Chava Gómez, exasistente en China.

BARCELONA, SPAIN - JULY 31: Miki Oca, head coach of Spain reacts during the Women's Water Polo Semifinal Round between Spain and Hungary during day twelve of the 15th FINA World Championships at Piscines Bernat Picornell on July 31, 2013 in Barcelona, Spain. (Photo by Alexander Hassenstein/Getty Images)

Miki Oca 

Alexander Hassenstein / Getty

Se marchó sin despedidas, sin lágrimas ni mensajes de whatsapp, simplemente con un comunicado de agradecimiento. No hizo ruido, como ha sido habitual desde que asumiera el cargo de seleccionador del equipo de waterpolo femenino en 2010 y, 14 años después, pusiera el broche con el oro olímpico en París a una carrera inigualable. Miki Oca siempre ha huido de las celebraciones. “De jugador le gustaban las cámaras, era extrovertido. Por eso, dejó el waterpolo para ser modelo. Ahora ha cambiado mucho”, explica uno de sus excompañeros. Y así, desde el pasado abril, el madrileño de 55 años ejerce como nuevo seleccionador de China.

Todavía no ha sido anunciado oficialmente por la federación, que pretende presentarlo en los Mundiales de Singapur en julio, pero Oca ya lleva dos meses en el cargo. No ha ido solo. En un primer momento incorporó a Mirko Blazevic, especialista en técnica individual que ya le ayudaba desde 2017, y ahora ha añadido a Ángel Andreo, quien fue presentado como mano derecha de Jordi Valls, el sustituto de Miki Oca, pero ahora ya se le ve en China por lo que publica en sus redes sociales. En la Superfinal de la World League, celebrada en Shanghai en abril, el exseleccionador lo vio todo desde la grada y después empezó el trabajo en el agua. Su fichaje llevaba meses gestándose.

Cuando acabaron los Juegos, la idea de Miki Oca era seguir otro ciclo olímpico. Y así, con la desconexión propia tras la adrenalina de París, se llegó a noviembre, cuando China llamó al seleccionador. No era la primera vez que el madrileño era seducido por otro país con un contrato que multiplicaba lo que ganaba en España. Pero ahora era diferente. Aquí lo había conseguido todo. Había tocado techo y la Selección debía renovarse tras la maternidad de Judith Forca y Maica García, la retirada de Laura Ester o de Pili Peña, y la aparición de nuevas júniors. Miki deshojó la margarita. Y un 18 de diciembre, tras la ausencia sintomática en la despedida de Laura Ester, hizo oficial su adiós.

El frenético diciembre en el que se gestó su marcha

El exseleccionador español anunció que no renovaba mientras cavilaba una gran oferta 

La oferta de China era de aquellas irrechazables, una aventura distinta tras una vida ligada al waterpolo español. El deporte es una cuestión de Estado en China y no se escatima en gastos, como se ha visto en la contratación de otros técnicos prestigiosos como el de Anna Tarrés, asesora del equipo de natación artística, o el gurú de la natación australiana Michael Bohl, que en medios de su país señalan que su sueldo puede acercarse al millón de euros por moldear a súper talentos. El waterpolo no es la natación, pero China pretende encontrar el camino para rescatar un equipo que sigue anclado. 

Allí las jugadoras empiezan de pequeñas en el waterpolo porque las echan de otros deportes. El waterpolo es la última opción, no les gusta”, relata Chava Gómez, que fue asistente de la selección china en los ciclos olímpicos de Tokio 2020 y París 2024. “No hay una liga y solo se juega en seis o siete provincias. Apenas hay 300 jugadoras. Están concentradas todo el año y no compiten, y ese el principal problema”, explica Gómez, que apunta que “apenas juegan diez partidos en un año”.

“Están concentradas todo el año, pero apenas compiten, ese es el problema”

Chava GómezExasistente de la selección femenina china
Miki Oca conversa con sus jugadoras, este jueves en Eindhoven

Miki Oca conversa con sus jugadoras, este jueves en Eindhoven 

Sem van der Wal / EFE

Uno de los retos de Miki Oca será el de suplir esa inexperiencia y revertir una cultura de trabajo que, para su excompañero Chava Gómez, es equivocada: “Su estilo de entrenamiento es salvaje, requiere muchas horas. Si aquí se entrenan unas cuatro horas, allí se van a seis o siete, muchas horas de natación y eso psicológicamente, pesa”, detalla Gómez, a lo que asiente también Dani Ballart, entrenador del CN Mataró, quien puntualiza: “Lo más difícil es la toma de decisiones. Si no hay liga y juegas poco...”. “Falla el sistema, no el entrenador. Ellos creen que su método es infalible y les falta mucha creatividad”, añade Gómez.

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Miki Oca tiene carta blanca para poder canalizar los recursos que le da la federación china. Ya tiene allí a parte del equipo de trabajo que le acompañó en sus éxitos con España. Y su palmarés le avala: nadie ha ganado más que él en el deporte español en su etapa de jugador y entrenador (dos oros y tres platas olímpicas). Y sin hacer ruido.

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