Si cualquier gesto de Simone Biles, la gimnasta estadounidense más famosa de la historia, supera el filo de la cotidianidad, imagínense si se le añade una crítica a una ley de Donald Trump en los momentos de zozobra que está viviendo con su amigo (ya enemigo) Elon Musk y ese ruido que acompaña su mandato. El cóctel no puede ser más explosivo, y eso ha recorrido Estados Unidos a través de la red social X, y pone de nuevo encima de la mesa uno de los asuntos sin resolver del deporte olímpico, la transexualidad. Los límites que tanto cuesta definir.
El exdirector adjunto del Comité Olímpico Internacional (COI), Pere Miró, lo sintetiza de forma magistral cada vez que interviene: “Por un lado, queremos incluir, que es uno de nuestros valores. Todos deben tener su lugar, pero, por otro lado, debe haber un fair play, es decir, que la competición sea justa y exista una igualdad de competir con las mismas condiciones”. Aquí está la madre del cordero. En los Juegos de Tokio 2020, los de las gradas vacías y la COVID, la haltera neozelandesa Laurel Hubbert fue la primera en participar. No pasó de ronda. Se generaron múltiples debates, pero no llegaron a más porque no se colgó medalla. Solo el éxito aviva la polémica. Aquello fue un experimento.
La exnadadora Riley Gaines, de amplio recorrido y éxitos universitarios, encendió la mecha este viernes. Lanzó un mensaje en el que se refirió de la siguiente manera al equipo de sóftbol Champlin Park High School, que tiene un niño trans en sus filas, Marissa Rothenberger. “Era de esperar –la victoria del equipo- cuando tu estrella es un niño”. Simone Biles no tardó en reprenderla de forma contundente: “Eres una perdedora resentida. Deberías apoyar la comunidad trans y quizás encontrar la manera de que los deportes sean inclusivos o crear un nuevo espacio donde las personas trans se sientan seguras. Quizás crear una categoría transgénero. Pero tú, no apoyas, haces bullying...”. La dialéctica fue kilométrica, con opiniones a favor y en contra de la de Biles.
La ley de Donald Trump al llegar a la presidencia
Firmó la orden ejecutiva 'Mantener a los hombres fuera de los deportes femeninos'
Trump creó este caldo de cultivo. Una de sus primeras medidas al acceder a la presidencia de EEUU fue la de firmar la orden ejecutiva 14201, cuyo título era ‘Mantener a los hombres fuera de los deportes femeninos’. El líder mundial se expresó así: “La izquierda radical ha emprendido una campaña sin cuartel para borrar el concepto de sexo biológico y sustituirlo por ideología transgénero militante. Con esta orden, la guerra contra el deporte femenina ha acabado”.

Elon Musk y Donald Trump.
Esa normativa afectaba a la competición doméstica y pretendía acabar con casos como el de Lia Thomas, la nadadora transgénero que, tras la pandemia, consiguió ganar competiciones de la NCAA, batir récords universitarios de Katie Ledecky y postularse para participar en competiciones nacionales y Juegos Olímpicos. Su caso dio la vuelta al mundo y movilizó al movimiento anti-trans, pero también a voces científicas que demostraban las ventajas competitivas de vivir una adolescencia como un hombre y luego ser transgénero, aunque luego se sometieran a tratamientos de reducción de testosterona.
El caso de Lia Thomas
Superó un récord de Ledecky, pero World Aquatics creó una norma que la dejó fuera
Tan lejos llegó el miedo a que Thomas llegara a unos Mundiales o Juegos Olímpicos que World Aquatics realizó un Congreso en 2022 en Budapest para determinar, con el aporte de médicos y científicos, los límites de estas deportistas. Y sus medidas no dejaron discusión de su postura, aunque les avale la ciencia.
“Solo pueden participar aquellos que no han experimentado una parte de la pubertad masculina, esto son los 12 años. Después será tarde y el nivel de testosterona será elevado”, concluyeron. Según los estudios, disfrutar de una pubertad plena siendo un niño te ayuda a tener “masa muscular, más capacidad de absorción de oxígeno, los órganos son más grandes, las manos son más grandes para agarrar el agua y saltan más lejos”. Una medida que fue complementada con el intento de crear la categoría de natación transgénero. World Aquatics lo probó en una Copa del Mundo, en Berlín, sin inscripciones.
Las medidas de Trump tienen la intención de ‘proteger’ el deporte femenino, pero al mismo tiempo dejan de lado a los deportistas transgénero porque no se crean competiciones para que puedan desarrollarse. Y Simone Biles, enzarzándose en las redes, ha dejado clara su opinión, clave en un país que albergará los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, en 2028, donde podrían participar trans debido a las flexibles normativas del Comité Olímpico Internacional –en consonancia con las federaciones internacionales- con Trump como gran actor en el Olimpo.