Entre la derrama y la deuda

El entorno

El socio del Barça, sumido en un mar de medias verdades que no aclaran el cómo y el cuándo del traslado al nuevo Spotify Camp Nou, se muestra intranquilo por saber de qué manera repercutirá en su maltrecha economía doméstica el coste de construcción del Espai Barça. Los más veteranos, la gran mayoría miembros del Senado barcelonista, todavía recuerdan la aportación que tuvieron que realizar para hacer frente al desfase económico que provocó el precio de construcción del nuevo estadio. Los 66 millones de pesetas de coste previstos por la empresa constructora Ingar en 1955 se acabaron convirtiendo al final de las obras en 288. Una acción que resultaría insuficiente porque de los 87 millones que se tenían previstos recaudar se obtuvieron solamente 76. Por lo que el club no tuvo más remedió que verse obligado a traspasar al Inter de Milán a Luis Suárez, la gran figura del momento, por la cantidad récord de 25 millones, con todo el perjuicio deportivo que representó pasar un desierto interminable de catorce años para ganar una sola Liga.

Casi veinte años después de aquel suceso, en 1979, con la reciente llegada de Núñez a la presidencia, ante la crítica situación financiera del club, asfixiado por el alto coste de las pólizas de crédito, se le pidió a los 66.000 abonados el pago adelantado de una anualidad de sus localidades , que serían retornadas durante 5 años sin el pago de interés crediticio alguno. Ambas acciones resultan insuficientes en la actualidad porque en el caso hipotético que se solicitará a cada uno de los 140.000 socios censados actualmente el préstamo de 1.000 euros, no se superaría la suma de 140 millones. Una cifra muy alejada de los 2.800 millones que se prevén de coste final las obras del nuevo Camp Nou, sin que se contemple dentro de estas previsiones el coste de un nuevo Palau Blaugrana.

Por ello, la estrategia de la actual junta, con la finalidad de evitar la medida impopular y, a la vez insuficiente, de sangrar al socio. con la aplicación de una derrama, es la de llevar al club a una situación financiera de deuda permanente, como la que soportan la gran mayoría de países y de las grandes corporaciones económicas. Una prueba de esta estrategia de patadón hacia delante es la reciente concesión de un nuevo crédito de Goldman Sachs de cerca de quinientos millones, que se sumarán a los mil cuatrocientos cincuenta concedidos por el mismo grupo inversor al inicio de las obras, que los convierten en los propietarios virtuales del club, del que obtienen alta rentabilidad por el pago de los correspondientes intereses, situados por encima del precio de mercado.

Sin embargo, con el diferimiento de la deuda no se evitará el correspondiente aumento de unos abonos, que son las cuotas más económicas de la gran mayoría de equipos de Primera División. Con el valor añadido que significa la revalorización que les repercutirá cuando las obras del maravilloso nuevo estadio estén finalizadas completamente. Fecha que no conoce ni el propio Messi. Convertido el astro argentino, en el protagonista de la última media verdad presidencial, al querer que la fecha de la inauguración del Spotify Camp Nou coincida con el partido de despedida del mejor futbolista de la historia del Barça.

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