Después del lamentable espectáculo que nos ofreció el extraordinario jugador de tenis Daniil Medvédev podemos tener múltiples reacciones. La primera y más común es la de criminalizarlo. Pero si vamos a expertos en tenis nos damos cuenta que todos hablan de que necesita ayuda. Si conoces a este jugador y sigues su ruedas de prensa te das cuenta que seguramente son de las más interesantes, ya que sus reflexiones sobre lo acontecido en los partidos muestran una gran capacidad de reflexión. Pero está claro que últimamente esa no es la senda que sigue Daniil.
Estamos viviendo una época donde la sociedad no para de moverse en el entorno de las emociones y muy poco de las reflexiones. Incluso el otro día leía un artículo en donde se demostraba que en la literatura y artículos publicados actuales, el uso de las palabras relativas a la emoción han ido desbancando a las relativas a la reflexión. Y la paradoja más grande es que seguramente es la etapa de la humanidad donde se suscitan más alteraciones mentales. Es cierto que las emociones son apasionantes en la medida que nos hacen sentir vivos, pero uno con la edad, se va dando cuenta que su importancia reside en que te lleven a la reflexión y poco a poco acercarte a tu yo y por lo tanto a la madurez.
Si consultamos con expertos en tenis nos damos cuenta que hablan de que necesita ayuda
Es muy triste que la frustración y la emoción que esto conlleva, nos lleve a actitudes violentas o de victimismo. Siempre me ha encantado oír la frase del gran Ortega y Gasset donde dice “ yo soy yo y mis circunstancias, sino las salvo a estas no me salvo yo”. Incluso es curioso pero si preguntas a la gente sobre esa frase, la gran mayoría solo sabe la primera parte. “Yo soy yo y mis circunstancias”. Lo cual suena más a un mensaje de justificación ante cualquier actitud de violencia o de victimismo. No podemos negar que hemos entrado en una etapa donde existe una gran incapacidad para convivir con la frustración. Cuando esos momentos que no son fáciles, deberían llevarnos a la introspección y a la reflexión para conocernos, mejorar y seguir con ilusión. En ocasiones para poner remedio a lo que nos frustra y en otras ocasiones, porque no puede ser de otra manera, para aceptarlas y saber convivir con nuestras incapacidades.

Daniil Medvedev en el US Open
Creo que todos circulamos por la vida con una mochila. Y en esa mochila podemos ir acumulando muchísimas emociones. A veces son positivas y a veces negativas, todas ellas pesan y pueden ralentizar nuestra marcha. Además ambas, las buenas y las malas, son grandes impostores que nos confunden. Las reflexiones trasladan las emociones a nuestro yo y así podemos tener la mochila más ligera y un yo mucho más potente. Está claro que Daniil debe parar, coger su mochila, descifrar esas emociones, fortalecerse y volvernos a deslumbrar con su maravilloso tenis.