Después de cerca de cuatro años y medio en el cargo, el FC Barcelona ha hecho oficial esta semana el relevo de Àlex Santos como director de comunicación del club azulgrana. Viendo los continuos cambios habidos en el despacho del dircom durante las presidencias de Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu (Pere Jansà, Ketty Calatayud, Xavi Martín, Albert Montagut, Albert Roura y Jaume Masferrer...), un total de seis durante once años, cabe considerar la permanencia del periodista de la agencia Efe como todo un récord de longevidad. Sin embargo, no seré yo quien pregone las excelencias de quien me puso en el punto de mira desde la misma campaña electoral, convencido de la victoria de su candidato presidenciable, Joan Laporta.
El sectarismo con el que se ha mostrado Santos en el desempeño de sus funciones se aleja sensiblemente de las virtudes conciliadoras que debe de poseer el designado para el cargo. Más amigo del palo que de la zanahoria, Àlex no ha sabido tender puentes de complicidad con los medios de comunicación, con el objetivo de tejer alianzas que fortalezcan la imagen de la entidad. Y eso, a pesar de disponer de un presidente favorable, que de empatía mediática anda más que sobrado, gracias a sus insuperables dotes comunicativas.
Por otra parte, no sería justo reconocer que el sillón de director de comunicación se ha convertido, con el estallido de las redes sociales, en una especie de silla eléctrica a la que han sido sometidos la gran mayoría de sus ocupantes. Todos ellos afectados por una presión extra y adicional, ejercida de manera interna por los propios directivos del club, deseosos de acaparar más protagonismo del que les corresponde. Dando pie a todo tipo de filtraciones interesadas que sabotean cualquier estrategia comunicativa, distorsionada por un sinfín de medias verdades.
Consumada la recompensada destitución de Santos, falta por saber la identidad de su relevo. En la casilla de candidato favorito parte con ventaja Gabriel Martínez, antiguo jefe de prensa del Banc Sabadell y recientemente nombrado como responsable de comunicación del área de fútbol del primer equipo del Barça. Toda una apuesta de Alejandro Echevarría, la persona que más decide, después de Laporta. Pero en este club no se puede hacer peor cosa que asomar la cabeza antes de tiempo, con el claro riesgo de ser decapitado.