Delgado, Aru y los grandes vuelcos de la Vuelta

Vuelta a España | 19.ª etapa

Antes de la jornada decisiva, Vingegaard coge una bonificación y amplía su ventaja sobre Almeida a 44 segundos

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Jonas Vingegaard y João Almeida charlan aprovechando la calma de la 19.ª etapa de la Vuelta 

Javier Lizón / EFE

El ciclismo siempre fue de los atentos, de los vivos, de los espabilados. Lo demostró una vez más Jonas Vingegaard en el sprint bonificado de Salamanca, a más de 55 km de la meta de Guijuelo, donde ganó el velocista Philipsen. El danés del Visma aprovechó la duermevela del pelotón para pasar segundo y coger 4 segundos de regalo. En un momento de astucia, el líder dejó la diferencia que debe defender en la Bola del Mundo sobre João Almeida (UAE) en 44 segundos.

Pillos y con chispa fueron en su día Perico Delgado y Fabio Aru, protagonistas de los dos grandes vuelcos de la general en la penúltima etapa de la Vuelta a España, siempre propicia para emboscadas en la sierra de Guadarrama. Ha habido más sorpassos tardíos en la ronda española pero no en etapas en línea sino en contrarrelojes: Kelly en 1988, Olano en 1998, Casero en el 2001, Aitor González en el 2002 o Heras en el 2003 en Abantos.

El UAE promete batalla

“Cada día João está mejor y más fuerte. Eso es lo que nos interesa a nosotros. Vamos a intentar ser agresivos”, avisa Matxin

Pero los de 1985 y 2015 son los dos ejemplos en los que debe fijarse Almeida y el equipo UAE para intentar un último asalto al maillot rojo antes de llegar a Madrid.

Dos puertos de tercera, uno de segunda, uno de primera y el final de categoría especial en la Bola del Mundo. Esos últimos tres kilómetros, una rampa de cemento con porcentajes que llegan al 23% y que prolongan Navacerrada hasta los 2.253 metros de altitud, no se suben desde el 2012.

“Cada día João está mejor y más fuerte. Eso es lo que nos interesa a nosotros. Vamos a intentar ser competitivos y sobre todo agresivos. No perdemos nada”, anuncia la batalla Joxean Fernández Matxin, el director del UAE.

Ninguno tan recordado como el ataque de Perico Delgado y Pepe Recio camino de las Destilerías Dyc, del que se han cumplido 40 años, para decantar la Vuelta de 1985. Y eso que Delgado estaba a más de 6 minutos en la general y ni siquiera parecía ser la primera opción del MG-Orbea, que tenía a Pello Ruiz Cabestany tercero.

Todo los ojos miraban a Pacho Rodríguez, del Zor, que solo se encontraba a 10 segundos del escocés Robert Millar. Pero aprovechando el marcaje, Delgado y Recio se aliaron y se marcharon por sorpresa. Nadie ayudó al líder y entre todos dejaron que la ventaja del segoviano creciese y creciese. El director del Peugeot se encontró la ventanilla cerrada de todos los coches. “Llegó a ofrecerme dinero si le ayudábamos en la persecución, pero le dije que el Teka no se vende”, confesó González Linares.

“Ha sido un triunfo de todos los equipos españoles porque nadie ha tirado a por mí”, exclamó Delgado, que dejó la etapa a Recio y sacó 6m49s a Millar.

El Visma tiene grandes escuderos

Robert Millar (ahora Philippa York) y Tom Dumoulin penaron por falta de equipo y perdieron todas sus opciones

Treinta años después, la etapa acababa en Cercedilla, y el Astaná del italiano Fabio Aru desbancó al neerlandés Tom Dumoulin con una gran ofensiva, ayudado por Landa y Luis León Sánchez, en Morcuera y Cotos. Apenas le separaban 6s pero el líder acabó por arrojar la toalla y perdió hasta el podio ya que cayó a la sexta plaza.

Ni Robert Millar (ahora Philippa York tras su cambio de sexo) ni Tom Dumoulin tenían suficiente equipo para controlar la carrera. Hace 40 años, el Peugeot tuvo un punto de mala suerte que fue fatal. En Cotos, la penúltima subida, el líder sufrió un pinchazo nada más empezar el puerto y sus compañeros Pascal Simon y Ronan Pensec tuvieron que hacer un sobreesfuerzo para reintegrarlo en el grupo de favoritos que les dejó vacíos para la gran batalla.

Hace una década, el Giant era un equipo pensado para los sprints con Degenkolb y Mezgec y no estaba preparado para defender el maillot rojo de Dumoulin, que estuvo totalmente solo.

Eso no le pasará a Vingegaard, con Jorgenson, Kuss y Tulett como grandes escuderos en el Visma. “No conozco la subida pero parece muy dura”, dice el líder. Los últimos 1.000 metros serán cerrados al público, no por las protestas que han marcado la carrera, sino para preservar la flora y la fauna de la zona.

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