No hay que montar ningún drama. La derrota del Barça contra el PSG entraba dentro de lo que era previsible tan pronto como el sorteo determinó la visita a Barcelona del vigente campeón de Europa que comanda Luis Enrique. Una derrota con dignidad, sin encajar una goleada, con la cabeza alta, pero que ha dejado al descubierto dos carencias del Barça que ahora mismo penalizan al equipo, especialmente en escenarios como el de la Champions.
Decepción de los jugadores del FC Barcelona en el partido ante el PSG
La primera es la carencia física. Los blaugrana acabaron el partido contra el PSG agotados, algunos mucho antes del silbato final o del cambio. La pérdida de la posesión de la pelota en la segunda parte castigó a los de Hansi Flick, condenados a correr más que el rival para intentar interceptar o robar. Una exigencia que no es habitual para el Barça pero que no tendría que suponer un problema para una plantilla joven a las órdenes de un técnico de quien se ha alabado especialmente el intenso trabajo casi militar de preparación física. Por eso, en este tramo inicial de temporada, no deja de ser sorprendente la cantidad de molestias, sobrecargas musculares y lesiones leves que castigan el vestuario blaugrana. La comparación sobre el césped con unos futbolistas del PSG que no han tenido pretemporada y que también tuvieron que sobreponerse a bajas muy significativas pone en evidencia que el Barça todavía tiene margen de mejora en el aspecto físico. Es una cuestión fundamental para tener siempre disponibles las mejores piezas para cada posición y es necesaria para contrarrestar la propuesta de los equipos -pocos, eso sí- que, como el PSG, te pueden obligar a hacer kilómetros para recuperar la pelota.
El Barça necesita recuperar la unión con la afición en el campo, necesita su animación
Y el otro elemento importante que el Barça necesita incorporar en este primer tramo de la temporada, y con cierta urgencia, es la química, aquella que se produce en un estadio de fútbol entre jugadores y afición que genera una magia a menudo determinante en un partido importante.
Este vía crucis interminable en el que se ha convertido el retorno al nuevo Camp Nou no ayuda. Los socios abonados las últimas temporadas en Montjuïc están teniendo preferencia para comprar entradas a precios que serían proporcionales al abono, cierto. Pero es un privilegio breve, fugaz, que los más malpensados dirán que está diseñado para que no tengan casi ni tiempo de adquirir unas entradas que acabarán a la venta general por un precio tres o cuatro veces superior. La consecuencia es un estadio que no va al unísono, donde por momentos gana en decibelios la resonancia de la grada visitante, como pasó el miércoles. El Barça necesita con urgencia recuperar la animación los días de partido. No entro ni en cómo ni en qué personas o grupos tienen que formar parte, pero el Barça necesita recuperar la química con la afición en el campo, necesita su animación.

