La temporada pasada, tras un buen arranque, la mala racha llegó en el mes de noviembre, con derrotas contra la Real Sociedad y el Las Palmas, sumadas al empate en Vigo contra el Celta. Solo un punto de nueves posibles, en lo que Hansi Flick definió como un “shit november”. Un año después la mala racha se ha adelantado al mes de octubre, en que se han perdido en la primera semana los dos choques disputados contra el PSG en la Champions y ayer ante el Sevilla, en la Liga. Si la derrota frente al equipo de Luis Enrique generó dudas sobre el nivel que ocupa el Barça respecto al poderoso conjunto francés, el estrepitoso 4-1 adverso del Sánchez Pizjuán fue más doloroso, por la manera en que se produjo. Los blaugrana fueron una caricatura de equipo superado por el empuje de los sevillistas, magistralmente dirigidos por su técnico Matías Almeyda, que repitió el mismo marcaje individual sobre Pedri, por parte de Agoume, como el que ordenó Luis Enrique al joven Zaire-Emery, el miércoles en el Estadi Olímpic.
No vale como excusa el calamitoso arbitraje de Muñiz Ruiz, que con la colaboración del VAR, se inventó un penalti de Araújo en un forcejeo con Isaac Romero, que el ex barcelonista Alexis Sánchez convirtió en el 1-0, para justificar la indolente imagen de los barcelonistas. Para colmo Lewandowski falló en el segundo tiempo una pena máxima que hubiera significado el empate a dos y con más de veinte minutos por disputarse. Fue solo un espejismo de una nueva remontada a las que tan acostumbrado nos tenía el vigente campeón. Porque a los locales les quedaba un último arreón para aprovechar los huecos que dejaba en defensa un Barça volcado desesperadamente en ataque para hacer subir dos goles más al marcador final de 4-1. A pesar de encajar semejante goleada, el portero Szczesny fue sin discusión el más destacado del bando culé. Las acertadas intervenciones del portero polaco y el espectacular remate de Rashford, que significó el 2-1 al filo del descanso, fueron los escasos brotes verdes que ofrecieron los barcelonistas, en una tarde extremadamente calurosa en Sevilla para estas épocas del año.
En esta ocasión y a diferencia de los anteriores partidos el Barça acusó la Lamine Yamal dependencia y la ausencia de Raphinha, los dos futbolistas con mayor desequilibrio de la plantilla. Junto al empuje de Fermín, que no encuentra recambio en un apático Dani Olmo. Por una vez habrá que agradecer el parón de los partidos de selecciones para frenar la mala racha y que octubre no se convierta en más shit . Aunque en el horizonte espera la visita al Bernabéu del día 26.