El Espanyol vive agarrado a su nube. A la celebración por su 125.º aniversario, culminada el martes con una gala en la Universitat de Barcelona, y a su buen inicio en la Liga, en quinta posición contra todo pronóstico, se unió este jueves un estreno exitoso en la primera ronda de la Copa del Rey gracias a un doblete de Kike García en el Camp d’Esports (1-2). Los blanquiazules evitaron con un triunfo sin brillo, más apurado de lo previsto, la sorpresa del Atlètic Lleida, de Segunda Federación.
Sabedor de los ingredientes que pueden envenenar estos duelos, en los que la ilusión del modesto rival pesa a veces más que su status futbolístico, Manolo González pidió en la previa a los suyos que “volaran” en la Terra Ferma, es decir sin relajación, porque si no se iba a llevar “un cabreo importante”. El entrenador se ahorró un enfado al ver la obediencia de sus once pupilos, entre ellos varios canteranos, que no negociaron una carrera en un terreno de juego en mal estado. Emular “el buen nivel” de juego de la Liga, otra exigencia del técnico, costó más.
Fortuño regaló el gol a un Atlètic Lleida que pudo forzar la prórroga con un chut al larguero
Los pericos pusieron una trabajada primera piedra para “llegar lejos” en la competición, como pidió también González, escarmentado de la eliminación del año pasado en Barbastro. El Espanyol, campeón cuatro veces del torneo, había jugado dos veces en Lleida en la Copa, eliminado en la visita en el 2001, pero esta vez se medía con el Atlètic Lleida, club fundado en el 2019 que está enemistado con el Lleida CF, heredero del histórico UE Lleida.
Los pericos parecían encarrilar el pase en el minuto 3 con un penalti injusto. Kike García probó un sombrero a Campins, que tocó el balón con el pecho pero el árbitro García Verdura creyó que fue el brazo. Sin VAR, Kike García transformó la pena máxima. Había hecho lo más difícil el Espanyol hasta que cometió un error grosero Fortuño, el portero que jugará la Copa como avanzó González. Al canterano se le escurrió un remate blando llovido del cielo y Aldo One dio una alegría a la parroquia local, mezclada entre la nutrida afición perica desplazada a Lleida. El empate no alteró el guion, con la posesión el Espanyol. Sin embargo, los blanquiazules anduvieron precipitados, con prisas por solventar la papeleta, y no sumaron ocasiones.
Todo cambió al inicio de la segunda parte. Apenas unos segundos tras la reanudación, El Hilali puso un gran centro al segundo palo que Kike García cabeceó a la red. Pese a que se le planteó un Everest, por debajo en el marcador y con un tanque de gasolina más pequeño que los pericos, los de Gabri ganaron metros ante su primer rival de Primera. El Espanyol pudo disfrutar de un segundo penalti, en una entrada sobre la línea de Sidibe a Salinas, pero el colegiado indicó fuera la falta, desperdiciada después por Koleosho. Sin ya nada que perder, el Atlètic Lleida jugó con los nervios de un conjunto perico que vio muy cerca la prórroga en un chut al larguero de Sidibe. El pitido final fue un alivio para los de González.
Por su parte, el Nàstic se despidió a la primera de la Copa tras caer a domicilio ante el Atlético Baleares, de Segunda Federación (2-0). Los mallorquines marcaron en su primer ataque en el minuto 5, un gol obra de Durán, y enterraron las ilusiones tarraconenses en el 82 con el definitivo tanto de Castell.
