El Barça o el día de la marmota

FC Barcelona

Flick no da con la tecla pero no se plantea renunciar a su estilo de defensa alta

Club Brugge's Portuguese forward #09 Carlos Forbs (L) shoots the ball past Barcelona's Polish goalkeeper #25 Wojciech Szczesny (C) to score the 3-2 goal during the UEFA Champions League league phase day 4 football match between Club Brugge and FC Barcelona at Jan Breydelstadion stadium, in Bruges, on November 5, 2025. (Photo by NICOLAS TUCAT / AFP)

Szczesny y Eric Garcia miran impotentes cómo la pelota elevada por Forbs se cuela en la portería en el tercer gol del Brujas

NICOLAS TUCAT / AFP

Los gestos de impotencia se repiten cuando el Barcelona encaja un gol. Otro más. Las caras son de no entender cómo es posible y porqué siempre a ellos. Hay frustración y hasta desesperación en sus aspavientos. La defensa blaugrana vive en el día de la marmota. Y no se ve ni el final del túnel ni se atisba la solución para detener la sangría de tantos en contra, muchos de ellos calcados.

El Barça se ha convertido en una maría para los rivales, que le han pillado el truco a la táctica del fuera de juego de Hansi Flick. El entrenador asiste atónito a la desintegración de las esencias que le llevaron a la cima la temporada pasada. Sin una presión bien organizada no se puede defender hacia delante y el invento que le dio la gloria se cae como un castillo de naipes, se torna en caricatura. Fruto de ese desaguisado, el Brujas le hizo tres goles pero tuvo otras dos ocasiones claras y en la recta final casi es beneficiado con un penalti y un cuarto tanto. El VAR anuló ambas acciones. Un empate salvado por la campana de las repeticiones y Lamine Yamal.

Hacía más de 12 años, desde enero, febrero y marzo del 2013, que los blaugrana no recogían la pelota de dentro de su portería en nueve partidos consecutivos. La última vez que este curso los blaugrana dejaron la portería a cero jugaban en el Johan Cruyff y aún era verano. Fue el 21 de septiembre contra el Getafe (3-0).

A pesar de que la sensación de fragilidad defensiva es evidente, Flick no se plantea una medida drástica y dar marcha atrás. El técnico alemán se mantiene firme en sus convicciones y no tiene intención de traicionar su libreto. No hay plan B. O, como en su día declaró Guardiola, el plan B consiste en mejorar el plan A.

“No soy el tipo de entrenador que lo cambia todo”, dice el alemán. Su plan B es mejorar el plan A

“Podríamos hablar de cambiarlo todo pero yo no soy ese tipo de entrenador que cambia”, afirma el germano con determinación. Su defensa alta es innegociable. “Vamos a seguir con nuestro estilo y nuestra filosofía pero tenemos que hacer las cosas mucho mejor”, pone como deberes a sus jugadores porque no piensa moverse ni un milímetro de su dogma. “Vamos a jugar con nuestro ADN, no queremos defender en bloque bajo y esperar una transición para ganar 1-0”, deja claro que no se replantea correr riesgos.

El cuerpo técnico va a insistir en la coordinación del momento de tirar la línea y en la energía de la presión de los de delante. Da igual que sea Vanaken en Brujas o Bellingham en el Bernabéu. Si un contrincante recibe entre líneas y puede pensar, girarse y dar el pase al espacio plantar la línea defensiva en el centro del campo por decreto se acerca a un suicidio, a una zaga de pandereta.

“Con dos pases nos llegan dentro del área y nos crean mucho peligro”, resume Eric Garcia, el elegido por su inteligencia por el técnico alemán para hacer de Iñigo Martínez, al que se le abrió las puertas para que se fuese a Arabia Saudó cuando faltaba una semana para empezar la temporada.

“El año pasado estoy 100% seguro de que el primer gol lo habríamos dejado en fuera de juego dos metros… o uno”, se lamentaba Flick del partido de Bélgica. En los dos últimos encuentros Cubarsí ha dejado su puesto a un Araújo en teoría más corrector para intentar cortar en caso de emergencia pero tampoco ha sido la tecla ya que el Elche también marcó y tuvo un poste en dos acciones rápidas de Rafa Mir. Antes fue el Real Madrid, el PSG y hasta el Sevilla.

Sin una presión intensa y organizada, el invento que le dio la gloria se cae y se torna en caricatura

De esos dos pases de los que habla Eric, el primero es el que deben impedir y, si no, entorpecer los delanteros. Ahí se está echando mucho en falta a Raphinha. Entre el compromiso del brasileño, implicado y generoso en el esfuerzo, y el de Rashford, que acaba de llegar, dista un mundo. El segundo de los pases citados por Eric es asunto de los centrocampistas y Fermín y ahora Olmo deben aplicarse porque un corto sprint suyo para recuperar la posesión es capaz de evitar un retorno de 50 metros a sus compañeros. Además De Jong, Casadó e incluso Araújo deben creérselo, no empezar a retroceder antes de tiempo y ser ganadores de duelos individuales en balones divididos.

“Si encajas tres goles es muy difícil ganar”, se escudaba De Jong. Sí y no. En Europa es habitual que el equipo local marque. El curso anterior el Barça recibió dos goles del Borussia, otros dos del Estrella Roja y hasta cuatro del Benfica pero los blaugrana siempre marcaban más. Todos deben ponerse las pilas para dejar atrás y salir del día de la marmota.

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