Pep Guardiola cumple hoy 1.000 partidos como entrenador y no se cumple un vaticinio pronunciado hace 17 años. “Dentro de 20 años, la elección de Guardiola para dirigir al Barça se estudiará en la Escuela de Negocios de Harvard como el caso de error más flagrante en la historia del fútbol”, profetizó José Ángel Sánchez, director general del Real Madrid, en el reservado del restaurante Chantarella, aledaño al Bernabéu.
Sánchez no es un cualquiera en el fútbol. Es muy probable que pueda pasearse por las calles de Madrid sin que nadie le reconozca. Detesta las fotos, no concede entrevistas, se sienta en la esquina de la última fila del palco del Bernabéu y es invisible para el gran público. En una era definida por el voyeurismo y la exposición mediática, Sánchez ha hecho del anonimato un arte. Es el ejecutivo más importante del fútbol mundial. Su caso debería de estudiarse en Harvard.
El director general del Real Madrid dijo en 2008 que la elección del Barça por Pep sería un error flagrante
Su profecía se escuchó en septiembre de 2008, en la última de las tres temporadas de Ramón Calderón como presidente del Real Madrid. Incluso en aquel interregno, Sánchez permaneció como director general. Por aquellas fechas, al Barça lo dirigía Pep Guardiola, promovido al cargo de entrenador después de una moción de censura a Laporta. La salvó por milímetros. El equipo había terminado tercero en la Liga, a 18 puntos del Real Madrid. Mourinho fue el elegido para rescatar al equipo de la crisis, pero a Mourinho le desagradó la relación consultiva de Laporta con Cruyff tanto como a Cruyff le ofendían los presupuestos futbolísticos del portugués.
Las palabras de Sánchez se escucharon alrededor de una mesa de cinco comensales, en vísperas del tercer partido del Barça en la Liga. Venía de sufrir una derrota contra el Numancia y un empate con el Racing de Santander en el Camp Nou, donde se vieron pañuelos al viento y amagos de bronca. En la prensa se había generalizado el tópico del entrenador inexperto, sin capacidad para dirigir al portaaviones, sin más recorrido que su buen trabajo en el Barça B, al que ascendió de la Tercera División –actual Segunda Federación– a Segunda B, ahora Primera Federación.
Josep Guardiola
El Barça acudió aquel fin de semana a Gijón, donde completó una obra maestra. Venció 1-6. Nueve meses después, había ganado la Liga, la Copa y la Champions League. Guardiola logró en 64 partidos lo que ningún otro entrenador había conseguido en la historia del club. Por el camino, el Barça marcó seis goles en el Bernabéu, donde las consecuencias fueron fulminantes. Florentino Pérez regresó a la presidencia, en medio de una sarracina interna y un dispendio sin precedentes. Fichó a Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema y Xabi Alonso para detener la ofensiva mundial del Barça. No tardaría nada en contratar a Mourinho para constituirle en el anticristo de Guardiola.
No hay duda de que en la Escuela de Negocios de Harvard se valora el éxito a través de la consistencia en los resultados y las fórmulas aplicadas para obtenerlos. Desde esta perspectiva, es el entrenador de mayor y más rápido éxito en la historia del fútbol: 40 títulos en 17 temporadas –se tomó un año sabático en la 2012-2013–, dirigiendo al Barça, Bayern y Manchester City, donde cumple su décima campaña.
Si la frecuencia de los títulos es inaudita, no lo es menos la influencia de las ideas. Una característica fundamental del fútbol radica en su capacidad para transformarse, ajustarse a nuevos patrones tácticos, económicos, comerciales, tecnológicos y geopolíticos. Por lo que se refiere a Guardiola su efecto ha significado una revolución de magnitud histórica.
En este siglo hay un fútbol anterior y posterior a Pep Guardiola. Desde 2008 lo ha impregnado de ideas que ahora son de uso común, incluso en países que culturalmente las desafiaban, caso de Alemania y, sobre todo, Inglaterra. No juegan igual los porteros, ni los laterales, ni los centrocampistas. Hasta el propio Guardiola se obliga a desafíos fascinantes: cómo, por ejemplo, incluir y aprovechar al gigantesco Håland en un equipo famoso por sofisticado y minimalista. En ésas anda ahora, a los 55 años, digamos que doctorado cum laude en Harvard.