En colaboración con CaixaBank

Retrato de Ander Cepas

Ander Cepas:
“Soy un chaval normal, con mis aciertos y defectos, que siempre intenta estar de buen humor”

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Apenas unos días después de cumplir 20 años, Ander Cepas estaba a punto de vivir una emoción reservada a muy pocos deportistas: recibir una medalla. Años de esfuerzo y disciplina culminaban aquel 7 de septiembre de 2024, cuando se colgaba la medalla de bronce en la clase M29 de tenis de mesa en los Juegos Paralímpicos de París. Pero aquella jornada vivió algo más que una recompensa deportiva.

La noche anterior, algunos de sus mejores amigos habían viajado en autobús durante horas para llegar a París y compartir con Ander la emoción del instante. “Tenerlos cerca cuando recogía la medalla fue muy bonito e inolvidable”, recuerda. Porque, qué duda cabe, los logros brillan mucho más cuando se comparten. Ese momento condensó todo lo que representa Ander: humildad, gratitud y una fuerza que nace de los demás. La constatación de que detrás de cada victoria hay esfuerzo, horas de entrenamiento y, sobre todo, muchas personas que creen en él.

Ander Cepas

“Tener a mis amigos cerca cuando recogía la medalla en los Juegos de París fue muy bonito e inolvidable”, recuerda el deportista

Desde pequeño, Ander entendió que el tenis de mesa no era solo cuestión de reflejos, sino también de actitud. Hay que leer el efecto, anticiparse el golpe y adaptarse al rival. “Es como el ajedrez, pero reaccionando en milésimas de segundo”, explica. “Siempre he sido un jugador que intenta llevarlo todo a su terreno”, asegura. “No regalo ningún punto”. Esa mentalidad lo ha llevado a ser el número uno del mundo en su categoría con apenas 20 años. Aunque él apenas le da importancia. De hecho, nos confiesa con sencillez durante la entrevista, “se me había olvidado comentarlo”.

Su entrenador, Rafa Taboada, habla de él con admiración. “La primera vez que vi a Ander entrenar aquí, en el Centro de Alto Rendimiento, me llamó la atención que era un chico muy inteligente, que controlaba todas las áreas de la mesa y su toque tenía tanta calidad que era superior al resto de los jugadores”, recuerda. Con eso compensaba cualquier limitación física. Pero más allá de su talento, lo que más valora de él es su carácter: educado, alegre, comprometido y siempre dispuesto a ayudar. Un jugador completo dentro y fuera de la mesa.

Una apuesta por el futuro del deporte

CaixaBank impulsa el crecimiento del deporte paralímpico apoyando a jóvenes talentos como Ander Cepas y alimentando su constancia, humildad y superación. Su implicación permite que nuevas generaciones de deportistas puedan centrarse en entrenar, competir y seguir soñando en grande.

El valor de creer en las personas

CaixaBank apuesta por las historias que inspiran. Porque detrás de cada medalla hay familias, entrenadores y equipos que creen en el talento. Su compromiso es reconocer el esfuerzo y dar visibilidad a quienes transforman el deporte con su ejemplo.

Un compromiso que trasciende los límites

Con su apoyo al Comité Paralímpico Español, CaixaBank contribuye a garantizar los deportistas puedan dedicarse a su carrera. Un impulso necesario para que cada atleta alcance su máximo potencial con las mejores condiciones posibles.

Inspirar a través del ejemplo

El camino de Ander demuestra que el éxito se construye con ilusión y trabajo en equipo. CaixaBank comparte esa filosofía. Hacer que el deporte llegue más lejos, que la pasión se contagie y que cada logro, grande o pequeño, sirva para inspirar a toda la sociedad.

Ander comenzó a jugar en el club de su ciudad, el Atlético San Sebastián, en Donosti. El punto de inflexión llegó cuando su talento lo llevó al Centro de Alto Rendimiento de Madrid, donde entrena hoy. “Desde que llegué al CAR, mi vida cambió”, cuenta. “Entrenar, vivir y compartir cada día con otros deportistas de élite me hizo profesionalizarme y mejorar”. Allí, el tenis de mesa se convirtió en una forma de vida. “Hemos aumentado las horas de entreno, la exigencia… y eso se nota en cada punto”.

El cambio no fue solo físico. Supuso un paso hacia la madurez, aprender a convivir lejos de casa, a ser autosuficiente y encontrar una nueva familia entre compañeros y entrenadores. Diego Lillo, amigo y compañero en el CAR, lo sabe mejor que nadie: “Siempre tiene una sonrisa, es imposible no llevarse bien con él”. Y con ese carácter no es extraño que sus triunfos se celebren como los propios: “Verlo ganar la medalla fue una alegría inmensa para todos”, rememora.

Ander Cepas

“La primera vez que vi entrenar a Ander”, asegura su entrenador, “me llamó la atención que era un chico inteligente, que controlaba todas las áreas de la mesa y su toque tenía tanta calidad que era superior al resto”

Lo cierto es que el talento se tiene y se entrena, pero la confianza se construye. Y el cimiento para Ander es el apoyo de quienes están detrás. La familia, los amigos, la Federación y también las entidades que creen en la inclusión como un valor real. CaixaBank ha sido uno de esos pilares. Su compromiso con el deporte paralímpico representa una apuesta por las personas que rompen barreras cada día. Gracias a este apoyo, deportistas como Ander pueden dedicarse a su pasión, acceder a recursos, concentrarse en mejorar y seguir inspirando a quienes vienen detrás.

Cuando el esfuerzo individual se une al respaldo colectivo, el resultado trasciende las medallas. “Somos muy conscientes de que sin estos apoyos sería muy difícil alcanzar los objetivos”, reconoce su entrenador. En el deporte de élite, las medallas no las gana una sola persona. Se ganan en equipo, con confianza y trabajo compartido. Y entidades como CaixaBank son muy conscientes de que acompañar a deportistas paralímpicos es también apostar por una sociedad justa, donde el mérito y la ilusión tengan las mismas oportunidades de brillar.

Ander Cepas

“Ander siempre tiene una sonrisa, es imposible no llevarse bien con él”, dice su compañero de entrenamientos y amigo Diego Lillo

Con apenas 20 años, Ander Cepas ya piensa en Los Ángeles 2028. “Quiero luchar por medallas en todas las pruebas y mejorar el bronce de París”, dice. En sus palabras hay ilusión, determinación y humildad. “Soy un chaval normal”, nos dice, “con mis aciertos y defectos, que siempre intenta estar de buen humor”. Pero si hay algo que lo define es, insiste, sobre todo, ser un luchador.

Ese espíritu fue el que le permitió superarse en París. Tras un mal inicio y quedar fuera en la prueba de dobles, confiesa que se vio “superado por la situación”. Y esa caída fue el inicio de su remontada. En la prueba individual cambió la mentalidad, dejó atrás la presión y se centró en el siguiente punto, en el siguiente golpe. “En cuartos decidí pensar solo en lo importante, la mesa, el rival y mi entrenador. Esa fue la clave”, cuenta. Aprendió que el éxito no es no fallar, sino saber recomponerse.

Y esa idea es la que quiere transmitir a quienes vengan detrás de él. “Mi consejo para los jóvenes que empiezan es que entrenen y se lo pasan bien”, dice. Porque el deporte, más allá de la competición, también enseña a superar obstáculos diarios. “Cuando tienes una discapacidad, hacer deporte te ayuda a mejorar la confianza, tu desarrollo; te vas a encontrar mucho mejor”, explica.

Para CaixaBank, el apoyo al deporte refleja su compromiso con la sociedad, promoviendo los valores del esfuerzo, la superación y la búsqueda constante de nuevas metas.

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