La hora de la oposición

El entorno

La inesperada visita con nocturnidad y alevosía de Leo Messi a las obras del Spotify Camp Nou, con su debida publicación en Instagram, dibujan un nuevo horizonte en el panorama electoral del FC Barcelona. La posibilidad de que el astro argentino pudiera implicarse en la carrera a la presidencia presenta un escenario que no se contemplaba hasta la fecha y más cuando se mantiene abierta la herida entre Joan Laporta y los Messi, que se sintieron utilizados por el actual presidente en las anteriores elecciones. El mensaje de Leo haciendo público el deseo de retornar al Barça cuando culmine su carrera como futbolista en Miami es un pase en profundidad para los opositores de Laporta, que tendrían en el mejor futbolista de la historia del club al mejor de los aliados para derrotar en las urnas al que muchos proclaman como el mejor presidente de la historia.

Transcurrida una semana de la rocambolesca visita del ídolo al que fue el escenario de tantas noches de gloria, nadie del frente opositor de la actual directiva se ha pronunciado al respecto. Quizás sea para esperar al acto de esta tarde en uno de los pabellones de la Fira de Montjuïc, convocado por Víctor Font, para presentar la plataforma transversal El Barça que volem , en la que el segundo candidato más votado en las elecciones del 2021 suma fuerzas con otros sectores del barcelonismo que se han manifestado contrarios a la continuidad de Laporta al frente del club. De la misma manera que Jan y su Elefant Blau tuvieron en Johan Cruyff al mejor aliado para erosionar a la figura de Josep Lluís Núñez, tras más de veinte años de mandatos presidenciales del constructor, los rivales de Laporta encontrarán en Messi el mejor de los aliados posibles en la causa para derrocar al abogado, de un cargo en el que podría llegar a sumar más de dos décadas.

Ha llegado por tanto la hora en que la oposición juegue todas sus bazas y la del apoyo de Leo Messi, no por inesperada, deja de ser la mejor carta para ganar en las urnas la próxima primavera. Porque de lo contrario, más valdría que no hubiera elecciones, porque la victoria del laportismo estaría más que cantada. Ahora, sin embargo, parece haber partido. Ya que después de “asados” y abrazos efusivos con maniquíes vestidos con su camiseta, Leo no se deja embaucar con la promesa de hacerle una estatua en el nuevo Camp Nou, junto a las de las de Ladislao Kubala y Johan Cruyff: la santísima trinidad.

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